El régimen de Ortega congela las cuentas de la Iglesia y la acusa de “lavar dinero”
Se produce en medio de la guerra que le declaró a la Curia. Esta semana detuvo a tres sacerdotes.
En medio de la guerra contra los sacerdotes que cuestionan su régimen autocrático, el presidente nicaragüense Daniel Ortega congeló cuentas bancarias de la Iglesia Católica y la acusó de “lavar dinero”.
Desde la noche del viernes las autoridades católicas no pueden entrar a las cuentas de las principales diócesis del país, lo que podría derivar en una asfixia económica que le impediría pagar cuentas de las parroquias.
Este sábado, la Policía de Nicaragua emitió un comunicado donde afirma que están investigando “activiad ilícita en el manejo de fondos y recursos en cuentas bancarias que habían pertenecido a personas condenadas por traición a la patria”, cuyos nombres no precisó.
En el texto confirma que ordenó al cardenal Leopoldo Brenes presentar documentos que muestren los movimientos de las cuentas bancarias de las diócesis que han intervenido.
“La Policía inició investigaciones que llevaron al hallazgo de centenares de miles de dólares escondidos en bolsas ubicadas en instalaciones pertenecientes a diócesis del país”, aseguró la policía de Ortega, que no detalló el monto ni lugares.
En otro párrafo, el comunicado del régimen sostiene: “El resultado de las investigaciones confirmó la sustracción ilegal de recursos de cuentas bancarias que se había ordenado por Ley congelar, así como otros ilícitos que todavía están siendo investigados como parte de una red de lavado de dinero que se ha descubierto en diócesis de distintos departamentos” de Nicaragua.
Según la Policía, la Fiscalía General de la República, la Superintendencia de Bancos y la Unidad de Análisis Financiero “han confirmado movimientos delictivos con fondos que, para la diócesis, han ingresado irregularmente al país y se investigan y se han abierto procesos por todos estos delitos”.
Previamente, fuentes eclesiales adelantaron que la dictadura de Ortega había congelados las cuentas bancarias de al menos tres de las nueve diócesis de la Iglesia católica nicaragüense. Las afectadas son las de Managua, que preside el cardenal
Brenes, y las de Matagalpa y Estelí, a cargo del obispo encarcelado Rolando Álvarez, quien en febrero pasado fue condenado a más de 26 años de prisión por delitos considerados “traición a la patria”.
Esta situación se produce, además, en una semana de gran tensión por la detención de otros tres sacerdotes. Hace dos días, la Policía Nacional arrestó al cura Jaime Montesinos, a quien acusa del delito de “traición a la patria” en perjuicio del Estado de
Nicaragua y la sociedad. El religioso es párroco de la iglesia Juan Pablo II del municipio de Sébaco, departamento de Matagalpa, la diócesis que dirige el obispo Álvarez.
Poco antes, la policía de Ortega había apresado y puesto en arresto domiciliar a los sacerdotes Pastor Eugenio Rodríguez Benavides, párroco de la parroquia Divina Providencia (del municipio) de Jalapa y Leonardo Guevara Gutiérrez, párroco de Catedral de Estelí.
La ONG de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más condenó las detenciones y denunció que “es parte de la persecución contra la Iglesia católica y la criminalización a sacerdotes y personas religiosas, por lo que no pocas se han tenido que desplazar forzadamente fuera de Nicaragua”.
El dirigente opositor nicaragüense Félix Maradiaga, a quien le quitaron su nacionalidad, tanto el bloqueo de las cuentas bancarias como el arresto de los sacerdotes es parte de una operación del régimen que busca censurar a la Iglesia, una de las voces críticas de la autocracia.
“Es una declaración explícita de las verdaderas aspiraciones de la dictadura: callar y disolver por completo la voz e incluso la presencia, de una institución que, por su peso moral en Nicaragua, es un obstáculo en los planes de los Ortega-Rosario Murillo, de consolidar una dictadura dinástica”, advirtió Maradiaga.
Nicaragua atraviesa una crisis política y social desde abril de 2018, cuando se produjeron masivas protestas contra el régimen que fueron brutalmente reprimidas. Ahora apunta contra la Iglesia, por las críticas de los sacerdotes.■
“Una red de lavado de dinero se ha descubierto en diócesis de distintos departamentos”