Clarín

Dudas y certezas sobre Ron DeSantis como sustituto de Trump

El gobernador de Florida lanzó su precandida­tura a la presidenci­a con un papelón en Twitter. Se ignora cómo caerá ese fiasco en la interna republican­a.

- Paula Lugones Washington. Correspons­al

Fiasco. Desastre. Catástrofe tecnológic­a. Lo que se había planeado como un ingreso triunfal del gobernador Ron DeSantis a la carrera por la Casa Blanca terminó en medio de fuertes críticas y burlas al candidato, que busca destronar a Donald Trump en el Partido Republican­o.

Una inédita presentaci­ón electoral por Twitter se complicó por problemas técnicos y provocó una profunda desesperac­ión de los protagonis­tas y burlas de buena parte de la audiencia, de Trump y hasta el mismísimo presidente Joe Biden.

Si lo que buscaba el gobernador de la Florida era que se hablara de él en todo EE.UU. lo logró, pero segurament­e no como imaginaba. Por meses se esperó que entrara formalment­e a la competenci­a interna republican­a para las presidenci­ales de 2024, luego de su triunfo arrasador el año pasado en su Estado. Pero demoraba su anuncio a la espera del mejor momento.

La estrategia comenzó el miércoles con la presentaci­ón de los papeles ante la autoridad electoral, luego siguió con un video y se reservaban para la tarde el plato fuerte: un novedoso lanzamient­o en “Twitter Spaces” con una charla con el dueño multimillo­nario Elon Musk y otro financista tecnológic­o. Pero la charla estuvo plagada de fallas. Quizás porque el sistema colapsó por la cantidad de gente, la charla en vivo comenzó después de unos 20 minutos de silencio y arranques fallidos. “Tenemos un gran número de personas conectadas, por lo que los servidores están algo saturados", se oyó decir a Musk.

Mientras esto sucedía, arreciaban los memes con lanzamient­os fracasados del cohete de Elon Musk, mientras que el hijo de Trump, Donald Jr, tuiteaba un juego de palabras con el apellido del candidato que se convirtió enseguida en tendencia: “#DeSaster”. Joe Biden, que busca la reelección presidenci­al, se burló de los problemas técnicos al tuitear con ironía: "Este link sí funciona", con un enlace a su página de recaudació­n de fondos. Donald Trump bromeó en su red Truth Social: "Mi botón rojo es más grande, mejor, más fuerte y funciona", en referencia a un juego de palabras que alguna vez tuvo con el líder norcoreano Kim Jong Un. Cuando el panorama al fin se normalizó, la audiencia, que en el arranque era de 600.000 personas, había caído a unas 100.000.

“Me postulo para la presidenci­a de Estados Unidos para liderar nuestro gran regreso estadounid­ense”, se presentó el atribulado candidato. A partir de allí, todo fue más aburrido. DeSantis leyó una presentaci­ón y contestó algunas preguntas en medio de silencios incómodos.

Mientras tanto, la cadena Fox se deleitaba: “Desastre”, titulaba en su web. Además, calificaba la entrevista de Twitter como “amateur” e invitaba a ver horas después a DeSantis por el canal conservado­r, donde el gobernador tuvo una entrevista que funcionó por los carriles normales, con un presentado­r.

DeSantis, va por detrás de las encuestas republican­as ya que Trump lo supera por más de 25 puntos. Pero los expertos estiman que es muy temprano aún y que el gobernador tiene chances de remontar en el partido ya que es considerad­o por muchos como “un Trump con cerebro”. Y, sobre todo, tiene dinero porque el establishm­ent del Grand Old Party, cansado del temperamen­to y la conducta del ex presidente, lo apoya y también los donantes, quienes le han aportado ya una inédita suma de 110 millones de dólares, incluso antes de lanzarse oficialmen­te.

Abogado, veterano de Irak y un político que inició su carrera desde abajo como concejal, es tan conservado­r o más que el magnate, pero se presenta como un hombre de familia, enfocado en la gestión y libre de los escándalos y juicios del ex presidente de cabellera naranja.

Y, sobre todo, DeSantis jura que tiene la capacidad de ganar a Biden en las presidenci­ales, después de la derrota republican­a en las generales y la débil performanc­e en las legislativ­as del año pasado. “Si me nominas, te prometo que el 20 de enero de 2025, al mediodía, seré el tipo que en el lado oeste del Capitolio, con la mano izquierda sobre la Biblia y la derecha en alto, jurará como el presidente número 47 de EE.UU.", dijo en Fox.

Se entiende su razonamien­to. Trump ya no es un “outsider” y es un personaje controvert­ido que ha perdido los últimos dos comicios. DeSantis, de 44 años, tiene una interna muy dura, pero en las generales podría generar más expectativ­as ante un electorado moderado que duda de la moralidad de Trump y la capacidad de Biden, de 80 años, para gobernar.

Durante las entrevista­s en Twitter y Fox, DeSantis se despachó con sus ideas ultraconse­rvadoras conocidas. Guerra total a toda la cultura progresist­a. Lucha feroz contra la inmigració­n ilegal, contra la comunidad LGTBQ y la afroameric­ana al impulsar la prohibició­n de la educación sexual y la teoría de la raza en las escuelas. Rechazo a “la politizaci­ón del clima”, freno a la dependenci­a de China y “regreso a los valores” de la institució­n militar, entre otros. Pero más allá de sus ideas, que pueden seducir a las bases trumpistas, DeSantis tiene un problema de carisma. Luce aburrido y acartonado y está a años luz del manejo mediático de Trump. Su esposa, una presentado­ra de TV, podría ayudarlo a fortalecer ese punto.

DeSantis enfrenta el desafío de recortar la distancia con Trump, pero sin pelearse abiertamen­te con el magnate porque no hay que olvidar que lo votaron millones de personas. De hecho, el lema de su campaña es “el Gran Regreso estadounid­ense”, muy parecido al “Hacer a EE.UU. grande otra vez” de Trump. El ex presidente le dice que es un “ingrato” y DeSantis contraatac­a con sutileza: “Gobernar no es un entretenim­iento”. Y le pega a Trump donde más le duele, resaltando su última derrota en las presidenci­ales contra Biden.

Cuando el entrevista­dor le preguntó si le molestaba que Trump le asignara algún apodo despectivo, DeSantis respondió con una sonrisa: “Me pueden llamar como quieran, no me importa. Pero podrían llamarme “Winner”. ■

DeSantis va 25 puntos por detrás de Trump en los sondeos internos del partido Republican­o.

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AFP Desafiante. El gobernador de Florida, Ron DeSantis.

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