El sector público debe ponerse al día con las tecnologías digitales
La era digital ha transformado profundamente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. En todos los sectores, las tecnologías digitales han revolucionado la forma en que se brindan los servicios y se toman decisiones. El sector público no es la excepción, y tiene como desafío adoptar estrategias eficaces para una ciudadanía cada vez más digital. A su vez, la democracia, como sistema de gobierno, es uno de los sistemas que menos ha cambiado desde sus orígenes. En América Latina y en el resto del mundo, los gobiernos representativos están sufriendo una creciente erosión de confianza y legitimidad. Una pregunta clave de nuestro siglo es si podemos a través de la tecnología recobrar la confianza y la legitimidad de nuestras instituciones representativas.
La tecnología está avanzando a una velocidad exponencial y su impacto en las instituciones, tanto públicas como privadas, es innegable. El debate público está en pleno auge con el avance de la inteligencia artificial y sus implicancias en la sociedad. Recientemente la Unión Europea ha dicho que está próxima a sancionar una ley que brinda un marco regulatorio al uso de inteligencia artificial en su comunidad. Por su parte, el gobierno de Estados Unidos ha recibido a Sam Altman, CEO de OpenAI, en el Senado para entender los riesgos de estas tecnologías.
Por otro lado, la revolución de las telecomunicaciones con el surgimiento del 5G, una tecnología que vino para transformar la economía digital, ha generado una aceleración para promover políticas públicas que alienten su incorporación. Una conectividad digital es condición necesaria para promover innovaciones y eficiencias en los servicios que brindan las organizaciones.
En la actualidad, los ciudadanos producen, compran, comercializan e interactúan a través de plataformas digitales. Sin embargo, las instituciones, especialmente el sector público, aún enfrentan desafíos para modernizar sus servicios y adaptar su cultura organizacional a los retos de una sociedad del siglo XXI.
En la Argentina, por ejemplo, gran cantidad de gobiernos y municipios siguen haciendo sus trámites en papel y cientos de ciudadanos hacen cola para tener un turno para atenderse en un hospital.
Para poder cambiar esta realidad e innovar sus organizaciones y brindar servicios digitales de calidad, los gobiernos deben adoptar estrategias adecuadas. Es crucial enfrentar los desafíos regulatorios que surgen con las nuevas tecnologías y articular mecanismos de gobernanza público-privada para reducir la brecha digital. La crisis de confianza en los gobiernos hace que ya no se trate de una opción, sino de un imperativo para mejorar la relación con nuestros ciudadanos.
Muchos gobiernos ya han avanzado en sus estrategias digitales, a través de políticas que centradas en el ciudadano y aprovechando herramientas como el big data, la inteligencia artificial, el blockchain y el Internet de las cosas, para mejorar de los servicios a los ciudadanos va a ser significativa. Pero todavía hay muchos desafíos.
Finalmente, desafíos como, por ejemplo, la reconversión laboral en los empleos en el sector TIC necesitan de una mejor articulación entre los distintos sectores. La colaboración público-privada es esencial para impulsar la transformación digital por que permiten sinergias entre los distintos sectores.
A su vez, hay temas regulatorios en donde los gobiernos deben establecer mecanismos de participación con el sector privado para desarrollar soluciones conjuntas y superar los desafíos que puedan surgir.
La transformación digital del sector público es, sin dudas, un imperativo en el siglo XXI. La formación en esta temática es imprescindible porque es una realidad que vino para quedarse, y será cada vez más importante de cara al futuro. ■