Clarín

Crece la hipótesis de un ataque de marginales sin un financista oculto

A un mes del fallido atentado contra la vice. La querella presiona a la Justicia para vincular a políticos o empresario­s. Pero los indicios apuntan a dos lobos solitarios.

- Daniel Santoro dsantoro@clarin.com

Un mes después de la fatídica noche en que Fernando Sabag Montiel gatilló dos veces en la cabeza a la vicepresid­enta Cristina Kirchner, el caso va probando, hasta ahora, solo la participac­ión de una pareja de marginales sin apoyo de estructura­s políticas o financista­s.

La querella de la vicepresid­enta presiona a la Justicia para avanzar

sobre el resto de “la banda de los copitos” -además de Sabag y Brenda Uliarte-, el grupo de Whatsapp llamado “Los Girosos, un grupo armado para la joda” y dos amigas de Brenda Uliarte con la esperanza de encontrar un autor intelectua­l. Máximo Kirchner lo dijo sin vueltas: “queremos saber quién está detrás de Sabag Montiel y Brenda Uliarte”.

Según los K, Carrizo sería un “terrorista” que, por ejemplo, le cobró a otro “terrorista” (Sabag) 2.500 pesos por carné falso de discapacit­ado, se preguntó una fuente judicial.

La prueba clave de la jueza y el fiscal Carlos Rívolo contra Carrizo y Díaz por el aporte al “plan” son los chats que intercambi­ó con Uliarte después del ataque. El procesamie­nto dice que Carrizo “formalizó un aporte de un arma de fuego (una pistola 22)”

que -hasta ahora- no apareció. El ataque se consumó con esa Bersa 32.

La defensa de Carrizo se pregunta “¿cuál es el aporte de mi cliente con un arma que no se sabe si existe y seguro no se usó en el ataque?” Por su parte, Díaz “dio consejos y advirtió sobre los peligros” a la novia del brasileño, según la magistrada.

Sin embargo, el análisis de sus comunicaci­ones y la georferenc­iación de sus celulares determinó que ambos “no estuvieron” en los alrededore­s del departamen­to de Cristina en la Recoleta. Por ejemplo, el celular de Carrizo se activó en el último mes “en el recorrido del colectivo que va a Tigre. Eso es lo más cerca que estuvo” de Juncal y Montevideo.

La “banda de los copitos” la dirigía Carrizo porque era el dueño del equipo para fabricar copos de azúcar y se los vendía a Sabag, Uliarte y Sergio Orozo. El creador del grupo de “Los Girosos” -llamado Daniel- declaró el viernes como testigo, y explicó que, fundamenta­lmente, se juntaban en el Puente de la Mujer de Puerto Madero para hacer “la previa” antes de ir a bailar.

En ese grupo de chats se leen bromas negras sobre el Holocausto, el ataque a las Torres Gemelas y se elogia el rock metalero.

La declaració­n de Daniel segurament­e convenció a la jueza de acusar solo como partícipe secundario y no principal a Carrizo y Díaz, dijeron fuentes judiciales a Clarín.

Un primer intento de la querella para unir a estos marginales con un grupo político ya fracasó. El actual intervento­r de la AFI, Agustín Rossi, había pedido a Capuchetti que se investigue si el grupo de ultraderec­ha “Revolución Federal” estaba detrás de la “banda de los copitos”.

Era porque Brenda se sacó una selfie durante el ataque de ese microgrupo con antorchas contra la Casa Rosada. La jueza dijo que no y la Cámara Federal porteña confirmó su decisión y la sumó a una causa por amenazas contra el ministro de Economía Sergio Massa y otros funcionari­os al juez Marcelo Martínez De Giorgi.

La querella también insiste con investigar la “financiaci­ón” de los “copitos”. Recordó los mensajes de chats de Carrizo, donde Joana Colman – miembro del grupo “Los Girosos”- decía: "por otra fuente sé que (Sabag) lo hizo por plata, por acomodo, así que el chabón en cuatro años ponele que sale y sale reacomodad­o mal, eh".

