Luces y sombras de una leyenda mediática
La docuserie logra desnudar los hilos y las contradicciones de Ricardo Fort sin juzgarlo ni condenarlo.
Serie documental. Protagonistas:
Ricardo Fort, Marta y Felipe Fort, José María Muscari, Gustavo Martínez (voz en off de Claudio Rissi). Creador: Patricio Álvarez Casado. Emisión: Cuatro episodios en Star+.
A priori, hacer una serie sobre Ricardo Fort, un personaje que a partir de los 40 mostró públicamente gran parte de los cinco últimos años de su vida, podía parecer redundante. Pero ese breve período que transcurrió desde su irrupción mediática hasta su repentina muerte dejó un sinfín de preguntas sin respuesta.
El comandante Fort narra el apogeo y la caída del empresario heredero, cantante, actor y productor teatral, con un enfoque autoral y algo caótico que se emparenta con cómo vivió su protagonista.
En vez de juzgarlo o reivindicarlo, la docuserie abre el debate desde varias premisas. ¿Cómo es que un millonario excéntrico y por momentos autoritario se volvió tan popular? ¿Cómo es que a diez años de su muerte, su figura siga vigente en las nuevas generaciones a través de memes e íconos kitsch?
Los cuatro episodios mezclan imágenes de archivo inéditas y testimonios de su círculo más cercano, con algo de ficción.
Imitadores de Ricardo Fort -de entrada, el protagonista es recreado a través de la tecnología deepfake,
una técnica de inteligencia artificial-, Juan José Muscari en rol de anfitrión, los hijos del empresario, Felipe y Marta, y su última pareja, Gustavo Martínez, le aportan esa cuota actoral que corta la frialdad del documental.
Creada, dirigida y producida por Patricio Alvarez Casado, cada capítulo aborda una faceta de su historia y está contado con su impronta.
A los videos del propio Fort -a lo Truman Show, decidió filmar diariamente su vida-, y el detrás de escena de ese mismo reality, se suma un diario íntimo inédito encontrado durante la producción de la serie, en el que R.F. habla de su fracaso en la música y de sus primeros amores, entre otros temas.
El primer episodio -de una horase mete en la intimidad de esos años de vorágine mediática, cuando tras la muerte de su padre decide lanzar su carrera como artista y volverse una celebridad en Argentina, algo que venía intentando sin éxito en Miami.
También reconstruye el árbol genealógico familiar -desde su abuelo Felipe, fundador del imperio chocolatero-, para empezar a entender el nulo vínculo con su padre y los mandatos que tuvo que romper.
“Ricardo Fort vivió como quiso, murió como pudo y se convirtió en un santo digital”, dice la voz en off del actor Claudio Rissi, mientras suena la operística Una furtiva lágrima de fondo, que logra darle un cierto aire de mito majestuoso.
“Bienvenido a las profundidades del Comandante Fort”, cierra esa lograda introducción a la docuserie.
El segundo episodio narra el desconocido prontuario amoroso de Fort y sus primeros años de libertad sexoafectiva en Miami. Aparece su primera pareja, una drag queen que lo conoció en los boliches gay de fines de los '80 y un fotógrafo que lo retrató desnudo y que cuenta su obsesión por el cuerpo perfecto.
Ya sin Rissi como narrador, Muscari y el actor Juan Pablo Mirabelli ofician de anfitriones-espectadores del capítulo más revelador.
El tercer episodio se enfoca más en sus hijos, Marta y Felipe, que lo homenajean con una canción y videoclip. Y el cuarto, que tiene como protagonista a Gustavo Martínez, su última pareja, cierra con su inesperada muerte.
La docuserie logra desnudar todos los hilos de un personaje complejo y cargado de contradicciones que frente a cámara se mostraba seguro de sí mismo, pero en realidad escondía traumas, obsesiones e inseguridades como cualquiera.
Pero, más que eso, acierta en su intento de analizarlo y comprenderlo sin caer en morbos o grietas alrededor de su figura. ■