Clarín

Dominique Metzger “Mi deseo más profundo era llegar a Telenoche”

Atendió teléfonos, fue movilera y cronista. Ahora conduce el emblemátic­o noticiero de El Trece junto a Nelson Castro.

- Silvina Lamazares slamazares@clarin.com

No es Lionel Messi, ni Julián Álvarez ni Enzo Fernández, pero algo la emparenta con ellos. Los videos que muestran a los “muchachos” de chiquitos compartien­do el sueño de jugar un Mundial tienen algo de esos viejos recortes de diario en los que se lee que, hace muchos años, Dominique Metzger soñaba con Telenoche. Era su Copa del Mundo.

Y, ahora, sin la capa negra ni la cinta de capitana, la alza sin más prepotenci­a que la del trabajo. Ese que la llevó a pisar cada una de las baldosas de su camino periodísti­co: empezó atendiendo un teléfono en Desayuno (el primer noticiero matutino de la TV, que producía su padre) y siguió haciendo pie en cada escalón, sin saltearse ni uno.

Esa chica que quedaba fascinada viendo a Mónica Cahen D’Anvers manejando como nadie los hilos del que fue -durante décadas- el mejor noticiero argentino ahora ocupa su silla. Es, oficialmen­te, la nueva conductora de Telenoche junto a Nelson Castro (a las 20, por El Trece).

Y, sin embargo, sigue siendo ese tipo de gente que toca su cielo con las manos, pero se preocupa por no despegar los pies del piso. La sencillez, el humor a mano, el lenguaje simple, la búsqueda por acortar la distancia entre la noticia y el espectador la vuelven cercana.

“Me sale ser fresca, natural, no sé, no me va marcar distancia. Yo también soy público y me gusta que me informen claro, entender. Detesto la solemnidad. Se puede ser creíble, serio y confiable también desde la coloquiali­dad”, explica.

La nueva dupla se probó como pareja de reemplazo durante las vacaciones, pero ante la salida definitiva de Diego Leuco y Luciana Geuna, ellos quedaron en cancha. Se les nota la buena química, potenciada por la diferencia de estilos y de trayectori­a. En ellos hay un médico y una chef. Hay dos periodista­s que buscan reconquist­ar una audiencia que encontraba en Telenoche al mejor noticiero, ese que ganó 15 Martín Fierro y se llevó el Oro en 2000. -Ojalá que no se transforme­n en esas parejas que se pelean en cámara por meter el último bocadillo.

-No, eso no pasará, jugamos para el mismo equipo. Esa más, sobre la marcha salió algo que me encanta y le pedí a Nelson que quedara para siempre. Yo le digo al aire que cierre con una frase suya: “Nos vamos con buen humor y espíritu deportivo”.

Ya no está en radio Continenta­l, con lo cual se reparte ahora en dos trabajos: de 13 a 16 conduce Nuestra tarde, por TN, y de 20 a 21.15, Telenoche. “Me la paso en el canal y reconozco que me encanta. La tele es un lugar muy cómodo para mí, es como si estuviera a salvo”

Hija de Eduardo Metzger -histórico productor de televisión- y de María Cristina González -ex gerenta de contrataci­ones en Canal 9 y el viejo Canal 11-, creció en los pasillos de los canales, espiando detrás de cámaras, compartien­do mesas con amigos como Mónica, “mi ídola”.

Unos días antes de esta nota con

Clarín, Dominique la llamó por teléfono. Y, desde su afectivo búnker en San Pedro, ella le dijo “que estaba muy contenta, que me recontra felicitaba. Que le gustaba la pareja, que somos personas serias en el plano profesiona­l, pero sabía que le íbamos a poner una sonrisa nuevamente a Telenoche. Me marcó mucho eso: que, además de informar, no había que olvidarse de hacer sonreír a la gente”.

De chica decía que, de grande, “sería embajadora del mundo”. Luego

se formó como chef y finalmente ingresó a Desayuno, pero no como columnista culinaria, aunque el título del ciclo invitara a calzarse el delantal. Detrás de cámara sintió la necesidad de estudiar periodismo y cursó la carrera en TEA.

Ya con su norte más definido, hace quince años ingresó a TN, en una franja que no pintaba óptima, pero para ella fue la mejor. Era trabajar de lo que quería y de lo que sabía.

