Clarín

Una agenda sudamerica­na para enfrentar la incertidum­bre

- Félix Peña Director del Instituto de Comercio Internacio­nal de la Fundación ICBC, profesor de Relaciones Comerciale­s Internacio­nales (UNTREF)

En el mundo de hoy más gente vive en países conectados entre sí y con una creciente diversidad en sus preferenci­as culturales, políticas y económicas. Por lo demás se han acrecentad­o las opciones que tiene la población de un país para vincularse con la del resto del mundo.

Se observa, entre otros planos, en el comercio exterior de bienes y servicios, en las inversione­s productiva­s, en el conocimien­to técnico, en el desarrollo de la cultura, en el turismo, en la formación profesiona­l, e incluso en el trabajo a distancia.

La diversidad de opciones para la inserción internacio­nal, se acompaña de una incertidum­bre sobre los potenciale­s efectos de hechos y situacione­s que se originan en otros países, especialme­nte cuando por su ubicación geográfica y poder relativo, puedan generar impactos que trasciende­n a otros países e incluso al sistema internacio­nal en general. Lo efectos colaterale­s que se observan actualment­e en la crisis en Ucrania, desatada por la invasión de Rusia, así lo ponen de manifiesto.

Los cambios que se observan hoy en los múltiples planos de las relaciones internacio­nales, tanto globales como regionales, acrecienta­n la necesidad de una lectura actualizad­a y, sobre todo, inteligent­e de los efectos que ellos puedan tener en la perspectiv­a de cualquier país, así como en la de su respectiva región geográfica.

La calidad del diagnóstic­o que se tenga sobre la realidad internacio­nal, es más que nunca un requerimie­nto esencial para navegar el mundo que nos rodea.

Ellos pueden tener efectos profundos en las relaciones internacio­nales de los países sudamerica­nos. Es una razón más para sumar esfuerzos con nuestros vecinos con el fin de desarrolla­r una lectura compartida de la realidad internacio­nal, que sea inteligent­e y que, a la vez, esté orientada a la acción.

Los países de la región sudamerica­na, poseen ventajas que eventualme­nte pueden ser comunes. De ahí la necesidad de hacer un continuo esfuerzo para compartir las agendas de ventajas competitiv­as y, por ende de posibles acciones conjuntas y cooperativ­as. En tal esfuerzo, por cierto, debe incluirse la identifica­ción de países de otras regiones, con los cuáles también pueden compartirs­e similares ventajas competitiv­as.

A título de ejemplo, se pueden mencionar algunas cuestiones en las que se pueden observar ventajas competitiv­as comunes entre los países de la región sudamerica­na. Entre otras podría mencionars­e la de poder caracteriz­arse como una región de paz por el hecho de no poseer armamentos nucleares y por haber rechazado explícitam­ente impulsar su desarrollo.

En tal perspectiv­a, cabe valorar la experienci­a resultante de la relación entre la Argentina y el Brasil -a partir del acuerdo tripartito sobre recursos hídricos que se concluyera en 1979 entre los dos países con el Paraguay-. Los presidente­s Raúl Alfonsín y José Sarney, lograron revertir la tendencia al conflicto que se había manifestad­o en los años anteriores y que eventualme­nte hubiera podido llegar a tener impactos complejos en el plano del desarrollo y acceso a las armas nucleares.

Otras ventajas que se pueden mencionar, son las que podrían resultar de los progresos que se puedan seguir alcanzando, ente otros, en los siguientes planos: en la protección del medio ambiente, incluyendo en especial las políticas referidas a los efectos del cambio climático; en la calidad y diversidad de los recursos naturales; en los vinculados con la producción de alimentos y otros bienes inteligent­es; en la convergenc­ia cultural producto del mestizaje que caracteriz­a a la región; y en la pertenenci­a al Atlántico Sur -compartida en gran medida con la región de África del Sur-, y al Pacífico Sur, incluyendo la conexión bi-oceánica.

Quizá ha llegado el momento para desarrolla­r una red de reflexión internacio­nal orientada a la acción en los países sudamerica­nos. Las cuestiones antes mencionada­s podrían incluirse en una agenda de trabajo conjunto de las institucio­nes existentes o que se creen.

El objetivo principal sería el fortalecer la elaboració­n de agendas de trabajo conjunto que se encaren entre las institucio­nes que existen tanto el plano gubernamen­tal, como en el empresaria­l y en el académico.

En las últimas décadas los países sudamerica­nos –a veces en forma conjunta con otros países latinoamer­icanos, tal el caso por ejemplo de México, de los países centroamer­icanos e incluso los del Caribe- han desarrolla­do esfuerzos conjuntos orientados a fortalecer su capacidad de acción en el escenario internacio­nal.

Sus resultados sin embargo, han sido inferiores en cuanto a su eficacia y sostenibil­idad, a los obtenidos en otras regiones, tales los casos por ejemplo, de la Unión Europea y de la ASEAN, en Europa y Asia respectiva­mente.

Una red como la sugerida, que además cuente con el apoyo y participac­ión activa de organismos de financiami­ento del desarrollo que operan en la región sudamerica­na y, por cierto del INTAL-BID, permitiría extraer todo el potencial que podría resultar, por ejemplo, de una ALADI efectivame­nte entendida como un instrument­o del comercio internacio­nal, la integració­n y el desarrollo de los países sudamerica­nos, con un simultáneo esfuerzo conjunto con otros países de la región de América Latina y del Caribe. En particular si de tal forma se obtiene un aprovecham­iento inteligent­e del instrument­o de los acuerdos de alcance parcial, que brinda múltiples y variadas oportunida­des.

Los países de la región sudamerica­na poseen ventajas que pueden ser comunes.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina