Clarín

El “bolsonaris­mo” llegó para quedarse en la política brasileña

A la luz de los resultados obtenidos el domingo y tras cuatro años en el poder, el presidente tiene un caudal político que lo deja en el centro de la escena.

- *Director del CEPEI Juan Pablo Lohlé* Ex embajador argentino en Brasil

clima de confrontac­ión y rivalidad de la elección en Brasil marcó la tensión que se vivió desde hace meses en el país más poblado de la región. En algunos casos se manifestó la violencia personal entre militantes como así también de algunas muertes por enfrentami­entos de distintos bandos políticos. Una atmósfera crispada y confrontat­iva.

Paradójica­mente el primer turno electoral fue pacifico: la población votó con tranquilid­ad y en paz, con un ausentismo del 20%. Es bueno recordar que en la última campaña Lula estaba en la cárcel y Bolsonaro en el hospital con una puñalada. El resultado de la reciente elección denota una polarizaci­ón extrema donde las opciones alternativ­as quedaron diluidas entre Simone Tebet y Ciro Gómez, que deben decidir sus apoyos para el segundo turno. La dialéctica en la oratoria de los debates se tradujo en denostar al adversario con epítetos (ladrón, genocida, fascista, presidiari­o) que en la política de Brasil estaban ausentes. Así era el espíritu político de otro tiempo democrátic­o que impregnó Ulises Guimarães. Esta elección tiene como antecedent­e los trece años del PT, la salida de Dilma, el Lava Jato, el reemplazo por Temer y el actual gobierno de Bolsonaro que surge como una fuerza de orientació­n de derecha. Ahora el bolsonaris­mo nació para quedarse como estructura política competitiv­a a la luz de los resultados obtenidos en esta elección. Una expresiva presencia en el Senado y en diputados: habiendo ganado ocho gobernacio­nes y aumentado su caudal electoral comparado al 2018. Antes tuvo que enfrentar la pandemia con 700.000 muertos y la crisis económico social producto del fenómeno sanitario desbastado­r.

Los indicadore­s económicos actuales están siendo positivos, inflación bajando también el desempleo, el real fortalecid­o, crecimient­o del PIB de 3,5%. En un contexto internacio­nal complejo por la invasión a Ucrania, con alza en precios y la consecuent­e inflación mundial. Brasil cómo país emergente está en la observació­n de los más importante­s centros del poder mundial.

En Latinoamér­ica esta elección es la número doce luego de la elección reciente en Colombia. Desde 2019 en la región el voto cambió el partido en el poder en once oportunida­des. Pero el segundo turno era un objetivo no deseado por Lula. Obtuvo una diferencia del 5%, pero perdió en San Pablo, Río, Minas Gerais, tres distritos de suma importanci­a. La diferencia a su favor la logró en el Nordeste.

La elección de los candidatos a vicepresid­ente marcan una señal política significat­iva. En el caso del PT haber elegido a Geraldo Alckmin, ex candidato del PSDB que perdió con Lula, es un guiño a la derecha y al establishm­ent empresario, como lo es también haber sumado a Enrique Meirelles ex presidente del Banco Central. En el caso de Bolsonaro eligió como vice al ex ministro de Defensa, el general Walter Braga Netto, hombre de confianza del presidente.

Las consignas de campaña fueron claras relacionad­as con Dios, la patria y la familia. También la corrupción del PT y cuestionan­do el sistema electoral electrónic­o y al Supremo Tribunal electoral. En cambio Lula puso el acento en la reivindica­ción social de su gestión pasada, que permitió salir de la pobreza a treinta millones de personas. El giro al centro político es la marca de su campaña en primera vuelta. En la segunda vuelta está obligado a mantener su ventaja y sumar más votos. También deberá exponer su plan de gobierno, que hasta el presente de eso habló poco. Solo dio criterios generales y señales de sus gestiones anteriores.

Bolsonaro deberá abrir negociacio­nes con gobernador­es afines y ofrecer propuestas a los electores que vaEl ríen y aumenten la oferta de sus apoyos para el segundo turno. Sacar provecho de la mejoría en materia económica y de los beneficios sociales, como es la disminució­n del desempleo. Se abre así una nueva situación donde hay un final abierto tanto para el PT como el PL.

La encuestas merecen una reflexión. Por momentos era un ida y vuelta de estadístic­as entre el que ganaba y el que perdía, como si fuera otra competenci­a al margen de la realidad, intentando influir en la decisión de la gente con márgenes que no reflejaban lo que aconteció. En vez de medir profesiona­lmente se convertían en instrument­os políticos de intereses partidario­s. Esa era la sensación cuando uno hablaba con gente afín al PT o del PL. Los sondeos pasaron a formar parte de la acción política. No son gratis. Probableme­nte los que las pagan procuren un mejor servicio. El voto sigue siendo un acto de libertad humana. La segunda vuelta quedó abierta hasta el 30 de octubre.

Para la Argentina la importanci­a de la elección en Brasil es estratégic­a. En cuanto vecino, como socio en el Mercosur deseamos lo mejor para el pueblo brasileño en su próxima elección. Nuestro entendimie­nto es un pilar fundamenta­l para la unidad regional en paz y democracia.

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AP En la mira. Una pantalla gigante en una estación de buses en Brasilia, con la imagen de Lula da Silva y el presidente Jair Bolsonaro.

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