Por los bolsillos flacos, el consumo de cerveza baja con fuerza este año
Las artesanales pierden hasta 30%. Los trabas para importar insumos complican aún más el panorama.
Después del repunte que tuvo el consumo de cerveza tras la pandemia, este año el mercado empieza a enfriarse. En 2022 se vendieron 4,5%
más botellas que en 2021 según un informe de Claves, Información Competitiva. Fuentes del sector aseguran que este año las ventas están cayendo con fuerza. "La nuestra es una categoría muy masiva, si sufre el bolsillo, sufre la categoría", apuntan.
El mercado en Argentina está dominado por dos grandes compañías, Quilmes, que maneja marcas como Stella Artois y Andes y CCU, con Heineken y Amstel, entre otras. Hoy en el país el consumo es de 45 litros anuales por persona, por debajo del promedio de Sudamérica que es de 60 litros. Las artesanales representan apenas un 2,5% del mercado.
Juan Pablo Barrale, Gerente de Asuntos Corporativos y Sustentabilidad de CCU, detalla que "los volúmenes de venta del mercado están en niveles inferiores a los del año anterior. A pesar de ello, continuamos diversificando nuestra propuesta, con lanzamientos de nuevas variedades y marcas, como el caso de Heineken 0.0 (sin alcohol), Bieckert BAPA y Urbana, Grolsch IPA, Salta Cautiva Negra, para acercarnos a los distintos gustos de los consumidores".
Pese a la baja del consumo Barrale destaca que "hay una tendencia en alza en la que los consumidores vienen optando por productos más sofisticados, marcando crecimiento en el segmento premium y entry premium, que ya representa más del 20% del volumen de consumo".
La caída de las ventas es más marcada en las cervezas artesanales. Aún así hay quienes siguen apostando al sector. Este mes se lanzó Bambú, la fusión de las cervecerías Corrales Viejos y Fe. Con una inversión inicial de US$ 50.000, la fábrica de Bambú tendrá su sede en Lanús y proyectan ingresos por $ 40 millones para 2023. “Nuestro objetivo es ser una de las 10 mejores marcas de cerveza artesanal del mercado”, comenta Damián Martínez, gerente de administrativo y de Ventas de Bambú.
"Si los salarios caen el consumo se reduce. Este año el consumo cayó fuerte, cerca de un 30%. Como pyme uno siempre está acostumbrado a sortear estos problemas, apelando a la creatividad, a la diversificación", cuenta Martínez.
Juan Cavallo, CEO de Bierhaus, señala que "en el primer trimestre el consumo de cerveza cayó 25%. Nosotros no caímos tanto por un trabajo comercial muy fuerte. La actividad es mucho menor: la gente en lugar de consumir tres pintas ahora conLa sume una y se queda cuatro horas".
El sector se enfrenta a las dificultades para importar. Según la Cámara de Cerveceros Artesanales de Argentina, para un 40% de los productores hay faltante de lúpulo. Un porcentaje similar asegura que hay escasez de malta y de botellas de vidrio.
Quilmes viene encarando un plan de sustitución de importaciones que tiene uno de sus puntos fuertes en la ampliación de la plantación de lúpulo en Río Negro. El 70% del lúpulo que requiere la producción de cerveza se importa y el foco de Quilmes es triplicar la superficie de cultivos para poder autoabastecerse.
"El año pasado exportamos US$ 421 millones, especialmente cebada y malta. Esto nos permite tener una balanza comercial positiva. Importamos algunas latas, tapas de latas, piezas para la fábrica y lúpulo para las marcas internacionales. Estamos con alguna demora en las importaciones pero no llegamos al extremo de tener paradas de plantas", contaron.
CCU viene invirtiendo para ampliar la capacidad productiva y logística, "con una mirada de mediano y largo plazo, para fortalecer la elaboración local de cervezas nacionales e internacionales", apunta Barrale. Frente a las dificultades para importar "buscamos llevar una gestión previsible y con tiempo. No hemos tenido un impacto productivo hasta ahora", sostiene.
A las artesanales también les pegan las dificultades para importar. "Hay un faltante, especialmente de lúpulo. Para resolverlo nos juntamos con tres o cuatro cervecerías y hacemos una compra conjunta", señala Martínez.
"La mayoría de nuestro insumos son nacionales, pero esos precios también están dolarizados. Lo que se puede importar es poco y más caro. Además de que se cae el consumo, a nosotros se nos achica el margen drásticamente", dice Cavallo. ■