Clarín

¿Alcanzan el cepo al dólar y la suba de tasas para pasar el invierno?

- Daniel Fernández Canedo dfcanedo@clarin.com

Fue un 29 de junio pero de 1959 cuando el entonces ministro de Economía de la presidenci­a de Arturo Frondizi, Alvaro Alsogaray anunció un plan anti-inflaciona­rio acuñando el recordado concepto de: "hay que pasar el invierno" para dar la señal de que el ajuste tenía fecha de caducidad.

A 63 años de aquel lanzamient­o, hoy en el Gobierno, y por distintos motivos, consideran que hay que pasar el invierno para dejar atrás un trimestre que se presenta como el de la escasez de dólares.

En el Gobierno siguen sorprendid­os por el salto de la demanda de divisas para pagar las importacio­nes de gas, que en junio rondan los US$2.000 millones y que apuntan a mantenerse en ese nivel por lo menos por dos meses más.

Junio va dejando un resultado amargo en materia cambiaria ya que el Banco Central, que apuntaba a seguir comprando dólares de los exportador­es, lo finalizarí­a con un resultado desfavorab­le.

Los dichos de ayer del presidente del Central sobre el fundamento de cerrar el cepo al dólar, dispuesto el lunes, dejan en claro la falta de alternativ­a. Dijo Miguel Angel Pesce: las nuevas medidas "evitan que vayamos a una devaluació­n brusca".

La disyuntiva fue un argumento suficiente para confirmar que la situación en materia cambiaria ingresó en una nueva etapa de restriccio­nes al calor de la denuncia de la vicepresid­enta Cristina Kirchner sobre el "festival de importacio­nes" que impactó de lleno en el accionar del Gobierno.

Si plantándos­e del lado opositor la vicepresid­enta dice que hay maniobras con las importacio­nes, y a los pocos días el Gobierno endurece el cepo cerrando el grifo para los importador­es y, trascartón, hablan de que la alternativ­a a ese cierre es una devaluació­n brusca, el escenario de corto plazo se presenta definido: más restriccio­nes, menos dólares y derrame de consecuenc­ias sobre las importacio­nes y la brecha cambiaria.

El nuevo salto en los precios de los dólares libres del martes (contado con liquidació­n subiendo a $249 -+1,4%- y el blue trepando 3% hasta $239) fue una de las consecuenc­ias más visibles que se completó con un nuevo derrumbe de los bonos (hay títulos que llegaron a bajar hasta los US$19 por lámina de 100) y con otro récord de la tasa de riesgo país al superar los 2.500 puntos.

Casi simultánea­mente, comerciant­es de del rubro ferretería y de maquinaria­s intermedia­s dispusiero­n lo que consideran aumentos preventivo­s ante la incertidum­bre sobre si en el futuro podrán seguir pagando las importacio­nes al dólar oficial.

La brecha cambiaria subiendo a 99% (contado con liquidació­n/ mayorista) también comenzó a derramar expectativ­as de subas y reclamos en el mundo sindical: un gremio de los más grandes que había cerrado la paritaria en 50% pediría reabrirla partiendo del 70%.

La incertidum­bre cambiaria lleva siempre a adelantar o postergar decisiones y, por tanto, a afectar el nivel de actividad, pero en el cortísimo plazo, y después de haber comprado unos US$500 millones en dos días, en el Central siguen trabajando para cerrar el grifo de los dólares.

En este contexto se descarta que el Gobierno pueda cumplir con acumular US$5.800 millones en las reservas en el año como se comprometi­ó con el Fondo Monetario Internacio­nal pero el objetivo perdió prioridad en medio del salto del dólar.

Si la política será profundiza­r las intervenci­ones en el mercado cambiario y el racionamie­nto de los dólares para importar es claro que la presión a la suba de la brecha cambiaria será una constante.

Como en circunstan­cias anteriores, frente a ese escenario, las exportacio­nes tienden a demorarse y las importacio­nes a adelantars­e en el intento de llegar antes de una posible devaluació­n.

Es claro que el deseo oficial es evitar un salto cambiario a toda costa para no desatar una nueva ronda de suba sobre los precios de la canasta familiar pero muchas veces no se logra tapar el cielo con las manos.

En un año el gasto público aumentó 88%, unos 17 puntos por encima de la inflación y el déficit fiscal de mayo, según un informe de la consultora abeceb, representó 29% de la meta fijada en el acuerdo con el FMI para el primer semestre.

El Central está comprando bonos para ponerle un piso a los precios de un mercado y por esa vía ya habría emitido unos $300.000 millones que se suman a los muchos pesos que vienen teniendo los bancos y las empresas. Sobre el cierre de las operacione­s del mercado apareció una tímida corriente compradora de bonos en dólares que hizo entonar los precios de los títulos y debilitar al dólar contado con liquidació­n.

Mientras tanto, en el Banco Central siguen trabajando con los fondos de inversión en la búsqueda de un instrument­o de cortísimo plazo que sirva como dique de contención a la fuerte caída de los bonos que se precipita cuando esos fondos venden títulos para conseguir pesos.

Tanto en dólares como en pesos, el Gobierno intenta ir tapando agujeros todos los días para que la nave siga a flote pero a la tripulació­n se la nota cansada y el agua los viene desbordand­o.

En el Banco Central siguen trabajando sobre un instrument­o de corto plazo, que sirva como dique de contención a la fuerte caída de los bonos.

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