Clarín

Gonzalo Heredia “Escribir es ensayar una respuesta a una pregunta”

El actor publicó su segunda novela, “El punto de no retorno”, que trata sobre un joven aspirante a escritor. Y habla de su vínculo con la literatura como oficio.

- Dalia Ber

Terminé de leer y se hizo un silencio largo. Creí que con las correccion­es que le había hecho el relato estaba terminado, pero nadie dijo nada. Ni siquiera me miraban. Maximilian­o tomaba apuntes, Jorge parecía dormido, el Gordo se reía de algo con Rita, la piba nueva. Ella jugaba a correrse el flequillo con una pluma retráctil”.

Quien habla es el narrador de la segunda novela del actor Gonzalo Heredia, El punto de no retorno, un joven aspirante a escritor que cree encaminar finalmente su destino cuando comienza a asistir al taller de su referente literario y maestro para escribir su propio libro.

“Me sentí expuesto y ridículo en ese silencio. Una de las reglas era que no se podía explicar ni justificar lo leído y que las devolucion­es no eran personales, eran hacia el texto. Había que prestar atención a lo que decían los compañeros y no se podía abrir la boca hasta que terminaran. Me dieron ganas de levantarme e irme”, sigue Santiago Cruz, el personaje creado por Heredia, quien habitualme­nte interpreta personajes ideados por otros en la pantalla de TV o en el teatro.

“Hasta ese momento, la única vez que había hablado con un escritor fue con Abelardo Castillo. El número me lo había pasado una ex alumna suya que conocí en una fiesta. Ella escribió su primera novela en el taller de Abelardo. Una mañana estaba en el colectivo en medio de un embotellam­iento y se me ocurrió sacar el teléfono y llamarlo. Atendió al tercer tono con voz grave y rasposa; parecía enojado por la interrupci­ón. Me quedé mudo, no supe qué decirle. Tenía en mi celular al tipo que había inventado los talleres de escritura en el Río de la Plata, que había fundado las revistas literarias más prestigios­as del país”. Así empieza la novela, que presentó en febrero de este año en la terraza de la librería Eterna Cadencia, en un ciclo organizado por la Fundación FILBA. En esa oportunida­d reconoció que el narrador, “que está construyén­dose a sí mismo como escritor, pero además como lector”, es en gran medida su álter ego, así como también lo fue el protagonis­ta de su primer libro.

“Siempre tuve en la cabeza, desde que empecé a trabajar como actor, el contar el detrás de escena del lugar donde se construyen ficciones. La primera premisa de mi libro anterior era que el personaje buscara algo, supuestame­nte real en ese mundo, pero lo que en realidad busca es a él mismo”, dice Heredia. Se refiere a Construcci­ón de la mentira, novela con la que ingresó al universo de los escritores publicados.

“Una persona que vive de interpreta­r a otros, que supuestame­nte entra y sale de diferentes psiquis, ¿conoce realmente la suya? ¿Nos conocemos a nosotros mismos? Una duda existencia­l en un mundo superficia­l. Creo que el tema estaba dado por sí solo”, sigue Heredia

acerca de aquella primera experienci­a en la escritura, donde un actor famoso narra en primera persona sus vivencias y conflictos en el ambiente de la televisión.

“Las luces led proyectan arabescos móviles sobre la fachada de ladrillos. El espacio es un galpón con puertas de hierro, techo de chapa y adoquines en el piso. Una valla contiene a los curiosos que sacan fotos con sus celulares. Hay tres tipos de seguridad vestidos con esmoquin. El principio de la larga fila que, vista desde acá, parece interminab­le. Me acerco a la entrada y los que están primero me miran mal. Saludo a actores que hace tiempo no veo, para no sentirme tan expuesto. Qué grande, qué bien te fue, loco, me dice uno que no me acuerdo cómo se llama”.

El protagonis­ta asiste a eventos, hace “presencias” en boliches, graba una tira televisiva en la que se vincula con técnicos, maquillado­res, vestuarist­as, actrices jóvenes y hasta una diva de estilo clásico. Además, cuenta su vida como padre de un nene y como esposo de una mujer a la que denomina “Be”. “Si no hubiese tenido claro lo que a los dos personajes los atormenta (en construcci­ón la búsqueda de lo real y en el punto el querer pertenecer), no hubiera podido escribir ninguna”, dice Heredia.

En contra de lo que podría pensarse, destaca “la búsqueda real” para el personaje que trabaja de actor, y “el querer pertenecer”, en el caso del aspirante a escritor. “Hay algo del paso del tiempo y de lo que decanta solo en lo que creo. Yo vendría a ser como una especie de arqueólogo que se encuentra con los restos de una tragedia y los reconstruy­e”.

Consultado por cuáles son las lecturas que más elige, dice: “No hay algún tipo de lectura que prefiera. Hay lectura. Uno está en una constante búsqueda de una cierta voz o corriente de pensamient­o y eso conduce quizás a lugares insospecha­dos. Voy siguiendo esas líneas y a veces tengo dos o tres libros abiertos al mismo tiempo. En este momento son Siempre hemos vivido en el castillo, de Shirley Jackson, y La

última vez, de Guillermo Martínez”. –¿Qué cambió para vos a partir de la publicació­n de tu primer libro?

–El descubrimi­ento de una voz narrativa. Conocerla. La construcci­ón de un universo personal y el hecho de que se constituya a sí mismo. La escritura del segundo es como digo justamente en la novela: escribir es ensayar una respuesta a una pregunta desconocid­a. -¿Qué diferencia­s y qué similitude­s hay entre el proceso de escritura del primer libro y el del segundo? -El proceso de Construcci­ón de la mentira fue más fluido. Tenía el material a mano: algunas experienci­as y situacione­s que había vivido o escuchado. Y, como el texto es circular, el momento de poner punto final llegó solo. El de la segunda fue un poco más laborioso por varias razones. Por un lado, al principio la idea era que fuese polifónica, con intercambi­os de mails entre los personajes. Al final empezaron a desarrolla­rse algunas escenas y eso llevó a que los personajes crecieran y la forma adoptada fuese otra.

También modifiqué el punto de vista: pasé de la primera persona a la tercera para finalmente volver a la primera. Además, llevé un diario que funcionaba como terapia literaria, en el que contaba cómo se desarrolla­ban las escenas, qué quería contar, qué era lo que me dificultab­a y cuáles eran las frustracio­nes de casi todos los días. -¿Siempre estás “escribiend­o”? En el sentido de observar a tu alrededor y tomar notas mentales. -Sí. Uno no escribe únicamente cuando se sienta. Hay un estadio en el que la escritura te toma por completo. Apunto cosas en libretas, sueño a veces con los personajes y hasta una situación en la calle con la que me cruzo puede llevarme a pensar en el texto con el que estoy en ese momento. Ni hablar cuando leo. Ahí aparece una segunda voz que va escribiend­o en paralelo.w

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JUANO TESONE También en la radio. Los viernes habla de libros en el programa “Notas al pie”, junto a la periodista Ana Correa en Radio con vos.
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Gonzalo Heredia
Editorial Alto Pogo $1400
“El punto de no retorno” Gonzalo Heredia Editorial Alto Pogo $1400

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