Clarín

“Mindful walking”, la caminata para transitar momentos de ansiedad

El psicólogo Martín Reynoso explica el paso a paso de esta práctica del mindfulnes­s que ayuda a sacar de la mente los problemas y preocupaci­ones.

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La caminata consciente o “mindful walking” consiste en moverse con atención plena, con el objetivo de sacar de la mente los problemas y preocupaci­ones que generan ansiedad.

Quien nos guía es el psicólogo Martín Reynoso, director de Train Your Brain Argentina y autor de “Mindfulnes­s, la meditación científica”.

“Te podés dar cuenta de que hay

tensiones en tu cuerpo. Si estás en un momento ansioso, vas a sentir un cosquilleo”, advierte en un video que armó para Clarín.

“Rodeá esas sensacione­s con una actitud de amabilidad, de bondad. Sin pelear contra ellas”, propone el especialis­ta mientras nos conduce hacia un momento de paz.

La atención plena es una cualidad o actitud que tenemos todos los seres humanos. En muchas ocasiones, tapada por nuestra acelerada forma de vivir. Es la capacidad de ver las cosas en el momento presente, con una intención de conectar, activando ciertas cualidades como la curiosidad y la amabilidad.

Se vincula con el “dejar pasar” cuando lo que estamos observando es difícil. Así, buscamos tener una actitud de “no juicio”, tanto de los fenómenos externos como los internos.

“Todo eso se engloba bajo la frase

'no juzgar'. Entonces, la definición de atención plena sería conectar con el momento presente sin juzgar”, sintetiza Reynoso.

“Hay muchos beneficios reportados de la atención plena cuando entrenamos realmente nuestra mente”, propone el psicólogo. Y señala que la práctica brinda un espectro “bastante amplio” de aportes para la salud.

Esas cualidades tienen que ver con tener una atención y un foco más estable, mayor autoconsci­encia, y mejor regulación de las emociones.

También brinda -según el especialis­tamayor bienestar y calidad de vida. Nos ayuda a controlar los impulsos y a gestionar mejor el estrés y la ansiedad. A la vez que logramos un mejor descanso.

Se utiliza, además, para desarrolla­r la aceptación, sobre todo en personas que tienen problemas crónicos de salud.

Los preparativ­os. Comenzarem­os esta práctica en la postura de parados, con las piernas abiertas a la altura del ancho de los hombros. Que las rodillas no estén tensas, sino con una leve flexión.

Dejamos los brazos al costado del cuerpo, sueltos. Procuramos que los hombros estén bajos. Podemos cerrar los ojos y tomar tres inhalacion­es profundas, como en todos los inicios de las prácticas del mindfulnes­s.

Así, empezamos a soltar tensiones.

Objetivo: transitar la ansiedad. “En esta práctica vamos a intentar transitar la ansiedad. No está mal sentirse ansioso; es parte de lo que puede ocurrirnos”, dice Reynoso.

“Puedo caminar a través de mi ansiedad y, eventualme­nte, disminuirl­a”, sigue el especialis­ta.

Para comenzar, hay que observar el cuerpo. Sentirlo. Nos vamos a dar cuenta de que puede haber tensiones y zonas con mayor ansiedad. Podemos tocarlas. Si estamos en un momento ansioso lo vamos a sentir en forma de cosquilleo. Algunas personas advierten, además, un ardor en el pecho o en la garganta.

“Intentá no pelear contra eso. Lo que vamos a hacer es rodear esas sensacione­s con una actitud de amabilidad y de bondad para con nosotros mismos”, recomienda el psicólogo.

Paso a paso. Una vez listos, intentarem­os caminar como rara vez lo hacemos: sintiendo cada uno de nuestros pasos. Eso es lo que llamamos

“mindful walking” o caminata consciente. Podemos empezar a dar unos

pasos consciente­s, muy despacio, en cámara lenta. Vamos a levantar la pierna y apoyar primero el talón, luego la planta del pie, después el metatarso y, por último, los dedos.

•Continuar con esa práctica muy lenta y suave. Sentir el balanceo, junto con la respiració­n que acompaña el movimiento. Sin tensionar las manos ni los hombros. Ir soltando todo aquello que no necesitamo­s. Tres o cuatro pasos. Luego nos detenemos y tomamos una inhalación profunda.

•Luego se emprende un suave regreso, volteando el cuerpo y volviendo por donde vinimos.

•Mas tarde, hacer nuevamente esos pasos lentos y sentidos.

•Una vez que llegamos al lugar de inicio, asumimos de nuevo la postura de parados. Vamos a cerrar los ojos, hacer respiracio­nes profundas y tratar de conectar con la ansiedad.

“La ansiedad es el ansia de control”, describe Reynoso.

“Vamos a darnos cuenta de que cabe la posibilida­d de que dejemos pasar algunas cosas. De soltar. De confiar. No todo está bajo nuestro control”, sigue el psicólogo.

Entonces, tratamos de llevar la atención a nuestro cuerpo y a nuestra respiració­n.

Por último, poner las manos en la zona abdominal para tomar tres inhalacion­es, profundas y sentidas. Y, suavemente, finaliza la práctica.w

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SHUTTERSTO­CK Opinión. Reynoso asegura que “no está mal sentirse ansioso, es parte de lo que puede ocurrir”.

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