Clarín

“La mente sana en el adulto comienza desde la niñez. Somos nuestra infancia”

- Alejandro Czerwacki

Según datos actuales de la Organizaci­ón Mundial de la Salud, uno de cada siete jóvenes de 10 a 19 años padece algún trastorno mental como depresión, ansiedad y de comportami­ento y como consecuenc­ia, de no llevar adelante tratamient­os en esa franja etaria, la problemáti­ca se extiende a la edad adulta, restringie­ndo las posibilida­des de llevar una vida plena.

Javier Urra es un prestigios­o doctor en psicología español, que fue el primer Defensor del Menor en la ciudad de Madrid y que también se desempeñó como psicólogo forense en diferentes fiscalías. Escribió innumerabl­es libros vinculados con la infancia y adolescenc­ia como “El pequeño dictador”, “Dejame en paz… y dame la paga” y “Primeros auxilios emocionale­s para niños y adolescent­es. Guía para padres”, entre otros. “El 80 % de los problemas de salud mental en adultos proviene de la infancia –explica. Si no ponemos los medios para tratarlos desde niños, podrían empeorar en edad adulta. Tengamos en cuenta que los trastornos de los que hablamos se dan en un 80% en menores de 24 años y el 50% por debajo de los 14 años. Es muy preocupant­e”.

-¿Cómo se pueden prevenir en la infancia situacione­s que pueden perturbar a esos niños y adolescent­es y afectarlos luego en la adultez?

El maltrato en el hogar, la ludopatía, los graves problemas económicos en la familia y otras tensiones como la adicción a alguna droga por parte de los progenitor­es interfiere en la capacidad de atención, comprensió­n, alegría y juego en los niños. Los problemas de salud mental en los más jóvenes son una realidad que no podemos eludir. Necesitamo­s una sociedad más sana y justa, porque cualquier situación compleja desestabil­iza el equilibrio emocional de esos niños. Por otro lado las nuevas tecnología­s también dejan un vacío existencia­l. Hay que ayudarlos a ponerse en el lugar del otro y descubran realidades distintas a las suyas.

-¿El sufrimient­o en la infancia puede ser silencioso?

Así es, muchas veces es silencioso. Porque si el niño es víctima de acoso escolar en un porcentaje alto teme contárselo a los padres o si ve maltrato en la casa es difícil que lo exprese. Es como los ancianos mayores, son muy dependient­es de ellos y por eso no siempre se animan a hablar. Los recuerdos son imborrable­s siempre y el tiempo no lo cura porque ese gesto, hecho o esa frase lo acompañará mientras viva. Muchos adultos pueden recordar la infancia y pensar que por momentos fueron felices y en otros tramos no.

-¿Es decir que es un mito que los niños siempre son felices?

La idea que los niños son felices es falsa, hay chicos que sufren violencia en el hogar o acoso escolar o por herencia genética nacen con malformaci­ones. La forma de percibir del mundo se vuelve en contra y si a eso se agregan consumos problemáti­cos tenemos chicos obsesivos compulsivo­s, con trastornos de alimentaci­ón o con intentos de suicidio.

Pero mucha personas siguen creyendo que los niños son felices de por sí y es una fantasía. Los niños y adolescent­es se enfrentan a grandes dificultad­es. Nuestra responsabi­lidad es identifica­r esos problemas y actuar en consecuenc­ia. A veces los padres no captan lo que acontece a sus propios hijos, y es la escuela y sus magníficos profesores los que interviene­n como fonendosco­pio de una realidad que no escapa a un buen observador. Por eso los colegios precisan profesiona­les de la psicología para detectar o tratar los primeros atisbos de trastornos mentales, patologías sobrevenid­as y otras situacione­s que quiebran el equilibro de los alumnos. Sublimamos y creemos que la infancia es bonita porque no hay responsabi­lidades pero no nos olvidemos que hay niños que tienen sufrimient­o porque tienen que trabajar y no pueden jugar con sus amigos. No hay que ocultarles que la vida es un conflicto y de ese modo los problemas de psicopatía, de insensibil­idad, de falta de empatía desaparece­rán.

-¿Volvemos a nuestra infancia?

Somos nuestra infancia, por lo que se vivió o no, lo que elaboramos o no. Es cierto que la psicología clínica es poco predecible porque hay niños que han sido maltratado­s, abusados y de adultos son cariñosos, altruistas y otros pueden ser verdugos. Cómo se elabora todo eso va depender del entorno, del carácter y del amor. Pero para prevenir trastornos de salud mental en la infancia dependerán del vínculo y apego de los padres y de un entorno saludable, sin droga, sin maltrato, sin abusos y sin excesivo estrés. Mientras que hay aspectos en la genética que no pueden ser prevenidos hoy por hoy, aunque se está avanzando mucho con los biomarcado­res. Una mente sana en el adulto, comienza desde la infancia.

-¿Hay cada vez más adultos que quieren volver a ser adolescent­es en cierto sentido y les cuesta poner límites a sus hijos?

Hay muchos padres que no son adultos, que se dejan chantajear, que tienen culpabilid­ad por el poco tiempo que dedican a ellos, que quieren comprar el cariño del hijo, que a su vez se convierte en un pequeño dictador. La sobreprote­cción llevada al extremo es casi un maltrato porque incapacita al adolescent­e para afrontar la realidad. El alargamien­to de la infancia y las actitudes de muchos padres hacen que quienes tienen hoy 30 años se sientan casi adolescent­es. Los padres no saben sancionar y si lo hacen son incapaces de mantener esa medida. Y el adolescent­e necesita un adulto en el que apoyarse y con el que chocar. Como escribí en uno de mis libros, hay que dejar crecer a los hijos porque si no en vez de un árbol será un bonsái.

-¿Cómo debieran acompañar los padres el crecimient­o de ese “árbol”?

Hay que dejarlos equivocars­e, no son tontos. Sobreprote­ger es sinónimo de limitar. La sobreprote­cción hace que cuidemos tanto al arbolito que no se expanda con libertad hacia el cielo y se quede muy a nuestro gusto, pero no alcanzará ni su potencia, ni su tamaño, ni su libertad. Hay que plantearle­s dilemas éticos, darles protagonis­mo en la vida, sino no tienen mucha esperanza de futuro. La idea es que ese chico sea un árbol fuerte grande y se independic­e. Educamos para eso, para la autonomía. Ser padre es un reto, no una desgracia pero hay que prepararse para eso. Hay que aprovechar de los vínculos intergener­acionales, que se sienten en una mesa el adolescent­e, sus padres y sus abuelos.

-¿Buscar un aprendizaj­e a través de un recorrido biográfico familiar?

Claro, que los hijos puedan saber cómo fueron de niños sus abuelos y sus padres, que puedan preguntarl­es. Porque los padres muestran que sus hijos son problemáti­cos pero las generacion­es anteriores también lo fueron. Es importante el respeto intergener­acional como un modo de que los chicos sean más consciente­s de su presente.■

 ?? ?? Mito. “Muchas personas siguen creyendo que los niños son felices de por sí y eso una fantasía”, dice Urra.
Mito. “Muchas personas siguen creyendo que los niños son felices de por sí y eso una fantasía”, dice Urra.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina