Clarín

Es cada vez más desafiante el efecto bola de nieve de la deuda en pesos

- Daniel Fernández Canedo dfcanedo@clarin.com

En enero, el telón se volvió a correr y el rey volvió a quedar desnudo bajo el paradigma de que al Gobierno le faltan dólares y le sobran pesos. La escasez de divisas vuelve a profundiza­rse con un Banco Central como vendedor neto de divisas, en un mes en el que las liquidacio­nes de exportacio­nes del campo fueron menores como consecuenc­ia de la

sequía y de las liquidacio­nes anticipada­s por los dólares soja de fin de 2022.

Con los dólares soja 1 y 2 (aumento sectorial del dólar de 43%) el ministro Sergio Massa demostró que sin dólares está dispuesto a devaluar parcialmen­te para evitar un salto cambiario general.

Así fue logrando divisas de a saltos pero ahora va llegando nuevamente al borde del trampolín y frente al vacío va generando expectativ­as sobre un intento de conseguir un préstamo con garantía de bonos de bancos internacio­nales (JP Morgan y Goldman podrían participar) que, para los analistas del mercado, sería muy costoso.

Pero el Gobierno parece no reparar en materia de costos, o por los menos así lo demuestra el nivel de emisión que genera la deuda del Banco Central que en diciembre alcanzó un nivel agobiante.

El Central absorbe pesos del mercado en el intento de que los excedentes no vayan a alimentar la inflación o a subir el dólar. Para eso coloca letras de liquidez y hace pases en los bancos y paga intereses de 75% y 72% anual respectiva­mente.

Entre Leliqs y pases suman $10,6 billones y alimentan un efecto bola de nieve, al devengar intereses mayores a la inflación, que constituye una desafiante fuente de emisión de pesos. Por esos "pasivos remunerado­s" en diciembre se generaron unos $640.000 millones que, y ahí viene un dato relevante, superaron a los $500.000 millones de déficit del Tesoro.

O sea que, Massa hizo el ajuste en la segunda parte de 2022 esmeriland­o las jubilacion­es y los subsidios para poder cumplir el acuerdo con el FMI pero, por otra ventanilla, inyectó y seguirá inyectando una cantidad importante de pesos que se vuelca sobre una economía con un piso de inflación de 5% mensual. Esa bola de nieve, que se genera por querer evitar una devaluació­n, se potencia en la primera parte del año por los vencimient­os de la deuda pública que, hasta ahora, el gobierno viene superado semana a semana.

En enero vencieron $304.491 millones y en febrero la cifra baja a $272.389 millones pero la montaña a cubrir se empina a $709.730 millones en marzo y ya en abril salta a $1,9 billones. Se mantiene en ese nivel mayo y junio para volver a saltar a $ 3,3 billones en julio, el mes previo a las elecciones internas PASO.

El duro documento de Juntos por el Cambio del fin de semana puso foco en ese punto al señalar: "durante el gobierno de Alberto Fernández el endeudamie­nto tuvo un aumento récord: creció ya en el equivalent­e a US$ 83.000 millones" y advirtió sobre la "extrema vulnerabil­idad que dejará en la economía" para el próximo gobierno.

Hasta ahora Massa viene cumpliendo con los vencimient­os de la deuda en pesos pero hay un costado delicado de su accionar para prestarle atención.

El economista Carlos Pérez, director de la Fundación Capital, alerta sobre "que se pueda evitar un salto discreto del tipo de cambio oficial y la reestructu­ración de la deuda pública en pesos no significa que se evite una inflación y una brecha cambiaria mayores en tanto haya más financiami­ento con emisión monetaria". En otros términos, lejos de tratarse de una inflación autoconstr­uida, la emisión de pesos se filtra por varios lados y la "pared" de julio, que impide alargar los plazos para colocar deuda, se fortifica al calor de las definicion­es políticas con miras a la elección presidenci­al de fin de año.

La figura usada por la oposición de "postergar soluciones de fondos y recurrir a medidas de corto plazo que alargan la mecha al costo de agrandar la bomba" revive, la idea de que, antes de ser un posible candidato del oficialism­o, Massa deberá dar muestras de poder bajar la inflación y de sentar las bases para otro plan "platita" antes de las PASO como ya le reclaman sectores del oficialism­o.

Sobre ese punto el panorama se ensombrece. Para cumplir el 2,4% del PBI de déficit que se presentó ante el FMI, el gobierno tuvo que achicar el gasto recurriend­o a la inflación para bajar las jubilacion­es, los subsidios y las transferen­cias a las provincias en la segunda parte de 2022. Pero también contó con la ayuda de los mayores ingresos i por las retencione­s del dólar soja y alguna contabilid­ad cosmética posponiend­o gastos para este año.

Hacia adelante. sostiene la Fundación Capital, "para cumplir con la meta del 1,9% del PBI de rojo primario" comprometi­do con el FMI el ajuste debería ser por 1,1% del PBI,en un contexto de caída de los ingresos por la sequía y de menos actividad.

Así, mientras el Gobierno resiste una devaluació­n, la tasa de interés en pesos comenzó a actuar como el principal atractivo para los pesos. Con la tasa de referencia en 75% anual, equivalent­e a una tasa efectiva de 107,35% el dinero se concentra en las letras Ledes del Tesoro, en las letras indexadas por una inflación alta o en las Leliqs del Banco Central. Todo para alimentar un bola de nieve con los pesos con final incierto.w

Mientras el Gobierno resiste una devaluació­n, la tasa de interés en pesos comenzó a actuar como el principal atractivo para los pesos.

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