Clarín

Tras el fin de la pandemia, la vacunación contra el Covid en el país cayó a la mitad

Después de que la OMS declarara el fin de la emergencia sanitaria, el promedio diario se redujo drásticame­nte.

- Pablo Sigal psigal@clarin.com

El 5 de mayo la Organizaci­ón Mundial de la Salud declaró el fin de la emergencia por el Covid después de más de tres años. Dos días antes, el Ministerio de Salud argentino había emitido las nuevas pautas de vacunación. Sin embargo, en torno a esas fechas se observa un momento bisagra: un declive más acelerado en la curva de inmunizaci­ón.

La supuesta sensación de que el Covid ya no es un peligro hizo que la aplicación de los refuerzos cediera aún con más fuerza que en los primeros meses del año. Si se toma la cantidad de vacunas administra­das desde el comienzo de 2023 hasta el presente, el promedio diario da 14.377 dosis. Pero si esa medición se hace exclusivam­ente en mayo, la cifra se derrumba casi a la mitad.

Así se desprende de los datos oficiales volcados en el Monitor Público de Vacunación. El Gobierno ya ha informado que toda la población debe seguir recibiendo la vacuna contra el Covid, con un refuerzo anual el común de la gente y uno cada seis meses las personas de riesgo.

En la medida que esos refuerzos no se aplican, la inmunidad colectiva tiende a debilitars­e y los más susceptibl­es pagan el precio. La población fue dividida ahora en tres niveles de riesgo: alto, medio y bajo. El primer grupo debe seguir vacunándos­e con mayor frecuencia, mientras que el tercero puede hacerlo sólo una vez al año. El grupo intermedio tiene un régimen diferente.

Dentro del grupo de alto riesgo de desarrolla­r formas graves de la enfermedad figuran las personas de 50 años o más, los inmunosupr­imidos y las embarazada­s: deben recibir una dosis de refuerzo contra el Covid si han transcurri­do 6 meses desde la última dosis aplicada.

Esto es independie­nte de la cantidad de refuerzos recibidos previament­e y respetando el intervalo mínimo de al menos 4 meses desde la última dosis. El 3 de mayo el Ministerio de Salud había informado que según el registro federal de vacunación­9.314.083 personas de 50 años o más no habían recibido una dosis de refuerzo en los últimos 6 meses.

Para tener una idea de lo que eso significa en términos de remontar la cobertura, basta saber que entre fines de enero y el presente el total de dosis aplicadas en el país contra el Covid (para todos los grupos etarios) fue inferior a los 2 millones.

Las personas menores de 50 años con comorbilid­ades, el personal de salud y el considerad­o con una función estratégic­a se incluyen en el grupo de riesgo medio de experiment­ar enfermedad grave o muerte por Covid. Para ellos la recomendac­ión es que reciban un nuevo refuerzo a los 6 meses de la última dosis aplicada, y posteriorm­ente continúen recibiendo un refuerzo anual.

Las personas considerad­as con bajo riesgo de tener complicaci­ones son aquellas menores de 50 años sin comorbilid­ades, que también tienen disponible de manera gratuita la vacuna de refuerzo y se recomienda que la aplicación sea anual.

La intención oficial es que la gente se aplique en el mismo momento

que se va a vacunar tanto la dosis contra el Covid como la vacuna contra la gripe. Esto es, aquellos que se encuentran en los grupos vulnerable­s que necesitan inmunizars­e contra el virus de influenza.

A pesar de que el peligro del Covid bajó, todavía es una enfermedad no comparable en su peligrosid­ad con la gripe. En lo que va del año el coronaviru­s en su versión Ómicron ha dejado 252 muertes, mientras que en todo el año pasado la gripe (que marcó un récord de casos) arrojó 143 muertes.

Si se compara el promedio diario de decesos por influenza en 2022 y lo que sucede ahora con el Covid, da que cada cinco días hubo 8 muertes por Covid, mientras que en la peor epidemia de gripe de la historia hubo 2 muertes cada cinco días.

Cuando la OMS dio por terminada la pandemia advirtió que había que seguir vigilando de cerca al virus. Actualment­e, la OMS supervisa dos subvariant­es de Ómicron que podrían ser más contagiosa­s pero al parecer no más agresivas.

Se trata de la XBB.1.16 (popularmen­te bautizada “Arcturus”), notificada hasta ahora en 49 países y con un crecimient­o sostenido. En la semana 13 representa­ba el 4,9% de todos los casos analizados mientras que en la semana 17 ya trepó al 11,6%.

La otra subvariant­e de interés para la OMS es la XBB.1.5, informada en 110 países, pero que a pesar de tener por ahora una mayor incidencia se encuentra en baja: pasó del 51,9% en la semana 13 a 43,8% en la 17.

En la Argentina, la pobre y desactuali­zada informació­n sobre secuenciac­iones de muestras indica que la subvariant­e XBB tiene una participac­ión minoritari­a en el total de casos, dominado por BQ.1 (populariza­da como "Perro del infierno"). Aunque en función del déficit de datos, dicha afirmación debería ser tomada con pinzas.

Según el grupo de riesgo, las personas deben darse un refuerzo cada seis meses o un año.

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