Djokovic ya está “desinflado” y su entrenador confesó que pensó que se retiraría
“Al ver la resonancia que le hicieron antes de la tercera ronda, el 97% no habría jugado”, contó Goran Ivanisevic.
Fueron dos semanas de pura tensión las que vivió el serbio Novak Djokovic en Melbourne hasta que conquistó su décimo Abierto de Australia, por lo que igualó los 22 Grand Slams de Rafael Nadal y recuperó el número uno del mundo. La deportación del año pasado, una lesión inoportuna y la aparición de su padre con activistas pro Vladimir Putin lo pusieron en la mira más allá de lo deportivo. Por eso ayer fue clarito al posar en la tradicional sesión de fotos del día después de la conquista en Melbourne: “Este torneo fue un cúmulo de circunstancias que me exigieron una enorme cantidad de energía, sobre todo mental y emocional. Por eso me siento un poco desinflado en estos momentos, pero por supuesto muy satisfecho y feliz”.
Sobre el llanto profundo cuando celebró con su madre y su hermano en la tribuna, comentó: “Nunca preparo mis celebraciones. Hago lo que sale de mi alma. Colapsé emocionalmente cuando fui a saludar a mi gente porque tenía mucha tensión y energía acumuladas. Y me di cuenta de todo lo que hacen por mí y con lo que tuvieron que luchar en los últimos tiempos. Están conmigo en los momentos más difíciles y sin ellos sería imposible hacer todo esto. Este trofeo es tan suyo como mío”.
El serbio admitió que no fue sencillo mantener la cabeza enfocada en el objetivo durante el torneo. “Después de los acontecimientos del año pasado (fue deportado de Australia por no estar vacunado contra el coronavirus), tenía curiosidad y estaba un poco más nervioso de lo normal por cómo me recibiría la gente. En general, fue una experiencia muy positiva. También tuve que lidiar con el susto de una lesión unos días antes de que empezara el torneo”, dijo.
“Durante un Grand Slam tenés que bloquear todo ese tipo de emociones. Si realmente quería ganar el trofeo, tenía que mantenerme fuerte y no dejar que ningún factor externo o perturbador me distrajera en mi camino hacia el título. Y lo conseguí”, concluyó el serbio de 35 años y dueño de 93 títulos.
Otra polémica que protagonizó Djokovic tuvo que ver con la lesión en los isquiotibiales de su pierna izquierda, que había sufrido en la semifinal del torneo de Adelaida y lo limitó en sus primeros partidos en Melbourne.
Muchos lo acusaron de fingir la molestia, pero tanto él como su entrenador, Goran Ivanisevic, dieron más detalles sobre el tema. El ex tenista croata, su coach desde 2019, aseguró que los resultados de la resonancia que se hizo su pupilo antes de su partido de la tercera ronda eran “preocupantes” y que realmente temió que no pudiera salir a enfrentar en esa instancia a Grigor Dimitrov, a quien superó en tres sets.
“El 97 por ciento de los jugadores se habría retirado. Él, no -aseguró Ivanisevic-. Novak es de otro planeta. Su cerebro funciona diferente. Llevo cuatro años con él y me sigue sorprendiendo. Lo dio todo y cada día fue mejorando”.
Djokovic contó que se hará nuevos estudios y confirmó que espera volver a las canchas en pocas semanas y disputar el ATP 500 de Dubai, que arrancará el 27 de febrero.
El serbio tendrá en el resto de la temporada dos grandes desafíos: defender el número 1 y buscar ampliar su cosecha de títulos “grandes”, para quedar en solitario como máximo ganador de Grand Slams.
Ivanisevic no tiene dudas de que su jugador tiene muchas chances de lograrlo. “Sin dudas, creo que puede mantenerse por dos o tres años más. La manera en la que cuida su cuerpo y cómo lleva su alimentación es algo increíble. Tener chicos jóvenes es bueno para nuestro deporte, pero Rafa y Nole todavía siguen en la pelea", reflexionó el entrenador.
Y agregó: “Hace siete años dije que Novak y Rafa superarían a Roger Federer en títulos grandes y todos me miraron raro. Ahora, tienen 22 cada uno. Son dos competidores increíbles. Estoy deseando que llegue Roland Garros. Espero, de verdad, que los dos estén sanos, porque la batalla estará allí”.
Djokovic, en tanto, avisó que sus ganas de pelear por grandes cosas siguen intactas. “Amo este deporte con todo mi corazón. Me encanta el tenis, agarrar una raqueta y jugar con cualquiera”, afirmó.
“A nivel profesional, soy un competidor feroz. No me gusta perder... y todavía hay mucho de ese fuego dentro de mí que arde de pasión por el deporte y por la competición -cerró-. Es lo que me permite seguir esforzándome al máximo, día a día, después de tantos años repitiendo las mismas rutinas. Siempre hay un objetivo mayor”.
Una declaración de principios...