Ascienden a un policía y a las horas lo echan por denuncias de abuso
El comisario que había tenido un ascenso meteórico en la Policía de Corrientes y la semana pasada fue designado al frente de una estratégica dirección general, pese a estar procesado por abusar sexualmente de una subordinada, fue removido de su cargo y pasado a disponibilidad por el Gobierno provincial.
La decisión de eyectar del cargo al comisario general Sergio Rubén Sánchez (50) se produjo apenas 24 horas después de que Clarín revelara el hecho por el cual está procesado desde hace dos años. Sánchez intenta por todos los medios evitar el juicio oral y ahora planteó al Juzgado de Instrucción de Ituzaingó la suspensión del juicio a prueba. La audiencia está prevista para la próxima semana y el abogado querellante adelantó que rechazarán la propuesta porque el tipo de delito no admite esa posibilidad.
Eduardo Etchegaray Centeno, el representante de la cabo Liliana I., anticipó que pedirán un agravamiento de la imputación del comisario general.
El artículo 119 del Código Penal establece penas de entre seis meses y cuatro años de prisión para el delito de abuso, pero el inciso E eleva la mínima a 8 años de cárcel y la máxima a 20 cuando “el hecho fuere cometido por personal perteneciente a las fuerzas policiales o de seguridad, en ocasión de sus funciones”.
Es decir que Sánchez podría terminar con una condena de cumplimiento efectivo, ya que ataque sexual a la suboficial ocurrió en su oficina.
Al erróneo encuadramiento legal del caso por parte del Juzgado de Instrucción de Ituzaingó se le debe agregar otro dato que muestra los aceitados contactos políticos y judiciales que tenía Sánchez. El oficial logró que la Justicia le dictara en poco tiempo la falta de mérito, pero un tribunal ordenó un nuevo pronunciamiento en base a las pruebas existentes. En 2020 Sánchez terminó procesado por abuso sexual simple.
La investigación contra Sánchez se disparó en 2017, casi un año después que la cabo Liliana I. decidiera formular una denuncia contra su superior por el abuso sexual que sufrió en la oficina del comisario cuando éste estaba al frente de la seccional de Villa Olivari. La mujer reveló que a raíz de ese episodio pasó por intentos de suicidio y afrontó un largo tratamiento psicológico y psiquiátrico.
Liliana relató que en 2016 ingresó a la oficina de su superior para que firmara unos papeles. “Cerró la puerta con llave, se acercó y me dijo que necesitaba masajes. Yo le contesté que estaba bien, que no necesitaba nada. Me manoseó, me besó a la fuerza, me tocó los pechos y me quiso levantar la chomba. Apenas pude salir de la oficina fui al baño y me apunté a la cabeza con el arma reglamentaria para matarme”, relató la víctima, hija de un policía retirado.
“Le dije que iba a pedir el traslado. Me pidió que no cuente nada. Me sentía sucia, pero aguanté porque no quería que sepa mi marido lo que me había pasado. No quería darle el pecho a mi hijo”, sijo. Tras guardar silencio varios meses, Liliana hizo la denuncia penal y arrancó una licencia para intentar superar el trauma.
Los buenos contactos de Sánchez quedaron en evidencia en los dos últimos años. En apenas 24 meses pasó a comisario inspector, luego a comisario mayor; y la semana pasada llegó a comisario general, el máximo grado dentro de la fuerza. ■