“La suposición de lo que es o debe ser disfrutar”
En esta época del culto a la imagen y a la apariencia, y del predominio del mandamiento cultural que nos impulsa a gozar y a pasarla bien, muchas personas parecen estar más preocupadas por aparentar disfrutar que por hacerlo realmente. La supuesta objetividad del disfrute pasó a un primer plano. Pensemos, por ejemplo, en el turismo: se da una inusual y solapada competencia entre las personas para ver quién hizo el viaje más sofisticado, largo o lejano. Como la gente funciona con estereotipos reina la suposición de lo que es, o debe ser, disfrutar.
Por lo tanto, se tiende, en ese ámbito, una supuesta objetividad. Por ejemplo, se presupone una especie de equivalencia entre lugares de destino que posibilitarían goces similares. Existe una parcial incapacidad o incredulidad para aceptar un disfrute por fuera de lo preestablecido, como si alguien que viajase a un destino más común estuviese condenado a un goce acotado, como si esa persona no hubiese podido disfrutar igual o más que los viajeros con destinos más prestigiosos.
La epidemia de pereza mental y los estereotipos de la época descuentan que si, por ejemplo, alguien viajó a Europa, gozó más que otra persona que haya vacacionado en su propio país. Sin embargo, la capacidad de disfrute de cada persona se halla vinculada a objetos y situaciones singulares que la estimulen. Es siempre una vivencia subjetiva. No obstante, se procura homogeneizarla y objetivarla, debido, especialmente, al interés que presentan las diversas industrias que lucran con la estupidez.
Jorge Ballario jballario@coyspu.com.ar