Pérdidas por US$ 500 millones en seis semanas de convulsión
Las seis semanas de protestas en Perú están dejando pérdidas por más de US$ 500 millones en la mayoría de actividades económicas por los bloqueos y paros impuestos por los manifestantes y sin que se vislumbre aún una salida a la grave crisis política y social en la nación andina.
Cuando los actores económicos pensaban que la salida de Pedro Castillo de la Presidencia, por un intento fallido de golpe de Estado, traería mejoras a las expectativas del país, las protestas recrudecieron y demandaron también la renuncia de su sucesora Dina Boluarte. Transcurridas seis semanas de marchas, con una semana de tregua por Navidad, las pérdidas económicas se han elevado a 2.150 millones de soles (unos 554 millones de dólares), según confirmó esta semana el ministro de Economía, Alex Contreras.
Las regiones más afectadas son las sureñas Cuzco, Madre de Dios y Puno, que presentan bloqueos en las carreteras desde diciembre y ya sufren desabastecimiento de combustibles y un elevado precio en los alimentos. Contreras estimó que, si no se consigue una diálogo rápido entre las partes y el conflicto sigue, la economía peruana solo crecerá 2 % en el primer trimestre de 2023. Si hay una reactivación como consecuencia de un consenso político, el alza del PIB sería de al menos 3 por ciento.
No obstante, la inflación en enero bordeará muy posiblemente el 9 % precisamente por las protestas, adelantó el ministro, aunque confió en que sea un incremento temporal.
Un estudio de la Cámara de Comercio de Lima advirtió esta semana que un millón de puestos de trabajo, que equivalen al 27,8 % del empleo formal en Perú, están en riesgo de perderse por las protestas.
Los paros y cortes de carreteras afectan principalmente a la minería (52,6 %), al sector agropecuario (51 %), al de manufactura (32,3 %) y construcción (31 %), entre otros. La cámara señaló que las pérdidas también se registran en la inversión pública que cada día equivale a 71 millones de soles (18 millones de dólares).
Pero si hay una actividad que está en recesión actualmente es el turismo dado que el foco de las manifestaciones de protesta está en las regiones que tienen los mayores atractivos para el turismo receptivo, como las surandinas Cuzco y Puno, así como la amazónica Madre de Dios. Cuzco alberga la ciudadela incaica de Machu Picchu que por las protestas debió parar varias veces las operaciones de su aeropuerto y de los trenes que conducen a ese centro arqueológico. Puno es la región altiplánica que tiene el lago navegable más alto del mundo, el Titicaca, pero que mantiene bloqueada la carretera que lo comunica con Bolivia y el resto del país. Según la Asociación Peruana de Agencias de Viaje y Turismo, la situación actual es tal que “muchas microempresas del sector ya cerraron y la conmoción es muy dura”.