Masiva protesta en Francia contra el plan oficial para subir la edad de jubilación
Más de un millón de personas rechazaron en las calles retirarse a los 64 años. El límite actual es de 62. La reforma previsional está siendo discutida en el Congreso.
Francia vivió ayer su mayor protesta contra una reforma social de las últimas décadas cuando cientos de miles de franceses salieron a las calles de todo el país para obligar al gobierno a abandonar su plan que retrasa la edad de jubilación. La pulseada fue una victoria para la mayoría de los gremios que se oponen, cuyos dirigentes ahora prometen una nueva movilización la semana próxima.
Las dos medidas que cristalizan el descontento son el retraso progresivo hasta 2030 de la edad de jubilación de los 62 años actuales a 64 años y el adelanto a 2027 de la exigencia de cotizar 43 años -y no 42 como ahora- para cobrar una pensión completa. “El gobierno debe escuchar el rechazo masivo de este proyecto y retirarlo”, dijo Patricia Drevon, sindicalista de FO, tras una reunión de las centrales sindicales, llamando a nuevas protestas el martes 7 y el sábado 11 próximos.
“No quiero trabajar más tiempo, tengo un trabajo duro y ya estaré destrozada a los 62 años. No es viable ni física ni moralmente”, dijo a la agencia AFP Sylvie Dieppois en la marcha de Ruán, al noroeste de Francia.
La movilización fue mayor que la del 19 de enero y que el anterior récord de 2010, cuando el entonces presidente Nicolas Sarkozy acabó con la edad de jubilación a 60 años.
El gobierno dijo que 1,2 millones de personas salieron ayer a la calle, contra 1 millón de la anterior marcha. La CGT elevó la cifra a 2,8 millones. Según el diario Le Monde, se trata en cualquier caso de “un récord contra una reforma social desde 1995”.
La mayoría de los europeos miran con una mezcla de sorpresa y reproches los reclamos contra el gobierno de los franceses, que cuentan con un más que generoso Estado de bienestar y se jubilan más temprano que los demás. Y así y todo se quejan. Las cifras del resto son elocuentes: Alemania, Irlanda, Portugal, España, Reino Unido y Bulgaria toman la jubilación a los 66 años (hombres y mujeres); Dinamarca, Grecia, Italia, Países Bajos y Noruega se jubilan a los 67; República Checa, Estonia, Letonia, Lituania, Suiza y Bélgica, a los 64; Finlandia a los 65, como Austria y Polonia. En estos últimos dos países las mujeres se retiran a los 60.
París registró la mayor manifestación con 87.000 personas (500.000 según la CGT), pero la participación también subió en la mayoría de ciudades y pueblos: 40.000 en Marsella, 28.000 en Nantes, 23.000 en Rennes, entre otras, de acuerdo con la policía. No hubo incidentes, salvo choques aislados en París con 18 arrestados.
Los huelguistas -que no cobran las horas de paro- fueron menos numerosos en el sector público, como en la educación o en los ferrocarriles, si bien se paralizaron gran parte de los trenes regionales. La punta de lanza vino del sector energético. Las centrales nucleares registraron una caída de producción de unos 3.000 MWh, según la empresa EDF. Y entre un 75% y un 100% del personal de las refinerías y depósitos de TotalEnergies se unieron al paro, según la CGT.
Los manifestantes piden que el presidente Emmanuel Macron dé marcha atrás al endurecimiento de las condiciones para acceder a una pensión completa. Desde su llegada al poder en 2017, Macron, de 45 años, defendió su voluntad de “sacudir” el sistema con sus reformas de corte liberal, que en ocasiones le valieron una imagen de “presidente de los ricos”, como durante la protesta social de los chalecos amarillos.
La reforma de las pensiones es clave para él. La edad de jubilación en Francia es una de las más bajas de Europa y acercarla a la de sus vecinos busca garantizar el equilibrio futuro en la caja de las pensiones, según este exbanquero de negocios.
Aunque su primera ministra, Élisabeth Borne, advirtió el domingo
que el retraso a 64 años “ya no era negociable”, en su primera reacción a las protestas de este martes afirmó comprender que haya “dudas” en la población y urgió a “enriquecer” el proyecto en el Parlamento.
Sin embargo, después que la pandemia le obligara a retirar un primer intento, el gobierno escogió un polémico procedimiento parlamentario que le permite aplicar el actual plan si las dos cámaras del Parlamento no se pronuncian para finales de marzo.
Con el rechazo ya anunciado del frente de izquierdas Nupes y de la extrema derecha, el gobierno espera lograr el apoyo clave en el Parlamento del partido de derecha Los Republicanos (LR), favorable a una reforma pero dividido sobre si sostener la actual. Los plazos se anuncian ajustados. La Asamblea Nacional (cámara baja) empezó esta semana a examinar en comisión las 7.000 enmiendas presentadas al texto, antes de que pase al pleno el lunes y, a continuación, al Senado (cámara alta)
El rechazo popular, actualmente alrededor del 70% según los sondeos conocidos, aumenta la presión. Además, de acuerdo con una encuesta de Odoxa, dos de cada tres franceses valoran negativamente al presidente y a su primera ministra.
La oposición de izquierda pidió una “moción de censura popular” en las calles. “Estamos viviendo un día histórico. El señor Macron está seguro de perder”, dijo su líder, el populista Jean-Luc Mélenchon, que reclamó un “referéndum” sobre el proyecto.w