Clarín

Grises y sombras sobre Marilyn Monroe

El filme protagoniz­ado por Ana de Armas aburre, es largo y pretencios­o. ¿Verlo o no?

- Pablo O. Scholz pscholz@clarin.com

Mucho se esperaba a Rubia (Blonde), la película en la que la ascendente Ana de Armas interpreta el combo Norma Jean/Marilyn Monroe, producida por Brad Pitt y que estrena en exclusivo Netflix. Pero ni las escenas de sexo por las que se la calificó en los Estados Unidos NC-17 (prohibida para menores de esa edad) van a resultar un aliciente a quien se disponga a verla en el living de su casa.

Porque Rubia es como, en vez de un grandes éxitos, grandes momentos tortuosos de Norma Jean/Marilyn que no podrá olvidar. O como un álbum de figuritas al que le faltan tal vez no las más difíciles, pero sí unas cuantas importante­s.

Es una ficción basada en hechos reales. Repasemos los hechos escabrosos, y si no quieren saber qué van a ver si se sientan a “disfrutar” Rubia, salteen un párrafo. Norma Jean no conoce a su padre, vive con su madre soltera, quien en un ataque de furia intenta ahogarla en una bañera. El poderoso jefe de un estudio de Hollywood, cuyo nombre comienza con Z, le da un papel en una película luego de abusar de ella en su oficina. Tiene dos abortos, uno para poder trabajar en Los caballeros las prefieren rubias (aunque se arrepiente en pleno quirófano) y otro accidental­mente, y se dice a sí misma que no debe vomitar sino tragar cuando le practica sexo oral al mismísimo presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy.

Sí, con Mr. President se prefirió una escena de tinte sexual antes que apelar al recordado festejo de cumpleaños, saliendo sensualmen­te de una enorme torta.

“Persona y personaje se necesitaba­n mutuamente”, decía Ana de Armas en el Festival de Venecia, y así Norma Jean habla de Marilyn en tercera persona, como hacía Diego Maradona. Es tanta la tortuosida­d que sufre Norma Jean, que entre escena y escena uno espera que cesen los tormentos.

Pero no. La novela de Joyce Carol Oates de casi mil páginas en la que se basa es mezcla de ficción y biografía real, pero no autorizada. Norma Jean está obsesionad­a porque fue una hija no deseada, y desea tener un hijo como una manera de trascender. El guion como que la obliga a expresarlo en voz alta en más de una oportunida­d. Las escenas de sexo, entre el trío que conforman la rubia y otros dos hijos no deseados, “Chass” Chaplin y Edward G. Robinson Jr., tampoco dan para el escándalo.

La película del neozelandé­s Andrew Dominik -el director de Chopper - es, lejos, su obra menos lograda y la más intrascend­ente, larga y aburrida. Sí. ¿Un filme que relate momentos de la vida del ícono sexual absoluto, tanto como que fue una mujer culta e instruida, puede cansar agobiar, aunque no fastidiar?

La pretencios­idad de Dominik es… molesta. Como Baz Luhrmann hace en otra biopic estrenada este año, Elvis. Desnuda las costuras, muestra su cámara -en un estreno, la imagen muestra en cámara lenta a fans y fotógrafos con las bocas desencajad­as, que miran a la cámara, y no a Marilyn, por dar un solo ejemplo; otro: Norma Jean habla con su feto, y éste le contesta- y en vez de lograr subrayar lo que desea expresar, se pone en primer plano y aleja en vez de aproximar al espectador a la trama.

Una trama que no es compleja, pero que está atravesada por el trauma de Norma Jean de conocer a su padre -que les diga “Daddy” (Papi) a sus dos maridos es material para otro análisisy estructura­da en escenas en las que los personajes que la circundan son apenas esbozos.

Pero si ni siquiera Norma Jean/Marilyn tiene profundida­d, qué se podría pedir para el resto. Falta un hilo conductor para que todo no desemboque en un final donde hay que apurar el cierre en el que ¿deben? converger todos los temas previament­e abordados. Tampoco queda muy claro el patrón, si lo hubiera, por el que algunas escenas están rodadas en blanco y negro y otras en color.

Así, lo único para rescatar es la presencia de la cubana Ana de Armas como Norma Jean/Marilyn. Acierta en su caracteriz­ación, pero también en la manera en la que intenta desnudar el alma de su personaje. ■

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 ?? ?? La dama y el escritor. La escena alumbra el momento en que la diva hollywoode­nse estuvo casada con el dramaturgo Arthur Miller.
La dama y el escritor. La escena alumbra el momento en que la diva hollywoode­nse estuvo casada con el dramaturgo Arthur Miller.

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