El best seller español que escribirá diez libros sobre Julio César
“Roma soy yo” es la primera de las entregas sobre el personaje. Su clave: unir historia con entretenimiento.
“
Yo hago lo que haces tú pero con romanos”, le respondió el escritor español Santiago Posteguillo a George R. R. Martin cuando el autor de
Game of Thrones le preguntó qué escribía. Fue hace poco, cuando se cruzaron en la Feria del Libro de Guadalajara.
Posteguillo estaba definiendo a Roma soy yo, La verdadera historia de Julio César (Ediciones B), la novela que presentó días atrás aquí, en la Feria del Libro de Buenos Aires.
Es una historia que se maneja a dos niveles que viajan en paralelo: el primero es un juicio en el que el fiscal es un joven Cayo Julio César y se juzga por corrupción al senador Dolabela; y el segundo es seguir la infancia de Julio César donde se intuye lo que será en su futuro. Todo esto en un contexto histórico que también busca reflejar la vida cotidiana en el Imperio romano.
Roma soy yo se volvió rápidamente un best seller en España. Y esa es la fama que precede a Posteguillo: un hombre de números grandes por la cantidad de libros vendidos, de contratos (pasar de Planeta a Penguin Random House), de traducciones (acaba de llegar al mercado norteamericano). Se habla de 4 millones de lectores.
Lo primero que cuenta es su relación con Argentina: “En los años 50, dos primos y un tío mío se exiliaron aquí. No fue una cuestión política, sino una cuestión económica. Venirse aquí para buscarse un mejor pasar tenía mucho sentido. Se vinieron a buscarse la vida”. Posteguillo, que también es docente universitario y alguna vez se ganó la vida enseñando redacción, es un escritor profesional (“paradójicamente ahora tengo menos tiempo que antes para leer”) que tiene muy en claro lo que desea lograr con cada libro que publica: tener la mayor cantidad de lectores posibles. Y, sobre todo, entretenerlos.
Encontró en la novela histórica el vehículo para lograrlo. Sus referencias, para hablar de sus textos, siempre son las películas (ya lo veremos en la entrevista) y otros best sellers.
Ahora se embarcó en la escritura
intentar con otro género literario. Me pregunté: ¿Y si uno mis dos pasiones? La narración y la historia. Al poco tiempo sale Africanus: El hijo del cónsul, mi primera novela del 2006. Vendió poco pero me sirvió porque ya había roto mi primera frontera que era publicar.
–¿Las anteriores no pensás publicarlas?
–No salieron en su momento ni se publicarán jamás. Escribir es un aprendizaje y yo estaba en ese periodo. Esos libros no estarían a la altura de las expectativas que un lector tiene con mis libros actuales.
–¿Qué te atrajo del periodo histórico que elegiste de Roma?
–Es un periodo novelescamente muy potente por los temas que tu puedes traer. Además son temas que siempre están de actualidad. Y luego, desde el punto de vista histórico, nos ayuda precisamente, a entendernos mejor. Venimos de ahí, de Roma. Esa selección de factores me motiva. Y además selecciono personajes fascinantes con los que me paso muchos años. Ahora con Julio César planeo estar abocado diez o doce años. Me cuesta salir de Roma.
–Te vas moviendo con la estructura de la saga.
–La trilogía me sirve para contemplar tres momentos: ascenso, apogeo y caída. Ya sea de un personaje o un periodo histórico. Pero después están las novelas de Julia, Yo, Julia y Julia retó a los dioses, donde el ascenso, apogeo y caída está todo junto. Pero responden a decisiones argumentales y de sentido. Ahora, Julio César es un proyecto que me va a llevar seis novelas. Porque narrar a César es contar a los personajes que los rodearon que son tan grandes que cada uno merecería una novela: Cicerón, Catón, Pompeyo, Cleopatra, Craso, Marco Antonio, todo eso tiene que ir apareciendo. Es un universo que quiero retratar como me gusta a mí: con un fresco de la época y metiéndome con estos personajes. Necesito este espacio de las seis novelas. Acaba de salir Roma soy yo y ya estoy terminando la segunda.
–En Roma soy yo pareciera que hay un componente pedagógico rondando constantemente.
–Es el tipo de novela histórica que hago yo. Me gusta agregarle un componente didáctico a la novela histórica, que no tiene por qué tenerlo. Es un placer mío que probablemente venga de mi labor docente. Hace treinta años que soy profesor de la universidad de Valencia. Me gusta pensar que un lector navegue por una novela de 800 páginas y al final, después de lo primordial: habérselo pasado bien, tenga le efecto secundario de sentir que aprendió algo de historia sobre la ambientación y los personajes. Es lo que hago. Para hacer esto me documento mucho pero en el texto lo compenso con mucha narrativa para que no sea tan pesado y lleno de datos. También trato de que el texto se vuelva una película. No digo que haya que volver a la literatura un videoclip, pero yo busco mucha acción. Por supuesto que no deslegitimo una literatura con un ritmo más pausado o algo evocador, etc. Yo hago otra cosa. Yo siempre quiero meter al lector en una película. De hecho, Roma soy yo sigue la estructura de El padrino 2. De alguna forma hay que mantener la atención durante 750 páginas. De hecho, mis lectores, me suelen decir que quieren novelas más largas.
–¿Cuándo hablar de “entretenimiento” del lector te están enfrentando a cierta idea de literatura más relacionada con el prestigio que trae el trabajo con el lenguaje?
–El Ulises de Joyce es una obra magnífica que ha de estar siempre en el canon literario universal porque es un experimento literario de primer orden, fascinante. Pero podemos convenir que no es una obra accesible para mucha gente. Y puede rea
Me documento mucho pero lo compenso con mucha narrativa... Siempre quiero meter al lector en una película”.
sultar tediosa. Por eso siempre recomiendo más Dublineses. Yo no critico eso, pero no es lo que hago. Yo hago otra cosa. Lo que sí pienso es que la literatura del entretenimiento no tiene por qué perder su prestigio. Shakespeare o Lope de Vega, no me comparo pero me sirven para explicar esto, llenaban sus teatros porque la gente se entretenía, era divertido, la gente se lo pasaba bien. Después permanecieron en el canon. Creo que todo debe de tener su prestigio, incluso aquellas obras que entretienen al lector desde el primer momento. Porque también hay textos complejos y no entretienen que son malos. La popularidad de una obra no marca el componente importante. Para mí, el entretenimiento en la literatura es fundamental. Hace poco me junté con mis traductores del inglés y me preguntaron: “¿cómo es tu literatura?” Y les contesté: “Lo mío es entretenimiento”. Y en seguida dijeron: “Genial, porque acá ya tenemos a Philip Roth y Paul Auster”. Todas las literaturas son necesarias.
–¿Qué más les contaste de tu literatura?
–Les dije que Roma soy yo es John Grisham pero en Roma, con saltos atrás en el tiempo a lo Juego de tronos de George R. R. Martin. La diferencia es que lo que cuento yo efectivamente ocurrió y que si se cuenta con algo de ingenio y pericia es apasionante. Por otra parte, se trata de hacer accesible un conocimiento cultural. Y eso es bueno. En estas novelas hablo de arte clásico, ingeniería, arquitectura, historia, etc. ■