¿Qué sucede con la salud del Papa? Viajes suspendidos, versiones, y el no a la cirugía
Debió cancelar su gira por Africa a comienzos de julio, pero también postergaría el viaje a Canadá a fines de ese mes. Los médicos recomiendan cirugía, una doble operación para resolver la artrosis que sufre en la rodilla y cadera derechas.
El Papa debió suspender sin fecha el viernes su viaje a principios de julio al África, en Sud Sudan y República Democrática del Congo, debido a los problemas de deambulación por el estado de su rodilla derecha. Antes había hecho lo mismo con la visita al Líbano y es probable que deba también postergar su gira a Canadá prevista para fines del mes próximo. Los viajes “a las fronteras existenciales de la Iglesia” son muy importantes para los papas y por eso, más la necesidad de deambular en el Vaticano en una silla de ruedas y hacerse sustituir en las celebraciones religiosas más importantes, han reavivado las versiones sobre la renuncia de Francisco.
¿Cual es la situación? El pontífice argentino muestra un buen estado de salud, aparte de la artrosis de la rodilla, la ciática y el estado de su cadera derecha que en conjunto representan una cuestión importante y difícil. Como en la religión católica no hay un vicepapa y su estructura de poder esta supercentralizada en un monarca absoluto que padece un exceso de trabajo, basta una rodilla maltrecha para revivir la cuestión de la dimisión de un pontífice que el 17 de diciembre cumplirá 86 años.
Mucho más cuando ninguno de los casi trescientos obispos italianos que se reunieron con él para elegir al nuevo presidente de la asamblea episcopal de Italia el 23 y 24 de mayo, de la cual el Papa es su líder natural como obispo de Roma, hasta ahora ha negado la versión siguiente: El Papa les refirió en reunión secreta los problemas de deambulación que padece y les dijo que no quiere operarse. Hace casi un año, el 4 de julio 2021, fue intervenido durante tres horas por una diverticulosis que obligó a extirparle treinta y tres centímetros del intestino grueso. Francisco les dijo a los obispos que tras la intervención había sufrido “fastidios” causados por la anestesia.
No aclaró si esos “fastidios” eran serios y hasta cuando duraron pero les dio una noticia-bomba: “Antes de operarme, ¡renuncio!”. Una fuente vaticana intentó redimensionar el anuncio y dijo que la frase fue pronunciada en tono de broma.
A ese punto fue inevitable que se relanzaran las especulaciones. En el tratamiento informativo de la salud de Jorge Bergoglio es frecuente la falta de claridad. Cuando lo operaron el 4 de julio del año pasado en el hospital Gemelli, los cirujanos no dieron noticias en los nueve días que estuvo internado. La sala de prensa vaticana fue la que suministró una información cotidiana. Ahora hay reticencias con los problemas físicos en su pierna derecha. Se sabe que los médicos están a favor de operar la rodilla. No hay información oficial, solo trascendidos. El Papa dijo que no quiere y argumenta la anestesia. Pero esta tampoco es una información pública, sino el resultado de trascendidos que terminan siendo oficiales ante la falta de una rajante desmentida o confirmación del Vaticano.
Por encima de todo se agregó el “¡renuncio!” que habría dicho Bergoglio. Nadie ha confirmado pero sin duda proviene de algunos obispos de episcopales de la asamblea italiana que estaban presentes y difundieron amparados en el anonimato la declaración de Francisco. Insistamos: nadie la ha desmentido.
El tema se difunde a los cuatro vientos por la prensa italiana y mundial. El Vaticano calla. Ninguno cree que el Papa esté por renunciar. Las dolencias en la pierna son un problema porque mortifican su libre movimiento cotidiano y complican seriamente los viajes de Francisco. Pero muchos repiten que como no podría agregarse otro Papa emérito vestido de blanco sin castigar la imagen de la Iglesia, mientras Benedicto XVI, el Papa alemán Joseph Ratzinger, de 95 años, continúe vivo, Jorge Bergoglio no debe dimitir.
El gesto de Benedicto XVI tras ocho siglos desde que Celestino renunció e ha sido histórico porque modernizó de golpe a la Iglesia en una cuestión fundamental. El papado ya no es lo mismo, un pontífice puede dimitir si no se siente en condiciones de seguir adelante. La renuncia fue para él una liberación. Su salud mejoró. En tren de seguir con las versiones, se dice que Francisco, que cada tanto visita a su vecino Ratzinger, si renunciara podría vivir como emérito en la Basílica de San Juan de Letrán y del gran edificio del Vicariato en Roma. Pero es solo una versión.
En agosto se concentrarán ceremonias importantes decididas por Francisco. El 27 se reunirá el Consistorio que creará 21 nuevos cardenales. De ellos 16 serán electores del sucesor papal. l día siguiente viajará a L’Aquila para el homenaje a Celestino V, el Papa que renunció en 1294. Ratzinger había visitado la tumba de Celestino colocándole el palio de su pontificado, gesto que más tarde fue considerado premonitorio de la dimisión.
Los especialistas consultados afirman que cuanto más tiempo el Papa continúe sometiendose a las infiltra
ciones en la rodilla con anti inflamatorios, más irá mejorando su dolencia. Los ortopédicos que lo tratan le hacen practicar diariamente dos horas de ejercicios de rehabilitación. Los médicos al parecer dudan de que este tratamiento supere para siempre el dolor en la rodilla causado por una artrosis que afecta los ligamentos. La operación podría incluir una nueva rótula además de una prótesis que le permitiría al Papa cambiar su postura y su deambulación.
El futuro es incierto porque la voluntad del pontífice es evitar una nueva operación. Un tema que será cada vez más arduo con el pasar del tiempo. Ahora la atención se concentra en el tiempo que durará el actual tratamiento.
En las conjeturas, algunos especialistas consideran que la silla de ruedas y el bastón para apoyarse inevitablemente tornarán a estar siempre presentes para ayudar al Papa en sus movimientos.
También se preve un escenario más difícil si la operación a la rodilla se demuestra insuficiente. El Papa fue operado en Buenos Aires en 1994 de la cadera derecha. En aquel momento le fue colocada una prótesis que al parecer con el paso de los años genera molestias cuando está parado o camina. Es el problema en la cadera el que ha agravado la ciática que el Papa padece y que ha creado la artrosis en la rodilla. Si esto es así sería necesaria una doble operación contra ambas artrosis, en la rodilla y en la cadera, con tiempos largos de rehabilitación.w