Clarín

Tras 14 años, habrá financiami­ento alemán para una represa en Neuquén

Voithcon un club de bancos, aportará US$ 2.000 millones para una obra liderada por Eduardo Eurnekian.

- Martín Bidegaray mbidegaray@clarin.com

La construcci­ón de la represa de Chihuidos viene signada por los contratiem­pos. Se licitó dos veces, se cayó el financiami­ento internacio­nal y se perfilaba como esas obras de las que mucho se habla, pero nunca se concreta. Tomó un giro el sábado: la alemana Voith se comprometi­ó a conseguir el financiami­ento que demandará US$ 2.230 millones.

El presidente de Voith, Toralf Haag, se comprometi­ó a obtener el financiami­ento del 85% de la obra. Lo hizo en un acto junto a Eduardo Eurnekian, el empresario que encabeza un consorcio de compañías para esta represa, y el canciller Santiago Cafiero. Fue en el marco de la gira del premier alemán, Olaf Scholz, por Argentina y otros países de la región.

Los contratiem­pos de este contrato llegaron hasta el mismo día que se firmó el entendimie­nto, aunque en este caso fue un accidente doméstico. En el salón de la firma -del Palacio San Martín- se abrieron unos ventanales. Una brisa empujó un mástil que cayó sobre la cabeza de un funcionari­o, por lo que hubo que llamar al SAME. Bromeó que la próxima “traería un casco” para eventos similares, ya que tuvo un corte en la cara. Un ejecutivo alemán también se llevó algún recuerdo similar.

En Chihuidos, ubicada en Neuquén, la alemana Voith conseguirá el 85% de los desembolso­s, mientras que el Estado nacional aportará el 15% restante. Voith obtendrá el dinero de un club de bancos, con garantía del Gobierno alemán.

El financiami­ento será a 20 años, con 5 de gracia. Desde allí, se debe devolver lo prestado. La obra tomará cinco años. El consorcio adjudicata­rio (Helport, de Eurnekian, Panedile, de la familia Dragonetti, Eleprint, José Chediack, Hidroeléct­rica Ameghino) subcontrat­ar a Voith Hydro, que se encargará de la instalació­n del equipamien­to hidro electromec­ánico y la construcci­ón de una línea de alta potencia Instalada de 637 MW. Incrementa­rá en un 15% la energía disponible en la cuenca del Limay (Neuquén). El proyecto tiene que cumplir ciertas promesas ambientale­s, relacionad­as con la capacidad de riego para la zona, donde hay mucha fruta. A Chihuidos la atravesaro­n diferentes problemas. A fines de 2009, la obra fue preadjudic­ada a Electroing­eniería y CPC de Cristóbal López. Eran dos empresas que estaban fuertement­e identifica­das con la Casa Rosada. En ese consorcio también estaban la brasileña OAS y las locales Hidrocuyo y Rovella Carranza.

Pescarmona y otros oferentes protestaro­n, y se decidió convocar a una segunda licitación. En octubre de 2014, hubo otra ronda de apertura de sobre. Los grupos estaban encabezado­s por Electroing­eniería, propiedad de Gerardo Ferreyra en ese momento; CPC, de Cristóbal López; Helport, del grupo Eurnekian, e IMPSA, la empresa del grupo Pescarmona.

Helport, Panedile, Eleprint, Chediack, Isolux e Hidroeléct­rica Ameghino resultaron los elegidos. Allí empezó un diálogo con Rusia.

“Esperamos acordar con Rusia, y que nadie se ponga nervioso por favor, es necesario seguir ampliando las fronteras”, dijo la entonces presidente Cristina Fernández de Kirchner. La obra iba a costar más de lo que se adjudicó ahora y los rusos iban a desembolsa­r US$ 2.600 millones. Pero eso también naufragó.

Entre junio y julio de 2017, arrancaron las negociacio­nes con la alemana Voith. Iba a prestar US$ 1.962 millones. El banco Santander y Credit Suisse participar­ían junto con los alemanes. Pero la administra­ción de Mauricio Macri estaba enfrascada en su relación con el FMI y tampoco lo selló.

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La firma. El presidente de Voith Siemens, Toralf Haag; el empresario Eduardo Eurnekian y el canciller Santiago Cafiero en el Palacio San Martín.

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