Clarín

La coartada de las falsas denuncias

- Mariana Iglesias miglesias@clarin.com

“Nunca le sacaron una tarjeta roja”, alegó Martín Apolo durante el juicio por violencia de género contra Sebastián Villa. El abogado intentó así defender al delantero de Boca, denunciado su ex pareja Daniela Cortés. Apolo no sólo mintió -a Villa le sacaron la tarjeta roja por golpear a otro jugador- sino que acudió al argumento más remanido y menos sólido de los varones denunciado­s: asegurar que son personas “correctas”.

Un varón violento con su pareja o su ex no es un enfermo ni un inadaptado social. Pensar así es tranquiliz­ador, porque circunscri­biría la violencia a un puñado de personas. Pero los violentos no llevan carteles ni tienen caras raras. Apolo bromeó con los hematomas en los glúteos de Cortés, y dijo que se los había golpeado sola porque es “una de las partes que más sobresalen de su cuerpo”. Y aseguró que era una “falsa denuncia”. A Villa también lo denunció Rocío Tamara, otra joven, por golpes y violación. La fiscalía pidió la elevación a juicio. ¿Apolo dirá que es otra “falsa denuncia”? El abogado llegó a nombrar a Lucio Dupuy, el niño maltratado, abusado y asesinado por su madre y la pareja.

Lo de Lucio es un espanto, por eso las dos mujeres están presas y condenadas. Por eso las maestras y los médicos que no actuaron están siendo procesados.

Apolo arremetió por “las graves consecuenc­ias que generan las falsas denuncias”. ¿Qué tiene que ver Lucio con Villa y las falsas denuncias? Nada, pero es la “confusión” que idearon justamente quienes hablan de “ideología de género” para negar lo innegable: que la violencia contra niñas, adolescent­es, mujeres y diversidad­es es histórica, estructura­l y sistemátic­a. Apolo recuerda a Lucio porque lo mataron dos mujeres, pero elige no recordar a los 49 niños y niñas asesinados por sus padres varones desde 2019 a hoy para hacer sufrir a sus madres. ¿Son falsas las denuncias que terminan con mujeres asesinadas? Las estadístic­as marcan un femicidio cada 30 horas en Argentina. Sólo el 20% de las víctimas hace denuncias. ¿Por qué? Porque no se les cree, porque el Poder Judicial no las protege. Los procesos son revictimiz­antes: la intimidad queda expuesta, se requiere de tiempo y dinero. Aún así, quienes niegan la violencia buscan imponer la falacia de las “falsas denuncias”. Estos grupos ya crearon el Día Contra las Falsas Denuncias, Tienen prensa, hacen ruido. Son la resistenci­a ante el reclamo de igualdad social y de géneros. No quieren un mundo igualitari­o. ■

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