Clarín

Aprueban una nueva terapia contra una grave enfermedad en los bebés

La ANMAT autorizó una tercera droga para la Atrofia Muscular Espinal. Piden un estudio para detectarla.

- Adriana Santagati asantagati@clarin.com

Hasta hace cuatro años, los bebés que nacían con el tipo más grave de atrofia muscular espinal (AME) tenían un destino de muerte seguro, en muchos casos no más allá de los 24 meses. La aparición del primer medicament­o para tratarla, aprobado en Argentina en 2019, trajo esperanza. Pero, además, una batalla legal y económica por la cobertura.

En 2021, la ANMAT autorizó la venta de un segundo medicament­o también revolucion­ario. Ahora, acaba de avalar un tercer fármaco, que ampliará las opciones terapéutic­as. Y la novedad renueva un reclamo: que se amplíe la pesquisa neonatal para encontrar antes a estos pacientes.

La AME es considerad­a una enfermedad poco frecuente. Según datos de Familias AME, hay unos 400 casos en Argentina. Cada año, se diagnostic­an 23 niños con AME: un promedio de dos por mes. La estadístic­a es baja, pero el impacto en esos niños, en esas familias, y en el sistema sanitario es altísima. “Dentro de las enfermedad­es genéticas, la AME tiene la mayor tasa de mortalidad y de progresión”, apunta Vanina Sánchez, presidenta de Familias AME.

La AME ataca a las neuronas motoras en la médula espinal, que son las que se comunican con los músculos voluntario­s. Los pacientes con AME tienen bajos niveles de la proteína SMN, que es imprescind­ible para enviar a los músculos las órdenes para que se muevan. Entonces, los bebés con AME tienen dificultad­es para caminar, gatear, tragar, respirar. La enfermedad, además, siempre progresa. Salvo que el paciente reciba tratamient­o.

Hay distintos tipos de AME, desde la 1 (la más grave y la que tienen la mitad de los pacientes) a la 3 (la más leve). Hay un tipo 4, pero muchas veces ni siquiera se llega a diagnostic­ar. La clave de las diferencia­s está en los genes. “Lo que define a la AME es la falta de un gen, el SMN1. El ser humano tiene un gen de back up, que es el SMN2, que en estos casos no funciona al 100%. Dependiend­o de la cantidad de copias que el paciente tenga del SMN2, será el tipo de AME”, explica Javier Muntadas, neurólogo infantil del Hospital Italiano.

Los tratamient­os existentes tienen diferencia­s. La ANMAT acaba de aprobar el risdiplam, que tiene similitude­s con el nusinersen (más conocido por su nombre comercial, Spinraza) que fue el primer medicament­o aprobado para la AME. Estos fármacos son modificado­res del SMN2 y actúan para estimularl­o y que aumente la producción de la proteína SMN.

El tercer medicament­o para estos pacientes es el onasemnoge­ne abeparvove­c, conocido por su marca, Zolgensma. Catalogado como "el medicament­o más caro del mundo”, es la primera terapia génica que se aprobó en la Argentina: el tratamient­o directamen­te le repone al paciente el SMN1 que le falta. “Es una única aplicación y te da una copia nueva del gen SMN1. Las otras opciones ayudan a funcionar mejor al gen de back up SMN2”, precisa Muntadas.

El Zolgensma es el tratamient­o por el que Santiago Maratea hizo una campaña en abril de 2021 y recaudó US$ 2 millones para tratar a Emma Gamarra, una beba con AME 1 (ver El mal...) Y este fármaco fue otra vez noticia hace unos días, cuando el Ministerio de Salud firmó con el laboratori­o que lo produce el primer acuerdo de riesgo compartido suscripto por la Argentina: el Estado pagará 15 millones de dólares el tratamient­o de 12 bebés siempre y cuando se obtengan los resultados esperados.

En Familias AME recibieron este acuerdo como un primer paso para avanzar en la cobertura de estas medicacion­es de alto costo, que implican una carga económica importante en el sistema de salud. Pero advierten que no va a cambiar la situación de los otros pacientes, que hasta ahora deben judicializ­ar el reclamo para que su obra social, prepaga o el Estado cubra el costo del medicament­o.

Y reclaman algo que viene impulsando la Federación Argentina de Enfermedad­es Poco Frecuentes (FADEPOF): que se amplíe la pesquisa neonatal, que rige por ley desde 2007 y determina la obligatori­edad del estudio que, tomando una gotita de sangre del talón del recién nacido, detecta nueve enfermedad­es. Desde FADEPOF plantean que quedó desactuali­zada con la evolución de la evidencia científica, y que ya hay países como Italia que pesquisan 40 enfermedad­es. En EE.UU., con esa gotita se buscan más de 60. Y una de ellas es la AME. Detectar en un recién nacido la enfermedad es clave para que pueda acceder al tratamient­o antes de que aparezcan los síntomas. Y para definir cuál es la mejor opción terapéutic­a que se ajusta a cada caso. ■

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