Racing aprovechó el jugador de más y arrancó con una victoria
Chancalay abrió la cuenta con un tiro libre picante y la cerró Gómez tras un pase notable de Copetti.
Tenía que empezar ganando Racing el nuevo torneo para que los fantasma del semestre pasado no se hagan gigantes. Lo urgente era vencer, sin importar demasiado si la primera función era con brillo. Y lo logró la Academia y con poco le alcanzó para imponerse 2-0 ante un débil Huracán, que sufrió mucho la expulsión de César Ibáñez en el primer tiempo.
Le costó entrar en ritmo a Racing. Y algo más: lució algo confundido. Las señas de Fernando Gago desde afuera y de los jugadores adentro de la cancha eran de calma, serenidad para manejar la pelota. Pero le faltó fuego al local, abusó de pases inofensivos y no generó peligro en el arco de Lucas Chaves. El balón iba de Nery Domínguez a Emiliano Insúa y luego a Aníbal Moreno. Una y otra vez, en un volver a empezar constante (el porcentaje de posesión del primer tiempo le favoreció en un 66%). Solo aceleró cuando Carlos Alcaraz pudo recibir perfilado en su sector. Eso, igual, ocurrió pocas veces.
Fue lento y aburrido Racing, entonces. Y Huracán lo llevó a eso porque jugó a dejar pasar el tiempo. Plantó un 4-2-3-1 Diego Dabove en su debut en el Globo. No presionó ni se metió atrás; atacó con gente en específicas ocasiones. Y demoró todo lo que pudo y más para que la Academia entre en desesperación.
Y Racing no se desesperó porque jamás aceleró. Así, no se pareció en nada al equipo del torneo pasado.
Igual, tuvo las más claras en un cabezazo de Edwin Cardona que se chocó con el travesaño y en un disparo de Leonel Miranda que Matías Merolla desvió al córner.
Cada vez que juega Racing un foco se posa en Cardona. Y es justo que así sea: al cabo, pagaron por él varios millones de dólares. Pero el enganche colombiano sigue sin mostrarse fino desde lo físico y desde lo futbolístico. Anoche volvió a fallar pases sencillos y perdió en cada una de las corridas que protagonizó, tanto en ataque como en defensa.
Quien fue protagonista en Avellaneda fue el arbitro Pablo Echavarría: en 120 segundos ya había mostrado la primera amarilla, a Insúa. No permitió nada el juez y tuvo que expulsar a César Ibáñez por doble amonestación, luego de que el lateral perdiera la pelota y bajara cerca del área a Lolo Miranda. Fue una falta chiquita, pero ni se protestó. Iban 40 minutos y otro partido parecía asomar.
Salió con otra actitud el local a jugar el segundo tiempo. A los pocos segundos, Piovi hizo revolcar a Chaves con un remate cruzado. Se dijo que al elenco de Avellaneda le faltó fuego y fue Enzo Copetti, quién más, el que aportó la fibra. El delantero debe tener el récord en hacer amonestar a los centrales rivales. Y es que fue a pelear un pelota perdida con Galván, puso el cuerpo, ganó y recibió un patadón. De esa falta llegó el gol de Tomás Chancalay.
Es curioso lo que sucede con Chanca: sufre cada vez que queda cara a cara con el gol. Quedó apuntado por la situación que desperdició contra Boca en la semifinal de la Copa de la Liga. Contra Huracán también tuvo algunas claras y pifió en las definiciones. ¿Cómo hizo el gol? Ejecutó un tiro libre picante desde la izquierda, Copetti no la pudo desviar y el balón entró por el segundo palo de Chaves.
A Racing no lo mejoró la ventaja y Gago metió un cambio que hizo dudar a todos en el Cilindro, incluso a los jugadores. Sacó a Chancalay para meter a Javier Correa el entrenador. Pero nadie fue a suplir el lugar de Chanca y los futbolistas se preguntaban entre ellos cómo debían pararse. Fueron 10 minutos en los que Huracán se hizo protagonista y estuvo cerca del empate. Correa y Copetti partieron casi del mismo sector y no pesó la diferencia numérica. A favor de Gago y su cuerpo técnico es que rápido tomaron nota e incluyeron a Jonathan Gómez por Cardona para armar un 4-4-2.
Falló en casi todas las contras Racing y por eso la victoria estuvo en duda hasta el final. La tranquilidad llegó cuando Copetti -el que incendió todo; se fue ovacionado por los hinchasdibujó un pase de enganche para la definición de cabeza del ingresado Gómez.