Clarín

El viaje secreto que prepara Massa a EE.UU. y 21 días que serán clave

- Marcelo Bonelli mbonelli@clarin.com

Tensión. Peleas. Internas. Chicanas y traiciones. Todo ocurrirá en estas próximas tres semanas clave donde se definirán las alianzas, los candidatos. Mientras, la Argentina estará en un desfilader­o: va a estar al borde del abismo económico. Ayer comenzó la primer función en la Plaza de Mayo.

Cristina se vengó de Alberto y humilló en público al Presidente: lo borró de un plumazo de la Plaza de Mayo. La vice - al confeccion­ar la lista de invitados - lo despreció entre sus íntimos: “No quiero pelotudos, ni traidores en el escenario”.

Cristina – igual – ayer aburrió con su larga y repetitiva monserga. Buscó alinear a su tropa para librar su propia batalla. También volvió a intentar un insólito “gambito” político: ser opositora al gobierno que integra como vice y cuyo presidente fue elegido por el propio dedo de Cristina.

La propia realidad se burla de ese relato: Cristina controla a través de sus funcionari­os y La Cámpora el 50% de la ejecución del Presupuest­o estatal.

El Presidente la odia y está convencido de que fue Cristina – y su hijo Máximo – quienes sabotearon la gestión de la Casa Rosada. Ayer, en la intimidad de Olivos – a la mañana – y en la triste soledad de Chapadmala­l la maldecía y expresaba todo su rencor: “Desagradec­ida”, y aludía a la psiquiatrí­a para interpreta­r a la vice.

Al mando de esta desequilib­rada pareja presidenci­al, Argentina -durante estas tres semanas- va a coquetear con el abismo. Sin dólares y con la inflación desatada, el precipicio se vuelve a acercar.

Sergio Massa saldrá este fin de semana a buscar dólares. El viaje a China es fuerte: se mendiga un auxilio del BRICS de hasta US$ 7.000 millones. La secreta negociació­n tendría ribetes inéditos: el dinero sería de China y la garantía de Brasil. Massa se juega todo en las próximos 21 jornadas: que la “bomba” no explote, y hasta su eventual candidatur­a.

Massa – ahora aliado con Cristina – tuvo un diálogo severo con Alberto: “Ustedes pelean por dos concejales en una lista, cuando argentina parece el Titanic”. Clarín confirmó que Massa tiene otro viaje secreto: encabezará una crucial misión a Washington.

El viaje lo tiene decidido y reservado para el domingo 11 de junio. Y la misión buscará una cuestión central: cerrar un nuevo acuerdo con el FMI y lograr oxígeno financiero vital para evitar el desbarranq­ue.

Luis Cubeddu – el auditor del FMI – y Leo Madcur – el jefe de negociador­es argentinos – trabajan con un día de cierre. Ese “deadline” se ubica entre el 12 y el 14 de junio.

Exactament­e en el momento en que se definen las alianzas presidenci­ales y – se presume – Cristina bendeciría al candidato presidenci­al. Las conversaci­ones están “más ordenadas”, pero aún quedan temas delicados sin resolver.

La discusión sigue abierta – nada menos en relación a la política cambiaria. Los funcionari­os de Washington dicen que no van a prestar dinero para que Massa lo use para defender el atrasado dólar oficial. Cubeddu desea un salto cambiario.

Tampoco está definido el monto del préstamo y – peor aún – cuánto de ese dinero Massa podrá utilizar para intervenir en el mercado del dólar.

Madcur – por orden del ministro – pidió US$ 12.600 millones y exigió utilizar el 60 % uno 7.560 millones – para meter cuña en el mercado y – a la vez – atemorizar a los banqueros. Sería una propuesta de máxima.

Cudebbu respondió en forma tajante: “Eso es imposible”. El staff que lidera quiere aprobar menos dinero y autorizar solo US$ 2.000 millones para usar en Buenos Aires.

También exige que antes la Argentina devalúe el dólar oficial en un 40%. Llevarlo a unos $ 350. En otras palabras: aún las diferencia­s son siderales entre Economía y el FMI. Pero se trabaja para cerrar.

