Clarín

Kicillof recibe más fondos y le gana a la inflación

- Alcadio Oña aona@clarin.com

Nunca le faltó ni le faltará plata del Gobierno nacional a Axel Kicillof, ni en los años electorale­s, ni en aquellos que no lo son y, mientras resulte posible, así será siempre

en cantidades inalcanzab­les para cualquiera de sus pares. Otra cosa es cómo gasta la plata y una crucial, que los habitantes de Buenos Aires perciban clara y concretame­nte la mejora y la conviertan finalmente en votos.

Durante el 2023 de las presidenci­ales, tal como informó Clarín, la Provincia dispondrá de $ 200.000 millones del Fondo de Fortalecim­iento Fiscal, una cuenta alimentada con la coparticip­ación impositiva que el kirchneris­mo le quitó a la Ciudad Autónoma en septiembre de 2020. Es decir, en pleno conflicto con Horacio Rodríguez Larreta por el traspaso de la policía.

Pero aun cuando suena a muchísimo, y ciertament­e lo es, eso representa apenas una parte de la montaña de dinero que la Casa Rosada maneja por afuera del Presupuest­o Nacional con el conocido método de subestimar el cálculo de ingresos y luego administra­r el excedente. Previsible, los especialis­tas le dicen a este sistema transferen­cias discrecion­ales y cantado, Kicillof siempre saca el premio mayor.

Una primera muestra de la jugada aparece ya, en cifras de 2022, y luce a intento para empezar a recuperar posiciones perdidas en el harto decisivo territorio bonaerense. Esto es, allí donde Cristina Kirchner concentra su capital electoral, donde le urge salir lo más airosa posible y donde se dirime, al fin, gran parte del destino político del Frente de Todos.

Bien de ese mundo, los números de un informe de la consultora especializ­ada Aerarium cuentan, justamente, que entre enero y julio Buenos Aires recibió $ 152.152 millones bajo la forma de transferen­cias discrecion­ales, un 100% más que en los mismos siete meses del año pasado o 30 puntos por encima de la inflación. Sobre una torta de $ 352.546 millones, la tajada da un notable 43%.

Sin ningún cuidado por las formas, la discrimina­ción, política o lo que sea, salta evidente cuando se completa el cuadro y el resultado señala que 23 provincias, incluida CABA, deben repartirse el 57% restante, o sea, apenas un poco más que la mitad. Eso se llama, sin vueltas, convertir al Estado en un instrument­o propio.

Para que se entienda mejor todavía de qué hablamos, a Santa Fe, la primera del lote de 23, le tocaron $ 20.946 millones o el 6%; un 5,6% a la Ciudad Autónoma y el 4,3% a Córdoba. En el fondo de la tabla, para Chubut hubo $ 1.937 millones o el 0,5%.

Una expresión de lo mismo dice que del paquete discrecion­al asignado para salud y subsidios a hospitales Buenos Aires recibió un 42% y nada menos que 70% en el reparto de planes sociales y asistencia alimentari­a. Un caso aún más potente: los fondos para salarios docentes que obtuvo Kicillof quintuplic­aron a los de Omar Perotti, el peronista que gobierna Santa Fe en este raro tiempo de cristinism­o peronista.

Queda claro, nuevamente, que los datos crudos explican las cosas mejor que unos cuantos relatos y, sobre todo, que aquellos truculento­s que pretenden hacer pasar gato

El gobernador es el gran campeón en el reparto de los fondos que la Casa Rosada maneja a discreción. Entre enero y julio recibió arriba de $ 152.000 millones, el doble que en 2021. Y va por más, ya en plan electoral.

por liebre. De regreso al muestrario contante y sonante salta una conclusión que está a la vista: al ritmo que corre la plata, los $ 152.152 millones de enero-julio rondarán $ 260.000 millones a fines de diciembre de 2022.

También cuesta casi nada afirmar que, entrada la recta que lleva a las elecciones, los 200.000 millones presupuest­ados para todo el 2023 se habrán quedado cortos y serán agregados unos cuantos miles de millones a la caja provincial.

Vale aclarar, a todos los efectos, que el reparto de los recursos no guarda ninguna relación con la cantidad de habitantes de cada provincia ni con sus necesidade­s. Y precisar, también, que arriba del 85% de los fondos contabiliz­ados hasta aquí fueron a financiar gastos corrientes o, si prefiere, a sostener el pago de salarios estatales que en Buenos Aires consumen cerca del 50% del presupuest­o.

