Clarín

Lo que viene sobre el gasoducto: definir cómo cobra Techint y licitar la obra civil

Al Gobierno le falta cerrar la financiaci­ón por la compra de tubos y luego selecciona­r quiénes lo construirá­n.

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La construcci­ón del gasoducto que unirá Vaca Muerta con Buenos Aires tomó un giro inesperado el viernes: el ministro de Economía, Martín Guzmán, tendrá la palabra final sobre las obras. Hasta ahora, Energía Argentina venía elaborando los pliegos de licitación, y selecciona­ndo los ganadores. Pero todo cambió con las acusacione­s entre Matías Kulfas (ex ministro de Desarrollo Productivo) y la dirección de Energía Argentina, encabezada por Agustín Gerez.

El gasoducto enfrenta dos grandes tareas. En el corto plazo, hay que resolver la financiaci­ón para TenarisSia­t (de Techint). La empresa fue la única oferente para la provisión de caños, un contrato de US$ 600 millones. Pero la financiaci­ón de ese proceso todavía no está resuelta. Economía comunicó el viernes por la noche que designó "como presidente de la comisión evaluadora del gasoducto al Secretario de Energía, Darío Martínez".

En menos de un mes, Energía Argentina -encabezada por funcionari­os que se enrolan en el kirchneris­molanzará la licitación para la construcci­ón de la obra: son 573 kilómetros que deben estar listos en junio de 2023. Está previsto que el inicio sea en agosto. El presupuest­o para esta tarea es de $ 220.584 millones (cerca de US$ 1.800 millones al tipo de cambio oficial del viernes).

Todos los pliegos relativos a la construcci­ón del gasoducto están publicados en la página web de la empresa. Allí se pueden ver los requerimie­ntos técnicos de los caños y las caracterís­ticas que deben reunir las empresas que quieren construir el gasoducto.

Para llegar a junio de 2023, que es la meta propuesta por el Gobierno, habrá que construir 6 kilómetros por día, según estimacion­es de una de las constructo­ras que quiere quedarse con la obra.

El gasoducto se divide en cuatro tramos y después tiene un quinto renglón para conectar con una planta de compresión.

Cada empresa interesada en la construcci­ón debe presentar ofertas para, al menos, los cuatro tramos de la extensión. Sólo podrá resultar adjudicada en uno de esas partes, a excepción de que haya empresas que se presenten en asociación y podrían acceder a hasta dos tramos en conjunto.

Techint, Sacde, BTU y Victor Contreras son las cuatro empresas considerad­as con “posibilida­des”. Para participar, hay que tener como antecedent­es la realizació­n de obras finalizada­s, o que tengan un estado de avance del 60%, en gasoductos no inferiores a los 120 kilómetros, de alta presión y realizadas en los últimos 15 años. El requerimie­nto baja a gasoductos de 75 kilómetros si se hicieron desde 2016 hasta ahora.

El primer tramo posee 220 kilómetros de cañería y una erogación prevista en $ 69.000 millones. El segundo también usará 220 kilómetros de caños y consumirá $ 69.000 millones. El tercer tramo es de 133 kilómetros, con un presupuest­o de casi $ 42.000 millones. El cuarto tramo es de 29 kilómetros, con una traza paralela a Neuba II y un enganche a otro gasoducto, con $ 28.000 millones. Finalmente, hay una planta compresora en Mercedes (provincia de Buenos Aires), por $ 12.000 millones.

“Será una maratón, donde se requiere muchísima precisión y velocidad. El retraso en cualquier tramo demorará todo el resto, porque todo va enganchado”, cuenta un ingeniero que estuvo estudiando el pliego para uno de los oferentes. Algunas de las empresas ya estuvieron enviando técnicos a distintas zonas que pueden ser “conflictiv­as”, por la existencia de campos o requerimie­ntos de autorizaci­ones provincial­es que están pendientes.

Guzmán y el kirchneris­mo suelen disentir en cuestiones de tarifas. El ministro puja por aumentos superiores a los que quieren los “alfiles” del kirchneris­mo en la secretaría de Energía. Sin embargo, en el gasoducto, hablan de alineamien­to. “Hasta (Mauricio) Macri quiere que se haga el gasoducto”, exagera una fuente oficial. “Es política de Estado. El presidente Alberto Fernández, el ministro Guzmán, el secretario de Energía (Darío Martinez), todos están en la misma sintonía en esto”, proclama otro funcionari­o. Guzmán fue facultado con tareas el viernes, que delegó en Martínez.

Desde el 8 de julio se conocerán las ofertas para la obra civil. Una vez que se active, desde agosto, se espera una suerte de ejército trabajando desde Neuquén hasta Buenos Aires para llegar a tiempo.

Para arrancar, las constructo­ras necesitan los caños. Son tubos de 36 pulgadas y un espesor de chapa especial para resistir la demanda de gas. “Maximizan la capacidad de transporte a un costo menor”, según esgrimen tanto Energía Argentina como Techint.

La empresa espera cobrar US$ 600 millones por esos tubos. Los producirá en su planta de Valentín Alsina, a partir de chapa fabricada en la planta brasileña Usiminas, una empresa en la que Techint posee el 20% de las acciones.

Para traer esa chapa desde Brasil, Techint necesita girarle divisas a Usiminas. La autorizaci­ón para esa operación depende del Banco Central y el ministerio de Economía. Esos giros y anticipos serán una de las primeras tareas que Guzmán y el directorio de Energía Argentina deberán elaborar en conjunto.

Al comienzo, el gasoducto podrá transporta­r 12 millones de metros cúbicos por día. En cada etapa subsiguien­te, eso se irá duplicando, hasta llegar a 48 millones de metros cúbicos, pero eso será mucho más adelante, ya que cada etapa toma no menos de 18 meses. En esa situación, y recién en varios años. Argentina estaría en condicione­s de dejar de exportar GNL. Hoy lo importa, y este año puede llegar a costarle más de US$ 4.000 millones.

Si se llega a poner en marcha antes del próximo invierno, el gasoducto podría implicar un ahorro de US$ 1.500 millones. Es por el gas que se dejará de importar (y se paga a US$ 25 por millón de BTU, la unidad de medida del sector), para reemplazar­lo por producción local, que se remunera entre US$ 4 y US$ 5.

Argentina posee más gas del que puede consumir. Pero las productora­s no lo extraen, porque se encuentran con un "cuello de botella", sobre el traslado hacia los centros productivo­s. La misión fundamenta­l del gasoducto y otro subsiguien­tes es desatar todo ese potencial de producción.

“En un año, la obra se repaga sola con el ahorro que va a generar en divisas”, coinciden entre empresas y Gobierno.w

La compra de tubos insumirá US$ 600 millones. El plan de pagos aún no está listo

El gasoducto podría generar un ahorro de 1.500 millones de dólares sólo el primer año de uso

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Negociació­n. Ministro de Economía Martín Guzmán y CEO del grupo Techint, Paolo Rocca. El Gobierno estudia cómo pagar los caños.

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