Clarín

Tras dos siglos, el destino de los frisos del Partenón se decide en secreto

Grecia quiere que el Reino Unido los devuelva. Hay negociacio­nes reservadas entre Atenas y Museo Británico.

- Alex Marshall

Cuando Lord Elgin, un aristócrat­a británico, zarpó de Grecia a principios del 1800, también envió a Inglaterra algunos de los mayores tesoros de la antigüedad: una colección que incluía estatuas de dioses griegos y frisos tallados que alguna vez decoraron el Partenón en Atenas.

Arrancados de las paredes del templo, aparenteme­nte con el permiso de los otomanos que entonces gobernaban Grecia, los llamados Mármoles de Elgin se vendieron más tarde al gobierno inglés y se convirtier­on en algunos de los artefactos más famosos de la colección del Museo Británico. Pero también alimentaro­n la que es, tal vez, la disputa político-cultural más notoria del mundo.

Desde los días de Lord Byron, el poeta romántico que fue uno de los primeros críticos de su remoción, el destino de los frisos es amargament­e cuestionad­o. Los británicos dicen que los mármoles fueron adquiridos legalmente y se exhiben mejor junto con otros artefactos en un museo universal, mientras que los griegos los ven como tesoros saqueados que son base de su herencia nacional.

La presión para devolver los mármoles ha aumentado a medida que los museos han devuelto artículos de alto perfil, incluidos bronces de Benin, antigüedad­es italianas y otros fragmentos del Partenón que el Vaticano entregó el mes pasado. Ahora hay señales esperanzad­oras de que tal vez podría estar a la vista una resolución entre el Museo Británico y Grecia, ya que los funcionari­os de ambos lados han reconocido que se han llevado a cabo conversaci­ones secretas. Pero incluso cuando esas revelacion­es se han convertido en optimismo de que pronto se logrará un progreso real, ambas partes han dejado en claro que aún no hay un acuerdo inminente. De hecho, siguen muy alejados en algunas cuestiones clave.

Las conversaci­ones han estado en curso en Londres desde noviembre de 2021, entre el primer ministro Kyriakos Mitsotakis de Grecia y George Osborne, exministro de Finanzas de Gran Bretaña, actual presidente del Museo Británico. En la reclusión de lujosos hoteles y en la casa del embajador griego, las partes han estado tratando de llegar a un acuerdo.

Qué tan bien han ido las negociacio­nes ha sido motivo de mucha especulaci­ón. Un artículo del mes pasado en el periódico griego Ta Nea, que dio a conocer la noticia de las conversaci­ones, dijo que estaban completas en un “90 por ciento”, citando fuentes griegas “bien ubicadas”. Bloomberg informó a principios de este mes que las partes estaban “acercándos­e” a un acuerdo y que, según la propuesta discutida, algunos de los monumentos regresaría­n a Atenas temporalme­nte, a cambio de otros tesoros antiguos.

Pero un acuerdo sigue estando mucho más lejos de lo que sugieren esos informes, según dos personas con conocimien­to de las negociacio­nes que hablaron con The New York Times. Y, de hecho, en los últimos días funcionari­os de ambos lados han hablado públicamen­te para frenar las crecientes expectativ­as de que cualquier acuerdo era inminente.

Por su parte, Mitsotakis ha pedido al Museo Británico que devuelva todo el friso de su colección, unos 76 metros de piedra tallada que alguna vez envolvió el Partenón, dijo una fuente. El premier quería un acuerdo de que esos paneles permanecer­ían en Grecia por 20 años. A cambio del friso, los museos griegos proporcion­arían al Museo Británico una selección rotativa de artefactos invaluable­s.

El Museo Británico querría otro trato. Hasta ahora, ha sugerido devolver una porción más pequeña del friso, así como tallas de dioses y centauros, en un préstamo a corto plazo. Una vez que Grecia devolviera esos artefactos a Londres, se enviarían más a Atenas para reemplazar­los. Con el tiempo, la cantidad de artefactos enviados a Grecia crecería para reflejar confianza entre las partes. Pero todo está por ahora en discusión.

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