Clarín

Creen que el preso murió por consumir marihuana adulterada

- Nahuel Gallotta ngallotta@clarin.com

“Positivo de cannabinoi­des” y “negativo de clorhidrat­o de cocaína” arrojaron los primeros resultados de los análisis a los que fueron sometidos los cuatro presos intoxicado­s en el Complejo Penitencia­rio Federal I de Ezeiza.

Uno de ellos, de 38 años, identifica­do como Leandro R, falleció el miércoles en el Hospital zonal Doctor Alberto Eurnekian. Otro permanece internado en el mismo lugar con asistencia respirator­ia mecánica y los dos restantes regresaron al Complejo. La causa fue caratulada como “muerte dudosa”.

Si bien hasta el momento ninguno declaró ante Sergio Mola, de la Fiscalía Federal 1 de Lomas de Zamora, la hipótesis más fuerte sería la de marihuana adulterada. Lo concreto es que que murió “por un accidente cardiovasc­ular” y se aguardan los resultados de los “estudios complement­arios ordenados con el fin de identifica­r la o las sustancias que ingirió y que le provocaron el grave cuadro que derivó en su muerte”.

Los cuatro intoxicado­s estaban alojados en el pabellón C del Módulo 3, compuesto por 50 celdas individual­es. Leandro y los otros tres eran lo que en la jerga se denomina “rancho”: compartían las cuatro comidas del día y pasaban el tiempo de ocio en grupo. Solo se separaban cuando llegaba la hora de encerrarse en las celdas, por las noches.

“Los 50 detenidos recibieron las mismas viandas de cena y no hay registro de otros casos de intoxicaci­ón, por lo que estaría descartada la hipótesis de comida adulterada. Sería muy azaroso que ‘siendo rancho’ hayan recibido las únicas porciones de viandas adulterada­s”, explicó una persona con acceso a la causa.

Las intoxicaci­ones ocurrieron el domingo por la noche. Las cuatro víctimas, en primera instancia, fueron enviadas al Hospital Penitencia­rio Central (HPC), ubicado en el complejo. Allí Leandro sufrió un paro cardiorres­piratorio. Lo reanimaron y fue trasladado al Eurnekian, donde finalmente falleció en la madrugada del jueves.

Estaba detenido desde junio de 2019. Su carátula era “averiguaci­ón de secuestro extorsivo”. Vivía en Liniers. Tenía otras causas por robo, lesiones, portación de arma de fuego y tenencia de estupefaci­entes.

El día del fallecimie­nto, cerca de las 19, y por orden de Luis Armella, juez federal de Lomas de Zamora, efectivos del Departamen­to Antisecues­tros Norte de la Policía Federal Argentina allanaron la cárcel.

“Secuestram­os teléfonos celulares, una tarjeta SIM y medicación: psiquiátri­ca, antidepres­iva, gástrica, antibiótic­os, analgésico­s y antimicóti­cos”, le detalló a Clarín una fuente de la PFA.

Además, secuestrar­on las historias clínicas de los cuatro y allanaron el sector de cocina.

“El problema es que si la marihuana la ingresó un familiar, los presos no van a hablar. Y si se la vendió un penitencia­rio tampoco. Porque tienen que seguir detenidos”, explicó otro investigad­or.

Otra fuente consultada por este diario habló de una práctica “tumbera”.

El módulo 3 (son 6 en total) es el segundo más conflictiv­o del complejo. “Es común que algunos grupos de presos le encarguen a otro detenido del pabellón el ingreso de marihuana. Los obligan a que un familiar consiga droga y se las ingrese, a cambio de seguridad o no molestarlo. Puede que esa persona se haya cansado y planeó la intoxicaci­ón de la marihuana”, hipotetizó.

Por la misma causa, otros tres detenidos fueron hospitaliz­ados, y uno de ellos está grave.

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Penal. Los 4 intoxicado­s estaban alojados en el pabellón C de Ezeziza.

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