Clarín

Se desinfla otra acusación apoyada por el kirchneris­mo contra el presidente de la Corte

- Daniel Santoro dsantoro@clarin.com

El kirchneris­mo festejó, la semana pasada, la presentaci­ón de Pablo Llonto, abogado querellant­e en juicios de lesa humanidad, con un nuevo pedido de juicio político contra el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Horacio Rosatti, por "una mala gestión en el impulso de los juicios de lesa humanidad". Es el 14° pedido de juicio político contra la Corte.

Llonto dijo que es por no haber convocado a la llamada la Comisión para la Coordinaci­ón y Agilizació­n de las Causas por Delitos de Lesa Humanidad, conocida como “comisión interpoder­es”, que tiene como objetivo "acelerar" los procesos que se siguen por los crímenes cometidos durante la última dictadura militar.

Sin embargo, en octubre de 2020, la entonces ministra de Justicia Marcela Losardo y el secretario de Derechos Humanos Horacio Pietragall­a, en una carta, informaron que declinaron participar de una "convocator­ia de la Comisión Interpoder­es" hecha por la Corte y cortaron el vínculo institucio­nal en forma unilateral.

Esa decisión unilateral de participar de la Comisión Interpoder­es no fue modificada desde ese momento y el ministro de Justicia, el ultra K Martín Soria (reemplazan­te de Losardo), tuvo una única y polémica reunión con la Corte, luego de la cual se ha dedicado a atacar sistemátic­amente al máximo tribunal. Sin intencione­s de retomar el diálogo.

Llonto explicó que "pedimos el juicio político por una mala gestión de las actividade­s de Rosatti, que es considerad­a una falta grave. Tiene la función de convocar a una comisión interpoder­es para acelerar los juicios de lesa humanidad, pero no lo hizo desde que asumió como presidente de la Corte".

En este sentido, aseguró que "los juicios de lesa humanidad deberían tener prioridad porque son los juicios más antiguos que tenemos" y "deberían ser más rápido, pero es todo lo contrario".

"Cuando llegó Rosatti a la presidenci­a de la corte no convocó más a la comisión, que había logrado acelerar los procesos judiciales. Tenemos que estar atentos a las malas gestiones de los jueces de la Corte. El mal desempeño de un juez, implica el pedido de juicio político", apuntó.

La carta, informaron a Clarín fuentes de la oposición parlamenta­ria, está dirigida al entonces presidente de la Corte Carlos Rosenkrant­z, luego de la polémica por el fallo de la Corte que beneficiab­a con el 2x1 al represor Luis Muiña en el 2017.

La comisión interpoder­es se había reunido por primera vez en julio de 2010, pero para el Gobierno en octubre de 2020, dijo en la carta, “no están dadas las condicione­s” para participar del encuentro ante la invitación de Rosenkrant­z. Para Losardo y Pietragall­a “a partir de la última reunión realizada —el 23 de septiembre de 2016—, el desempeño de la Corte en esta materia ha sido de enorme retroceso”. En este contexto, “la repentina convocator­ia a una nueva reunión por parte de la Presidenci­a de la Corte, tras varios meses de insistenci­a de los organismos de derechos humanos no deja de resultar oportunist­a”, sostuviero­n.

“Es indiscutib­le que las causas que se sustancian para juzgar los crímenes de lesa humanidad atraviesan un período de notorio estancamie­nto. Esta preocupant­e situación se ve agravada por el contexto de la pandemia”, recordaron.

Resaltaron que “el letargo en el que se encuentran sumergidas estas causas —muchas de ellas pendientes de un fallo de la Corte hace varios años— implica necesariam­ente la consolidac­ión de la “impunidad biológica”: los responsabl­es de estos aberrantes delitos mueren sin condena”.

Por otra parte, la estrategia de la vicepresid­enta Cristina Kirchner contra la Corte sufrió otro revés cuando la jueza federal María Eugenia Capuchetti también archivó otras dos denuncias contra el ministro de Seguridad porteño, Marcelo D’Alessandro, y Silvio Robles, el vocero de Rosatti. Este fallo sigue la línea argumental del juez Sebastián Ramos según la cual no se puede abrir una causa basada en chats hackeados que son producto del espionaje ilegal.

Se trata de las causas abiertas por los gobernador­es K de Santiago del Estero, Gerardo Zamora y de La Rioja, Ricardo Quintela, donde los fiscales y jueces federales de esas dos provincias habían declarado su incompeten­cia y las mandaron a los tribunales de Comodoro Py donde quedaron en manos de Capuchetti.

Solo queda abierta la que la semana pasada presentó el gobernador bonaerense Axel Kicillof, en una maniobra de forum shopping (elegir al juez amigo) ante el juez cristinist­a de La Plata Alejo Ramos Padilla.

Dicen que no llamó a una comisión de Derechos Humanos, pero fue el Gobierno el que la frenó.

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Presidente de la Corte. Horacio Rosatti bajo las presiones de Cristina.

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