Clarín

Las lecciones de una victoria que por un punto no fue una caída histórica

Los jugadores no pusieron excusas por haber sentido la presión de la localía ante un rival inferior. Coria confía en ellos porque “la Davis no es sencilla”.

- Luciana Aranguiz laranguiz@clarin.com

Pasó otra serie de Copa Davis, la primera de la historia en Rosario. Pasó un fin de semana en el que el selecciona­do argentino capitanead­o por Guillermo Coria vivió emociones extremas. Hubo alegría, bronca y sufrimient­o. Hubo momentos que forzaron a jugar con el corazón más que con la raqueta, a tragar bronca y levantar la cabeza, a sacar fuerzas de cualquier lado cuando las cosas no salían. Y ese momento de éxtasis, de alivio y felicidad, cuando Sebastián Báez selló el triunfo por 3-2 en una serie ante Kazajistán que se complicó demasiado y sentenció que Argentina volverá a jugar las Finales de la competenci­a por países más importante del tenis.

Hay varias lecciones que dejó lo visto en Rosario. La fiesta del fin de semana ratificó que los hinchas argentinos están siempre. No importa si la cita es en el Buenos Aires Lawn Tennis o en el Jockey Club rosarino. Cuando convoca la Davis, la gente responde.

“La gente estuvo firme el sábado con 45 grados de sensación térmica y el domingo se quedó hasta el último punto. Con tribunas para 10 mil o 15 mil personas, hubiera estado lleno igual. Es lindo ver la Davis en el Interior del país. Ojalá se repita”, comentó Coria.

“El público jugó un rol clave en nuestro partido. Sentir el apoyo nos empujó para seguir luchando”, reconoció Andrés Molteni. Su compañero del dobles, Máximo González, coincidió: “Siempre hay momentos en los partidos en los que uno tiende a bajar, pero los hinchas te levantan. Es un extra tener a la gente alentando”.

En lo deportivo, la primera sensación es que a los tres jóvenes singlistas argentinos todavía les cuesta bastante manejar esa presión extra que se genera (como ellos mismos explicaron, sin usarlo de excusa para justificar un mal rendimient­o) cuando se calzan la camiseta argentina en la Davis.

Ni Francisco Cerúndolo, 22° del mundo, ni Tomás Etcheverry (28°) ni (25°), la pasaron muy bien en sus partidos. Los dos primeros, sobre todo, parecieron padecerlos.

Al porteño se lo vio discutir consigo mismo, reprochars­e errores y hasta encogerse de hombros como haciendo ver que no encontraba la manera de encaminar los encuentros. Etcheverry, quien perdió el único que jugó, reconoció que no se sintió cómodo en la cancha “en ningún momento” y que no había sido “ni preciso ni agresivo”. Y eso que enfrente tuvieron dos rivales que eran inferiores: Timofey Skatov (278°) y Dmitry Popko (338°).

Báez, que disputó el último punto fresco físicament­e y sin margen de error, caminó por la cornisa ante un Popko que venía de jugar un singles en un sábado sofocante y el dobles, más temprano el domingo. El kazajo llegó a sacar 5-4 para el partido y hasta tuvo dos match points en el tie break del quinto, antes de que Sebas lograra cerrar el duelo con lo justo.

¿Por qué se sufrió tanto? ¿Por qué estuvo Argentina al borde de una derrota que hubiera sido un golpe durísimo cuando tenía un equipo con tres singlistas top 30, jóvenes y talentosos y que están viviendo un enorme momento en sus carreras individual­es? Lo deslizó el mismo Coria en una conferenci­a: “No hay que olvidarse que están disputando sus primeras series en la Davis”.

Cerúndolo, de 25 años, disputó su quinta serie. Etcheverry, de 24, tuvo apenas su segundo partido. Báez, de 23, ya disputó seis series.

El capitán analizó: “Era lógico que los chicos salieran a la cancha tensos. Nosotros tenemos la responsabi­lidad de ser favoritos en nuestra casa; ellos, nada que perder. Tienen que asumir la responsabi­lidad y salir a jugar. Y hay que seguir acompañánd­olos.

Dijo Cerúndolo: “La Davis no es sencilla. Jugar en Argentina no es fácil. Salís a la cancha y sabés que no estás jugando para vos solo, sino para el equipo y para el país. Entonces capaz te olvidás de cómo venías jugando y entrás con nervios”.

González y Molteni, con todo su recorrido, también sintieron la presión de jugar la Davis en casa. Esa dupla veterana, afianzada en el circuito y 13° del ranking de esa especialid­ad, se vio complicada en el primer set por una pareja formada a último momento con un doblista top 50 y un singlista afuera de los 300 mejores. Pero ganaron un partido clave y confirmaro­n que el dobles, un punto que durante muchos años fue un dolor de cabeza, ya no es una debilidad.

En Rosario se sufrió más de lo que se disfrutó. Ese alocado festejo final no hizo olvidar que Argentina estuvo varias veces a un punto de la derrota y que hay muchísimo margen para mejorar si se quiere volver a pelear por una Ensaladera. Coria lo reconoció, pero también afirmó que la serie ante Kazajistán le dejó algo muy positivo: que hay equipo para el futuro.

Cerró el Mago: “Lo que pasó nos sigue fortalecie­ndo. Ganaron una tremenda serie. Fueron dos días y cinco puntos largos. Mi aspiración es formar un equipo que gane otra la vez la Davis y vamos camino a eso. Estoy convencido”.w

 ?? JUAN JOSÉ GARCÍA ?? Felices. González, Molteni, Báez, Cerúndolo, Etcheverry y el capitán Coria, en Rosario.
JUAN JOSÉ GARCÍA Felices. González, Molteni, Báez, Cerúndolo, Etcheverry y el capitán Coria, en Rosario.

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