Clarín

En el G7, Fernández condenó a Rusia por la guerra y volvió a hacer un reclamo al Fondo

Insistió con que los derechos especiales de giro se canalicen a países con acceso limitado al crédito.

- Guido Carelli Lynch gcarelli@clarin.com

En su primera exposición frente a los jefes de Estado del G-7, Alberto Fernández condenó la invasión rusa a Ucrania, reclamó una nueva arquitectu­ra financiera que permita acceso a crédito a los países de renta media y pidió por un nuevo orden mundial.

En su calidad de presidente pro témpore de la Celac, por la que fue invitado, el jefe de Estado argentino brindó un discurso de cuatro minutos frente al canciller alemán, los presidente­s de Estados Unidos y Francia, y los primeros ministros de Gran Bretaña, Japón, Canadá e Italia.

“Soy consciente de que solo 1.800 kilómetros separan este recinto de donde se está librando una guerra. La Argentina condenó la invasión de Ucrania por parte de la Federación de Rusia”, señaló el mandatario en el foro que se desarrolló en el castillo Schloss Elmau, en los Alpes bávaros. Fernández exigió el diálogo inmediato entre Kiev y Moscú. Fue mucho más categórico que en la Cumbre de BRICS, en la que coincidió de manera virtual con el presidente ruso Vladimir Putin.

La semana pasada, el mandatario argentino había participad­o de la reunión de los BRICS, que reúnen a Brasil, India, Rusia, China y Sudáfrica. Allí, Fernández estuvo -de modo virtual- delante de Putin y no fue categórico en la condena a la invasión rusa a Ucrania.

En la reunión del G-7, un rato antes había hablado de manera virtual el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, quien reclamó a los líderes presentes baterías antiaéreas y ayuda para la reconstruc­ción de su país; además de una vía para sortear el bloque de las exportacio­nes de trigo de Ucrania (Ver página 21).

Fernández, que repasó su discurso por la mañana en Múnich junto al canciller Santiago Cafiero y al titular de Diputados Sergio Massa, llegó cerca del mediodía en helicópter­o junto a su reducida comitiva y a la delegación de Senegal, otro de los países invitados. Fue el quinto orador de la jornada. Lo recibió el canciller alemán Olaf Scholz.

El Presidente se refirió otra vez a las consecuenc­ias de la guerra. "La guerra que nos ocupa es una tragedia. Los flujos comerciale­s y la logística, ya seriamente dañados durante la pandemia, llegaron a un punto crítico. Los mares están militariza­dos. La guerra promueve el gasto en armamentos en detrimento de la inversión en proteínas, salud o educación que tanto necesita la humanidad”, dijo.

En el pasaje más duro de su alocución, a exactament­e 75 años del Plan Marshall que ayudó a reconstrui­r Europa después de la Segunda Guerra, Fernández señaló que América latina y el Caribe son discrimina­dos por los países centrales. “En América Latina y el Caribe no soñamos con un nuevo Plan Marshall. Nunca tuvimos uno. Pero soñamos con un nuevo orden internacio­nal donde los esfuerzos se equilibren y las ventajas se distribuya­n con criterios de equidad. Soñamos con no ser discrimina­dos por el mundo central y condenados a la marginalid­ad y al olvido”, señaló.

Como en cada una de sus intervenci­ones, el Presidente citó al Papa a quien esta vez no mencionó. “Ya sabemos que nadie se salva solo. Nunca ha sido más evidente que las crisis del presente (climáticas, sanitarias, financiera­s, energética­s y alimentari­as) son verdaderam­ente globales”, expuso.

Fernández insistió con el mismo pedido que llevó a la Cumbre del G20, en Roma, el año pasado. “Quiero alzar mi voz en esta Cumbre para abogar por la construcci­ón de una nueva arquitectu­ra financiera internacio­nal que incluya a las periferias del mundo”, destacó.

El mandatario argentino volvió a solicitar que los Derechos Especiales de Giro emitidos por el FMI se canalicen para los países con acceso limitado al crédito.

"Los Derechos Especiales de Giro emitidos por el FMI constituye­n una oportunida­d para mejorar las condicione­s sociales. La canalizaci­ón de los DEG’s a través del Fondo de Resilienci­a y Sostenibil­idad debe incrementa­rse incluyendo a los países de renta media. No deben ser instrument­os destinados a engrosar las reservas de bancos centrales que no los necesitan", sostuvo.

Y agregó: "Deben tener un sentido social capitaliza­ndo bancos regionales para financiar infraestru­ctura requerida para el desarrollo que el cambio climático además exige. La política de sobrecargo­s cobrados por el FMI también debe ser revisada. Constituye­n una penalizaci­ón inadmisibl­e en las circunstan­cias dramáticas que hoy vivimos".

"Así lo recomendó el G20 antes de que la guerra se desatara", señaló el Presidente, que en la noche del lunes se cruzó en la cena de gala a los mandatario­s invitados con la titular del organismo multilater­al Kristalina Georgieva. Fernández también recordó la recomendac­ión del G-20 para que los países hiper-endeudados no paguen sobretasas.

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