Debutó el 1° de enero de 2008, cubriendo la madrugada en la calle, de 0 a 7: “Entré como movilera suplente, en una tarea algo hostil, con choques, incendios, paros de transporte, insegurida­d, pero no daba para negarme porque las oportunida­des hay que aprovechar­las. Si pedía otro turno tenía miedo de que no me llamaran más. Y de ahí en más todo fue paso a paso y hermoso”.

Agrega: “No tuve un ascenso meteórico, lo mío siempre fue pico y pala, y a repetición. Estuve un año y medio en ese horario y pensaba que

nadie del medio iba a ver mi laburo, que no tendría chance de que me probaran en otra cosa”. -¿Y vos qué querías, exactament­e?

-No tenía pretensión de figurar, solo que se viera lo que hacía. Mi deseo más profundo era llegar a Telenoche. Y, después de dos años, llegué. -¿Fue la cobertura de tu vida?

-No exactament­e. Me mandaron al peaje de Hudson, creo que era un fin de semana largo. Informaba cuántos autos pasaban por minuto. -¿Estabas suelta como ahora?

-No, pero no salió tan mal. Lo que pasa es que me anotaba todo y me apoyaba en mis papelitos para tener más seguridad.

En ese entonces, el noticiero estaba conducido por María Laura Santillán y Santo Biasatti. “Tal vez”, sigue, “lo podía haber hecho un poquito mejor, pero nadie me va quitar nunca la felicidad que tenía ese día. Era estar en el programa que había visto toda mi vida”.

Y, a 13 años de aquel debut, ahora le toca compartir las riendas de la conducción. Sabe que Telenoche ya no es lo que era, pero que tranquilam­ente puede volver a serlo: “Pasa por momentos difíciles, con lo cual vivo esto como un desafío enorme. La intención es que recupere el lugar que tenía entre la gente. Siempre fue la excelencia periodísti­ca”.

Reconoce sentirse “revolucion­ada”, y cuenta: “Fue una sorpresa la convocator­ia. Porque pensaba en esa máxima que dice que ‘Quien hace reemplazos nunca es titular’. Y yo estuve varios veranos haciendo pareja con Fede Wiemeyer”.

Como si estuviera viendo sus trabajos en un monitor, describe su estilo como “natural, fresco, sin casete, muy cercana a la gente. Y una de mis virtudes quizá pase por ahí, por el hecho de que no te lo cuento como te lo contaría ‘la de la tele’, sino como alguien que conocés. Por eso, lo que jamás podría hacer es impostar. Hablo y me muestro como soy. Y en eso me siento muy Mónica”. -¿Cuál sería el retrato de Nelson?

-Es súper cariñoso, se ocupa mucho del otro. Y lo hace de un modo muy genuino. Es un gran jugador de equipo, que no necesita estar contando su trayectori­a. Escucha mucho, se involucra e informa con una claridad y una profundida­d únicas. Es uno más. Y si tiene que ir a la esquina, o a donde sea, con un móvil va sin drama. Enorme compañero. -No manejan el mismo humor, ¿no?

-No, pero le estamos encontrand­o la vuelta al punto de encuentro. Lo pico un poquito y enseguida agarra todas. Y no es de los que se ofenden si le digo cualquier cosa.

Entre sus coberturas que dejaron huella en TN y Telenoche figuran la de las cenizas en Bariloche, la de la pueblada en Junín cuando recibió un piedrazo en la cara (2013), la de los premios Oscar en 2017 y la más fresquita, desde las calles y los estadios de Qatar durante el Mundial: “Fue maravillos­o, divertido, intenso, de mucho laburo grupal”.

-Y, cuando volviste, tuviste premio… -Me dijeron lo de conducir Telenoche con Nelson, pero lo tomé como una suplencia más. Y luego escuché un “queremos ver qué pasa” y acá estamos, en la gloria.w

 ?? JUAN MANUEL FOGLIA ?? Espontánea. “Me sale ser fresca, natural, no me va marcar distancia. Detesto la solemnidad”, dice Metzger.
JUAN MANUEL FOGLIA Espontánea. “Me sale ser fresca, natural, no me va marcar distancia. Detesto la solemnidad”, dice Metzger.
 ?? GENTILEZA FAMILIA METZGER ?? Amigos. Mónica, César y Dominique con su papá y su hermana.
GENTILEZA FAMILIA METZGER Amigos. Mónica, César y Dominique con su papá y su hermana.

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