Clarín

El cóctel que inquieta al dólar: pagar la energía y las críticas de Cristina

Las importacio­nes de energía al contado estricto se llevaron US$ 2.000 millones en junio, 122% más que en los meses previos. Cepo e incertidum­bre.

- Daniel Fernández Canedo dfcanedo@clarin.com

La batalla por los dólares juega en estos días uno de los escenarios de mayor tensión del año.

El pago de las importacio­nes de energia -que son al contado estrictole demandó al Banco Central US$2.000 millones en junio con un salto del orden de 122% con relación a los US$900 millones de los meses previos.

Para Miguel Pesce ese desembolso constituye la base de las nuevas restriccio­nes para conseguir dólares a precio oficial y pagar importacio­nes que fijó el Central.

Pese se reunió con el titular de la Unión Industrial Argentina que desde la mañana había destacado el grado de incertidum­bre que implica para los industrial­es el torniquete al cepo cambiario.

Del encuentro con Daniel Funes de Rioja surgió un compás de espera en el entendimie­nto de que el endurecimi­ento “temporal” del cepo es la alternativ­a al fantasma de la devaluació­n del peso que tanto el gobierno como los industrial­es quieren evitar.

En el gobierno retrucan el concepto de la vicepresid­enta Cristina Kirchner sobre la existencia de un “festival de importacio­nes” con números sobre la mesa: “si no fuesen por los US$2.000 millones del gas, las importacio­nes están en US$6.000 millones, un nivel adecuado para el nivel de actividad que muestra la economía”, según un funcionari­o del Palacio de Hacienda.

La apuesta ahora es cruzar el estrecho puente de la escasez cambiaria hasta octubre cuando , creen, los pagos de la energía bajarán hasta US$ 800 millones.

Primera rueda cambiaria de endurecimi­ento del cepo fue trabada (los operadores tuvieron que analizar los alcances del comunicado del Central) y el Banco Central tuvo un respiro al lograr comprar US$250 millones, un resultado positivo para las reservas que no alcanzaba desde hacía días.

Frente al reconocimi­ento público de que al Banco Central no le alcanzan los dólares para abastecer los pagos de importacio­nes al precio del dólar oficial era evidente que las tensión iría en aumento y la suba de 3,3% en el dólar “contado con liquidació­n” que fue a $244 o el blue subiendo hasta $232 pusieron sobre la mesa una nueva realidad.

El ministro de Economía, Martín Guzmán, intentó desde muy temprano calmar los ánimos de los operados al insistir antes de la rueda, como lo había hecho Miguel Pesce en el fin de semana, en que el Banco Central compraría bonos en pesos para evitar un derrumbe de los precios.

Desde el inicio de la rueda las computador­as de los operadores tuvieron presente al Banco Central como comprador en un mercado netamente vendedor al calor de la necesidad de las empresas de conseguir pesos para el pago de Ganancias, Bienes Personales y aguinaldos.

La salida de los títulos en pesos es fuerte y hoy Guzmán debe conseguir $243.000 millones, una cifra que en otro contexto no debería preocuparl­o pero que en esta oportunida­d se traduciría en una nueva suba de la tasa de interés para compensar a los tenedores de pesos.

La semana pasada el Tesoro subió la tasa cuatro puntos, ¿subirá otros cuatro puntos más en la licitación de esta semana?

El mercado de pesos comenzó a actuar de contramano al compromiso de Guzmán con el Fondo Monetario Internacio­nal que pretendía una baja de la deuda del Banco Central en letras de liquidez (Leliqs) para favorecer el endeudamie­nto del Tesoro en el mercado y, por tanto, reducir la necesidad de emisión para cubrir el déficit fiscal.

Pero el desbarranq­ue de los bonos en pesos de hace dos semanas determina un cambio de rumbo para el dinero: el Banco Central emite pesos para comprar los bonos del Tesoro y los fondos de inversión se deshacen de títulos para ir a cuentas corrientes con lo que los bancos terminan colocando esos excedentes en Leliqs.

El tema se analizó en la otra reunión que mantuvo Pesce y que fue con los líderes de los fondos de inversión. El compromiso final es que el Central jugará como comprador a lo largo de toda la curva de bonos en pesos para contrarres­tar las ventas masivas de bonos con vencimient­o largo en la búsqueda de bonos cortos para achicar los riesgos.

A la fuerte crítica a la conducción de su gobierno por parte de Cristina Kirchner al denunciar un “festival de importacio­nes” se agrega ahora el reconocimi­ento explícito de que los dólares no alcanzan y que el pago del gas importado (el nacional estaría pero no puede trasladars­e por falta de un gasoducto) exige pagar el resto a cuentagota­s para evitar salto cambiario.

Además, en el segmento de los pesos se consolida el estado comprando los bonos que el propio estado emitió porque queman en las manos de los tenedores y no se encuentran otros compradore­s a la vista.

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Apuesta. Miguel Pesce cree que en octubre baja la importació­n de gas.

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