De los escándalos en la Guerra Fría a los juguetes sexuales contra Carlsen
Desde las acusaciones entre Fischer y Spassky a las “perlas anales” usadas para vencer al campeón del mundo.
El escándalo instalado en el seno del ajedrez de elite desde principios de septiembre cuando Magnus Carlsen se retiró en un torneo en St. Louis tras perder con el estadounidense Hans Niemann e insinuar que se debió porque su rival había hecho trampa a través de “perlas anales” o un “masajeador prostático” (acusación que ratificó explícitamente el lunes en un comunicado), no es el primero que mancha al “juego-ciencia”. Desde la guerra Fría en el mundo de los tableros y trebejos hubo casos confirmados de juego sucio y otros que quedaron sólo en sospechas.
En el mítico duelo por el título mundial de 1972 entre Bobby Fischer y Boris Spassky, ambos equipos se acusaron de comportamientos ilegales. El contexto político era claro: fue un choque simbólico entre Estados Unidos y Unión Soviética, las grandes potencias del momento. Antes de cada partida las partes examinaron exhaustivamente la sala de juego revisando las mesas, las sillas, la iluminación y hasta el aire para descartar que hubiera algún dispositivo pirata transmitiendo información. Fischer incluso llegó a asegurar que Spassky había contratado a una persona para que se mezclara entre el público y lo desconcentrara. Desde el equipo del soviético presentaron una queja formal ante la federación islandesa -el match se disputó en Reykjavik- asegurando que el retador utilizaba métodos electrónicos en perjuicio del campeón. Nadie pudo probar nada y el estadounidense se impuso por 12,5 a 8,5 al cabo de 21 de las 24 partidas pautadas y se convirtió en el primer campeón mundial de su país.
Con el avance de la tecnología y el desarrollo de los teléfonos celulares, computadoras cada vez más rápidas y dispositivos para transmitir señales más sencillos de camuflar, los métodos para hacer trampa evolucionaron.
En el Abierto de Filadelfia de 1993 apareció un desconocido llamado John von Neumann quien atrajo la atención de todos porque alternaba errores de un principiante con victorias magistrales sobre algunos favoritos. Las sospechas crecieron y finalmente, cuando fue interrogado por el director del torneo, fue incapaz de demostrar un conocimiento básico de ajedrez y resultó descalificado. Se comprobó que ni siquiera conocía las reglas del juego y que estaba conectado por un pequeño auricular con un amigo y una computadora instalados en otra habitación.
Los franceses Sébastien Feller, Arnaud Hauchard y Cyril Marzolo intentaron jugar “sucio” en la Olimpíada de 2010, pero fueron descubiertos y declarados culpables. Feller incluso fue condenado en 2019 a seis meses de prisión en suspenso por ese hecho. ¿Cómo fue el plan que pusieron en marcha? Marzolo analizaba las partidas de Feller en Internet y mandaba sugerencias a Hauchard por mensajes de texto. Y Hauchard, presente en la sala de juego, se las transmitía a Feller parándose detrás de alguna de las mesas de otros jugadores. Es que como habían pautado previamente, cada mesa representaba una jugada diferente a realizar.
El choque por el título mundial de 2006 estuvo marcado por una insólita pelea entre el ruso Vladímir Kramnik y el búlgaro Veselin Topalov por el uso del baño. Tras la cuarta partida Topalov presentó un reclamo alegando que su rival iba al baño “un promedio de 50 veces por partida” y que en ocasiones lo hacía varias veces entre jugada y jugada. Aunque no tenía pruebas aseguró que recibía ayuda externa aprovechando que ese era el único lugar del recinto de juego que no estaba vigilado por audio y video.
Pero el último escándalo entre Carlsen y Niemann parece haberlo superado todo cuando se dijo que éste intervino en una computadora usando un “masajeador de próstata” o “perlas anales inalámbricas” en sus pies.
Un jugador profesional tuiteó sobre esa teoría. “Estoy obsesionado con la idea de que Niemann estuvo haciendo trampas en la Copa Sinquefield usando perlas anales inalámbricas que le hacen vibrar los movimientos correctos”, escribió.w