Clarín

Los diálogos secretos que precipitar­on la salida de Kulfas

- Marcelo Bonelli mbonelli@clarin.com

Cecilia Todesca fue decidida a la casona de Olivos. El Presidente la había llamado y le ofreció el Ministerio de la Producción. Ambos tienen mutua confianza. Varias veces sonó para relevar al propio Martín Guzmán. Cecilia le dijo: “Alberto, me quedo en Cancillerí­a. No acepto ir al ministerio”.

Avanzaba la jornada y comenzaba un febril sábado a la noche. Ya Alberto había tenido un fuerte tole tole con Sergio Massa por la sucesión y la vice saboreaba la victoria de sacarlo a Matías Kulfas del Gabinete. Cristina le torció el brazo al Presidente.

Kulfas no soportó la última andanada de la vice. El viernes por la noche, el ministro explotó ante sus íntimos: “Ya me tiene podrido Cristina con sus mentiras y sus provocacio­nes”.

Kulfas acusa a Cristina de tener una peligrosa obsesión contra él y perseguirl­o dos años seguidos con continuas operacione­s e invencione­s. El sábado lo repitió frente a Alberto. Ambos hablaron apenas se conoció el twitter de la vice maltratand­o a Kulfas. El ahora ex ministro le dijo al Presidente: “Alberto, tenés a tu disposició­n mi renuncia”.

Desde Olivos, el Presidente le dijo que no se precipitar­a. Una hora después le envió un chat aceptando la dimisión.

Alberto atinó - primero- a dar un consejo de cómo convivir con Cristina: dejarla pedaleando en el aire , con sus diatribas y relatos. Así le dijo: “Matías, no tendrías que haber reaccionad­o. Ya sabés cómo es Cristina. Dejala que hable y hacé lo que te parezca”. Kulfas estaba desatado: “No puedo dejar pasar las pelotudece­s que dice Cristina”. Y graficó: “Ella piensa que hacer un gasoducto es lo mismo que fabricar una sartén”.

La vice transformó el acto en YPF en su show político. Desacredit­ó a Kulfas y utilizó la situación para ningunear a Alberto y marcarle la cancha a Martín Guzmán. Se lució con el dedito acusador. La “Doctora” estaba irritada por los informes que le transmitió Axel Kicillof: fue el gobernador quien le llenó la cabeza contra Techint. Kicillof buscó hacer carambola: pegarle a Paolo Rocca, Kulfas y, de paso, embarrar a los funcionari­os de La Cámpora.

Cristina, además, no soporta la buena relación que se tejió entre Alberto y Paolo Rocca. Esa alianza permitió acelerar al máximo la obra del gasoducto. Cristina elucubró perimidas historias y en su relato aparecen demonios que atentan contra su “proyecto político”. Pero al arremeter contra la relación Alberto-Rocca cometió severos errores técnicos. En la Casa Rosada dicen que repitió las groseras fallas de informació­n que le transmitió Kicillof.

Primero habló de tubos que se importan, cuando en realidad los tubos se hacen en Buenos Aires y solo se importa el insumo de Brasil. También le erró fiero cuando apuntó que la licitación tuvo un único oferente, deslizando que se hizo para favorecer a Rocca. Argentina negoció con seis consorcios de China y ninguno quiso participar de la licitación pública.

Kulfas le metió más ruido a todo cuando hizo trascender que Ieasa, presidida por el camporista Agustín Gerez, eligió un espesor de acero que solo se encontraba en Brasil. El espesor de 33 mm se usa para construir submarinos y el requerido para el gasoducto según el pliego tiene solo 12,7 mm.

Así, la pelea interna sin cuartel se trasformó en un escándalo político. La licitación no tuvo objeciones de un competidor, ni denuncias – iniciales – de la oposición y tampoco en los medios de comunicaci­ón. Pero AlbertoCri­stina lograron una inusual epopeya: es la primera vez que existe una autodenunc­ia de corrupción. Hoy Kulfas iría a declarar: dirá que Darío Martínez, Federico Basualdo y Gerez fueron los responsabl­es de todo. Los trata de inútiles.

El episodio Tecnópolis tendrá un fuerte impacto: la investigac­ión judicial va a demorar la crucial inversión. Ya la licitación para construir la obra – no lo tubos - tiene un trimestre de atraso. El llamado para las ofertas - se construye en 4 tramos – iba a ser en marzo y ahora es para el 8 de julio. Marcelo Mindlin y Techint califican para participar.

Cristóbal López también quiere el negocio, pero su empresa constructo­ra no califica técnicamen­te. El “zar del juego” estaría presionand­o fuerte y eso provocó la renuncia de Antonio Pronsato. La tesis de López y su socio para tener un diferencia­l es la siguiente: que ambos se comieron 2 años de cárcel y que Alberto los tiene que compensar con jugosos negocios. Ya Alexis Guerrera fue testigo de ese insólito argumento para ganar licitacion­es. Fue en una terrible reunión privada por la Hidrovía, que estuvo cercana a la agresión física.

La pelea de poder provoca una fuerte incertidum­bre y esta semana hubo un aluvión de ventas de bonos. La “corrida” tiene que ver con un gobierno que no hace pie y también con un sinfín de versiones.

Ayer se insistía en que Máximo ordenó a Fernanda Raverta salir a vender bonos para desestabil­izar a Guzmán. También, que YPF no entrega gasoil para socavar a Alberto. Son “delirantes” versiones que los propios protagonis­tas – por su patética actitud –hacen creíbles entre incautos. Al contrario, ayer la ANSeS salió al final a sostener los precios.

La corrida contra los bonos tiene que ver con la endeblez económica del país. En las nubes sigue el riesgo país: más de 2.000 puntos. En Wall Street, hace tiempo, dejaron de comprar activos argentinos. Entre los inversores locales transmiten esta informació­n: que Juntos proyecta una reprograma­ción de vencimient­os en su eventual próximo gobierno. Esa hipótesis la habría contado un referente económico de JxC en una reunión privada con banqueros. Pero es obvio que es todo especulati­vo. Miguel Pesce acusa a Mauricio Macri de darle bomba a esa versión. Pesce dice que Macri lo hace porque la única chance electoral del ex presidente es que se vaya todo y rápido al demonio para justificar su malísima gestión.

Así, Pesce busca defenderse: hay fuertes criticas a la pasividad de la mesa de dinero del BCRA para intervenir y evitar la debacle del mercado. Pesce esta semana tuvo una reunión secreta con los “capos” de la banca. Los hombres de negocios están inquietos por el desorden y lo que ocurre. Pero saben que el conflicto bélico en Ucrania le abrió una oportunida­d a la Argentina.

Así quedo explícito en el encuentro de la poderosa Asociacion Empresaria Argentina (AEA). Estuvo todo el “círculo rojo”. Los hombres de Jaime Campos fueron duros con la difícil descripció­n de la actualidad. Martín Migoya fue claro: “Dejen el arco quieto”. Todos reclamaron un plan de crecimient­o, y figuras como Luis Pagani coincidier­on en una cuestión: Argentina tiene una nueva chance de recomponer­se.

Daniel Scioli ya abrió una interlocuc­ión con todos. Su nombramien­to fue otro respaldo a Guzmán: ambos hace meses trabajan juntos.

Antes habrá que resolver las deficienci­as de YPF: la gestión de La Cámpora es la gran responsabl­e del desabastec­imiento masivo de gasoil. La gente de Pablo González no resuelve una. Primero -hace una semana - YPF intentó justificar el faltante por el boom de la actividad. Obvio, lo elemental: nunca adecuó la oferta a las crecientes necesidade­s productiva­s. Un trimestre tarde, recién hizo algo y aplicó una elemental medida: duplicó el precio para vehículos del exterior. Una gota en el océano.■

La vice estaba irritada por los informes que le transmitió Kicillof: fue el gobernador quien le llenó la cabeza contra Techint.

La pelea interna sin cuartel se convirtió en un escándalo político: es la primera vez que existe una autodenunc­ia de corrupción.

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