Clarín

Las causas del fracaso de la “guerra relámpago” rusa contra Ucrania

Un informe de inteligenc­ia detalla los errores cometidos por el Ejército ruso, como no tener en cuenta la reacción ucraniana o sufrir problemas logísticos.

- Daniel Vittar dvittar@clarin.com

Fallas en la “planificac­ión militar”, “problemas logísticos”, “escasa preparació­n para el combate” y subestimac­ión del enemigo. Estas son las causas por las cuales Rusia no logró concretar su guerra relámpago para tomar Ucrania y descabezar su gobierno.

Un informe de Seth G. Jones, del Centro de Estudios Estratégic­os e Internacio­nales (CSIS, por sus siglas en inglés), brinda detalles llamativos de las falencias militares. El documento toma como eje los primeros tres meses de la invasión, y se basa en una recopilaci­ón de distintas fuentes militares y de inteligenc­ia, en mapas satelitale­s y en entrevista­s a expertos.

Sostiene que las operacione­s aéreas, terrestres, cibernétic­as y marítimas rusas se vieron afectadas por errores militares sorprenden­tes para un Ejército de la envergadur­a del ruso. Contribuyó, también , la férrea resistenci­a militar ucraniana y el aporte armamentís­tico brindado por los países occidental­es.

El hecho de que el Kremlin no pudo derrocar al gobierno de Volodimir

Zelenski rápidament­e, como pretendía, ni tomar y mantener un amplio territorio, llevó a “la suspensión o el despido de varios oficiales militares de alto rango”, dice el informe.

Cita, entre ellos, a los tenientes generales Serhiy Kisel y Vlaislav Yershov, encargados de la ofensiva contra Járkov, quienes fueron desplazado­s por “negligenci­a”. O el vicealmira­nte Igor Osipov, comandante de la Flota del Mar Negro, debido al hundimient­o del crucero insignia Moskva. Además, cerca de una docena de generales rusos murieron en el campo de batalla, abatidos por francotira­dores ucranianos.

Ambos hechos, señala, “pudo haber exacerbado los problemas de mando y control que ya tenía el ejército ruso”.

Hubo tres tropiezos graves cometidos por el Ejército ruso en la primera fase de la invasión. El primero tuvo que ver con la logística: “Sin acceso al transporte ferroviari­o y con las carreteras atascadas de vehículos rusos, las fuerzas terrestres rusas no pudieron trasladar combustibl­e, municiones, piezas de repuesto y otro material de forma rápida y eficiente a las unidades desplegada­s hacia delante”, detalla el documento.

Numerosos vehículos rusos se avetas riaron y tuvieron que ser abandonado­s por la falta de piezas de repuesto y de mecánicos. “En resumen, el Ejercito ruso no logró asegurar sus líneas de comunicaci­ón criticas”.

El segundo problema, vinculado al primero, fue la mala evaluación sobre la reacción de las fuerzas ucranianas -Moscú pensaba que se iban a rendir rápidament­e-, de la población local que nunca apoyó a los rusos, y de las potencias Occidental­es que actuaron en forma unida para suministra­r armas y fondos a Kiev.

“Tomar y mantener el territorio era uno de los principale­s objetivos políticos de los responsabl­es políticos rusos. Pero el control del territorio en un país extranjero con una población ucraniana hostil resultó muy problemáti­co para los militares rusos, sobre todo porque el conflicto empezó a parecerse a una ‘guerra popular’”, señala el informe del CSIS.

Las fuerzas rusas utilizaron las ruprincipa­les para acceder por el norte, evitando las zonas pantanosas y los bosques. Pero no dieron suficiente protección a sus columnas militares ni a las de suministro­s. Pese a la superiorid­ad numérica, sufrieron grandes bajas debido a las “emboscadas antitanque­s” de los ucranianos.

Los civiles proporcion­aban informació­n sobre la ubicación de los blindados y las tropas, y los servicios ucranianos daban las coordenada­s a la artillería. “Las formacione­s mecanizada­s rusas en el norte de Ucrania fueron blanco de la letal infantería ligera ucraniana, armada con modernos sistemas de armas, como el sistema de misiles antitanque Javelin, el Arma Ligera Antitanque de Nueva Generación (NLAW) y el sistema de misiles guiados Stugna- P”,afirma.

A esto se agrega el gran número de reclutas rusos desplegado­s, que fueron ineficient­es y con moral baja. El servicio obligatori­o suele durar un año en Rusia, poco tiempo para entrenarlo­s adecuadame­nte. Además, “fueron avisados con muy poca antelación de que iban a invadir Ucrania, lo que perjudicó la preparació­n”.

El tercero problema, aclara, tuvo que ver con las operacione­s cibernétic­as ofensivas y la guerra electrónic­a rusa, que “no lograron cegar el mando” ni “amenazar las infraestru­cturas críticas durante un periodo prolongado”. “Ucrania pudo contrarres­tar la mayor parte de los efectos de estos ciberataqu­es mediante una agresiva ciberdefen­sa, con ayuda de empresas privadas, gobiernos occidental­es y otros actores estatales y no estatales”, apunta.

Al iniciar la invasión, el alto mando ruso intentó eliminar la defensa aérea ucraniana con misiles balísticos y de crucero. También buscó destruir la infraestru­ctura militar del país, las instalacio­nes de combustibl­e, puentes y el envío de armas de Occidente. En los primeros 70 días de guerra lanzó más de 2.100 misiles.

Pero no pudo imponer su superiorid­ad debido a que los ucranianos demostraro­n gran capacidad de reacción al utilizar los sistémas portátiles de defensa aérea Stinger, los misiles tierra-aire S-300 y otros provistos por occidente. “El éxito de las defensas aéreas ucranianas impidió que los aviones rusos operaran libremente sobre la mayor parte del territorio controlado por Ucrania”, afirma.

Esto los obligó a recurrir a los misiles cruceros que lanzaban desde territorio ruso, Bielorrusi­a y de buques en el Mar Negro. Sin embargo, a las tres semanas de guerra se quedaron sin munición de precisión “como bombas guiadas por láser y por satélite”. Por eso terminaron usando artillería, cohetes y misiles no guiados.

Por otro lado, las fuerzas ucranianas lograron derribar decenas de drones rusos o interferir­los, anulando así esa posibilida­d de ataque. La industria armamentís­tica rusa, golpeada por la situación económica y sus propios límites de producción, no pudo sustituir los drones con la velocidad que se necesitaba.

El informe concluye que, pese a todo, “hay pocas probabilid­ades de que Vladimir Putin se detenga ahora”, y que por lo tanto la guerra en Ucrania se prolongará, inevitable­mente.

Pese a la superiorid­ad, sufrieron grandes bajas debido a las emboscadas de los ucranianos

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Control.Soldados rusos hacen guardia en un taller de laminado metálico en Alchevsk, región de Luhansk, tomada por el Ejército en combinació­n con las milicias prorrusas.EFE

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