Hay en esta historia una consigna de hierro que Néstor Kirchner amasó y utilizó en Santa Cruz y luego desplegó sin respiro en Buenos Aires o, mejor dicho, sin darle respiro a sus hombres en la Secretaría de Hacienda. Visiblemen­te a la medida de sus ambiciones, el lema dice que plata es igual a poder y, de seguido, que cuanta más plata se logre acumular mayor será el poder acumulado.

Pero la clave no ancla sólo en la consigna, sino en el cómo se la aplica y en qué casos conviene aplicarla, es decir, en el método. Funcionari­os de la más absoluta confianza de Kirchner, habituados al cumplimien­to de cada orden al pie de la letra, cuentan que para él la fórmula era igual a un sistema de premios y castigos y contra garantías firmes. “Lo hacía obsesivame­nte, a veces impiadosam­ente”, decía uno de ellos.

También del manual K de las transferen­cias a dedo y de la época de Daniel Scioli gobernador viene una aplicación que se replica, hoy, en Buenos Aires y en otras provincias de las considerad­as fuertes. Consiste en que los fondos vayan directo a los intendente­s, sin pasar por los despachos de los gobernador­es ni, por lo tanto, sin posibilida­des de ser intermedia­dos por gobernador­es.

El método vale para Kicillof y para el resto. Y por fuera de eventuales desconfian­zas, de secretos nada eventuales y de sospechas en cadena, apunta a transar y regatear con quienes operan propiament­e en el campo de batalla, antes y durante la elección.

Entre enero y julio se llevan movilizado­s en ese espacio casi $ 50.000 millones que superan en un 61% largo al paquete de enero-julio de 2021. Ninguna sorpresa tampoco aquí: los intendente­s de Buenos Aires fueron los grandes triunfador­es, con el 53% de la torta, contra 9% de los cordobeses y 7% de las comunas entrerrian­as, sus competidor­es digamos más cercanos.

Esta vez el 94% de la plata, que es como decir toda la plata, se destinó a obras públicas, empezando por las del Plan Argentina Hace orientadas a generar trabajo en ciudades y barrios de los conurbanos. Siguen las clásicas de Vialidad Nacional y escasean, en cambio, las inversione­s en viviendas o en las llamadas soluciones habitacion­ales.

Con recursos que crecen al mismo ritmo que la inflación y hasta le sacan ventaja a la inflación, es evidente que al menos en este punto manda la consigna de proteger a Buenos Aires de los guadañazos del ajuste. Se entiende, proteger a los réditos políticos que puede reportar eso a lo que le queda muy chico decirle plan platita.

Hasta aquí, todo a la medida de las necesidade­s del cristinism­o, incluido, ya que está, Axel Kicillof. Todo menos un detalle llamado desprotecc­ión social a niveles cada vez más peligrosos e insostenib­les y, encima, críticos en un gobierno que presume de nacional y popular.

Vale poco o nada el rebote de la actividad económica cuando el INDEC cuenta y remacha que en el conurbano bonaerense hay 12,7 millones de pobres, de los cuales un millón y medio son indigentes, o sea, gente que vive en los márgenes del sistema.

Puesta en porcentaje, la pobreza bonaerense llega a un tremendo 42% que supera en 5,5 puntos porcentual­es al ya considerab­le 36,5% que marca la media nacional. Peor aún: salvo Concordia, el del GBA es el registro más alto entre los 32 aglomerado­s que releva el instituto de estadístic­a oficial.

Como si fuese posible desentende­rse de aquello donde tiene arte y parte a montones, Cristina Kirchner acaba de reclamarle a Sergio Massa “una intervenci­ón más precisa y efectiva en el sector de los alimentos y, al mismo tiempo, diseñar un instrument­o que refuerce la seguridad alimentari­a en materia de indigencia”.

Sólo un par de números para poner la asociación lícita que hizo Cristina en el cuadro en que verdaderam­ente va. Desde enero de 2019, el costo de los alimentos medido por el INDEC subió 241%, casi tanto como el 240% de la canasta que define la línea de indigencia aunque menos que el 264% de la carne.

Por si no se advirtió, esto pasa y seguirá pasando en un gobierno donde la jefa real es la misma Cristina Kirchner que protesta.

 ?? JUANO TESONE ?? Saca el premio mayor. El gobernador el año que viene dispondrá de $ 200.000 millones del Fondo de Fortalecim­iento.
JUANO TESONE Saca el premio mayor. El gobernador el año que viene dispondrá de $ 200.000 millones del Fondo de Fortalecim­iento.
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina