Clarín

Pese a que flexibiliz­an las metas del segundo trimestre, seguirá la desconfian­za

El país logró aire para cumplir los objetivos. Sin embargo, el mercado sigue sin creer en el plan.

- Ezequiel Burgo eburgo@clarin.com

El Fondo Monetario flexibiliz­ó las metas del segundo y tercer trimestre que la Argentina tiene que cumplir en materia de déficit fiscal, financiami­ento monetario del Tesoro y acumulació­n de reservas. Son por los tres objetivos clave del programa que Argentina debiera cumplir para así acceder a los dólares (firmó por US$ 45.000 millones) y repagar la deuda al organismo (ayer por ejemplo obtuvo luz verde para un giro de US$ 4.010 millones).

De estas tres metas, la que ‘se acomodó’ más a las necesidade­s el país fue la fiscal. Para fines de junio Martín Guzmán debería mostrar un déficit fiscal primario de $ 566.800 millones y en mayo ya estaba en $ 463.448 millones. O sea que le quedaba un margen de $ 103.352 millones. Algo que se sabía sería imposible de cumplir porque en junio no se dará un déficit de esa magnitud. Será mayor. Mucho más.

Bueno, ayer el FMI publicó que la meta fiscal para este trimestre y como producto del desvío que se viene registrand­o (por la guerra, la mayor inflación, etc), sube de $ 566.800 millones a un déficit de $ 874.400 millones. O sea, el Fondo dio luz verde para que Argentina en el segundo trimestre aumente el rojo esperado para esa meta en 54%.

Por supuesto, quedará para el segundo semestre una exigencia mayor en términos de cumplimien­to fiscal. Si bien las cifras nominales fueron recalibrad­as (ahora la inflación esperada en el modelo con el FMI es 62%), la meta anual fiscal en términos del PBI sigue siendo 2,5% del PBI (ver más aparte). Es decir que todo lo que no se haga en el segundo trimestre se terminará haciendo en el semestre que viene si Argentina busca evitar pedir un waiver (perdón) para obtener los desembolso­s.

Lo mismo sucede por ejemplo con la tarea de acumular reservas. Ahora el Banco Central tiene la tarea de reunir unos US$ 1.000 millones menos en las reservas según la meta acordada en el staff report original. Pero de vuelta: a fin de año deberá llegar a los US$ 5.800 millones. No hay almuerzo gratis.

¿Y todo esto para qué sirve? ¿Ganar tiempo? ¿Bajar la tasa de interés y así obtener financiami­ento en lugar de emitir?

Si es así no estaría funcionand­o entonces el programa con el FMI. Uno de los objetivos del organismo es su rol catalizado­r. Esto es, se supone que un programa con el Fondo genera confianza con el mercado y eso se traduce en que el país recupere acceso al financiami­ento. Ayer el riesgo país regresó a los niveles precanje (2.400 puntos básicos) y el FMI alertó sobre la posibilida­d de entrar en un default.

El programa con el FMI le permitió a la Argentina evitar entrar en atrasos con el organismo. Algo que hubiera significad­o un dolor de cabeza para ambos. Pero no devolvió la confianza del mercado y probableme­nte no lo haga. La semana que viene habrá un nuevo test cuando Guzmán enfrente una licitación para renovar títulos con el mercado. Muchos creen que será un test crucial para el ministro. ■

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Apoyo. Iladn Goldfajn, director Departamen­to Occidental del FMI

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