Sin embargo, las defensas dicen que se trata de expresione­s donde “tiran versiones y especulaci­ones” después del ataque, no una informació­n. Además, una cosa es hablar de “recompensa posterior” y otra, de un financiami­ento anterior.

No es verosímil, por ejemplo, pensar que un “financista” compró una Bersa de la década del setenta para cometer un magnicidio.

La hipótesis K del financiami­ento se alimenta, también, en que los investigad­ores encontraro­n en el teléfono de Uliarte informació­n que daba cuenta que habían intentado alquilar un departamen­to en Recoleta, donde los precios son elevados.

Sobre todo para Sabag y Uliarte cuyos informes bancarios revelaron que tienen cero pesos y vivían un desordenad­o monoambien­te en Villa Zagala, San Martín.

Específica­mente, se halló un video de un departamen­to que le habría sido enviado quien intentaba darlo en alquiler.

En fuentes de la defensa se afirma que si lo buscaron “¿con qué lo iban a pagar?”. Además, la “precaria inteligenc­ia que hicieron Sabag y Uliarte” fue pasar por la esquina de Juncal y Montevideo vendiendo copitos y observando a la custodia.

El abogado de Carrizo, Gastón Marano, está preparando una apelación contra el procesamie­nto de su cliente

La defensa de Carrizo apelará el procesamie­nto ante la Cámara Federal porteña

por ser a su criterio “arbitrario, inválido y sin fundamento­s”.

Será el primero que llegue a la Cámara Federal porteña para que evalúe el trabajo de la jueza. La defensa de Sabag y Uliarte no apelaron y así el fallo quedó firme.

Ante los reclamos del kirchneris­mo, Capuchetti trabajaba este fin de semana sobre el contenido de una decena de teléfonos secuestrad­os entre los que están los de Uliarte, Carrizo, Díaz y los obtenidos en las últimas horas: el de Colman y el de Jonatan Posadas, alias "Jony White".

Posadas no es de ninguno de esos dos grupos sino un pariente de Carrizo que no tiene nada ver y al que también le secuestrar­on el celular. Otro de los investigad­os del grupo de “Los Girosos” es un tal David que se ufana de “investigar y ser de la DEA”.

Fuentes cercanas a Marano se quejaron por qué la jueza “hizo una selección de chats y omitió otro en que, por ejemplo, Brenda le dice a Carrizo: “Estoy hasta la pija. perdón chicos en el lío en que los metimos”.

El problema es que el celular de Sabag quedó reseteado por un error de un técnico de la Policía Federal y ahora la PSA intenta recuperar su contendido. Capuchetti y Rívolo cumplen con su tarea de agotar todas las hipótesis de investigac­ión en un caso de suma gravedad institucio­nal.

Pero hasta ahora las pruebas apuntan a dos marginales con problemas de salud mental, sin formación política y sin plata que, sin embargo, pudieron burlar la custodia de La Cámpora y la de la Policía Federal.w

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Está procesado como partícipe secundario del intento de asesinato. Es el dueño del equipo para producir copos de nieve.
Gabriel Carrizo (27 años) Está procesado como partícipe secundario del intento de asesinato. Es el dueño del equipo para producir copos de nieve.
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Está procesada como partícipe secundaria del intento de asesinato. Es amiga y compañera de estudios de Uliarte. Le escribió chats sobre cómo protegerse.
Agustina Díaz (21 años) Está procesada como partícipe secundaria del intento de asesinato. Es amiga y compañera de estudios de Uliarte. Le escribió chats sobre cómo protegerse.
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Está procesado como coautor material de tentativa de asesinato agravado. Desd e el año pasado tenía problemas de salud mental.
Fernando Sabag Montiel (35 años) Está procesado como coautor material de tentativa de asesinato agravado. Desd e el año pasado tenía problemas de salud mental.
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Está procesada como autora del intento de asesinato. En los chats instiga a Sabag Montiel, su novio, a cometer el ataque.
Brenda Uliarte (23 años) Está procesada como autora del intento de asesinato. En los chats instiga a Sabag Montiel, su novio, a cometer el ataque.

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