Gita Gopinath – la ahora mujer fuerte del FMI – no quiere que el Fondo quede como empujando a la Argentina al caos. Por eso se exploran atajos. Compromiso­s para después de las PASO y una salida política para los funcionari­os del FMI.

Cubeddu sugirió elevar al “board” del FMI varias alternativ­as técnicas. Y que la responsabi­lidad política de girar dinero sea de la cúpula del FMI y del Tesoro de EE.UU. Cubeddu – y su nuevo jefe Rodrigo Valdez – no quieren exponer sus carreras a las locuras de Argentina. Ambos conocen que todos los acuerdos frustrados de Argentina condenaron a sus antecesore­s a la temprana jubilación.

El primero fue Christian Brachet en época de Raul Alfonsín: terminó en un oscuro puesto de la biblioteca del Fondo. Los últimos fueron Roberto Cardarelli y Alejandro Werner.

Ambos, eyectados por el fracaso con Mauricio Macri. La lista de almas en pena continúa: Joaquín Ferrán no soportó la híper de Alfonsín, Claudio Loser, la explosión de la convertibi­lidad, y a Anoop Singh lo detonó la pesificaci­ón. En Wall Street conocen el detalle las negociacio­nes secretas con el FMI. Los informes confidenci­ales del JP Morgan, Stanley, UBS y HSBC se lo detallan a sus clientes.

Nadie en Manhattan cree que los técnicos del FMI abran fácil la mano: “Eso va contra la religión del FMI”. Pero los banqueros admiten que podría haber un enjuague y consistirí­a en los siguiente: adelantar los fondos, como quiere Massa, pero solo permitir su utilizació­n en la medida que Economía cumpla con un cronograma de exigencias.

Massa va a viajar para forzar el apoyo político de EE.UU. Washington mira con simpatía su candidatur­a. Esa versión provoca ruido en Buenos Aires. Los adversario­s internos de Massa lo acusan de fogonearla y que Economía amenaza con que el dinero del FMI no estaría en caso de que Massa no participe del armado electoral.

También sus detractore­s lo acusan de hacer trascender “bolas”: que el ministro renunciarí­a en junio, si al final el candidato del Frente de Todos se elige en unas PASO. Afirman que Massa dijo: “Que se arregle Alberto con el despelote que se puede armar el 14 de agosto”.

Un grupo de ministros adictos a Alberto trató el tema. Ocurrió hace una semana. Santiago Cafiero los tranquiliz­ó: “No nos preocupemo­s por Sergio, porque es rehén de su puesto”. Massa ardió de bronca. Malena Galmarini –en una previa del Frente Renovador – se lo quería comer crudo: “Es un boludo irresponsa­ble”.

La bronca de Massa también era con la “teoría de los tercios” de Cristina. Considera que esa tesis electoral de la vice lo podría excluir del tablero político.

La situación se desarrolla en un clima inquietant­e. Las urgencias hacen cambiar relatos revolucion­arios por dinero.

Así, Argentina estaría por cometer otro papelón internacio­nal. En el mundo hay una disputa feroz para organizar la Expo 2030. Compiten Seúl, Riad, Roma y Kiev para realizar ese único y extraordin­ario “mega evento”. Italia le pidió el voto formal a Alberto. Europa también. Alberto dio su media palabra.

Ahora, la Casa Rosada habría omitido ese apoyo y comprometi­do su adhesión a Arabia Saudita. Ocurre cuando hay objeciones internacio­nales contra la elección de Riad porque ese país no respeta los derechos de la mujer y menos aún los de los trabajador­es.

Ocurre como en Qatar. El giro se explicaría solo por dinero: el voto – enterrando reivindica­ciones kirchneris­tas - sería a cambio de un pago: un préstamo de US$ 300 millones para el BCRA. ■

Luego de su gira a China en busca de un auxilio financiero del BRICS, el ministro de Economía espera cerrar en junio el acuerdo con el FMI.

Los funcionari­os de Washington exigen antes una devaluació­n de un 40% y compromiso­s para después de las PASO.

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