Clarín

Mar del Plata: aún no identifica­ron a los asesinos del turista

- Ignacio Sala. Maestría Clarín / Universida­d de San Andrés

Una camioneta y dos motos se cruzaron en la esquina de Moreno e Independen­cia, en Mar del Plata, pasadas las cuatro de la madrugada del lunes. Las motos comenzaron a tirar cortes, a hacer ruido desaforada­mente y adrede. El acompañant­e delantero de una Toyota Hilux gritó hacia las motos una frase corta e inofensiva que culminó en una persecució­n de cuatro cuadras, un disparo y un muerto: “Bien ahí, rey”.

Mauricio Alejandro Grasso era de Moreno, tenía 40 años y dos hijos, uno de 13 y otro de 4. El viernes había viajado con dos amigas desde Moreno hacia Mar del Plata para pasar el fin de semana. El domingo por la noche, hizo un asado con dos amigos marplatens­es y sus dos amigas. Decidieron cenar en la casa de uno de los amigos, ya que deseaban una velada tranquila; el ruido era para más tarde.

Terminado el asado, el grupo de amigos decidió ir a tomar algo a un pub y luego ir al boliche “Momentos”, en el centro de Mar del Plata, a pocas cuadras del casino. Estuvieron allí hasta las cuatro, y cuando salieron, se dirigieron en la Hilux de uno de ellos por Bolívar en dirección oeste. Siete cuadras más tarde los rodearon las dos motos.

Maru, la amiga que acompañaba a Mauricio contó a la familia de su amigo que ellos, en la camioneta, sintieron miedo por la presencia y la estridenci­a de los motoqueros que los rodearon; y fue por ese motivo que el acompañant­e delantero de la HIlux dijo, para intentar quedar bien con los que iban en la moto, la frase que hoy resuena alrededor del caso. “Bien ahí, rey”.

Contó, también, que el acompañant­e delantero seguía asustado luego de decir la frase y que Mauricio, que iba atrás en la camioneta junto con ella, intentó calmarlo. La camioneta cruzó la avenida Independen­cia, sobre Bolívar, y Maru miró por la luneta trasera hacia atrás, para saber si los motociclis­tas seguían detrás de ellos: no sólo vio que sí, sino también que uno de ellos estaba sacando un arma.

- Agachate, Mauri. Tienen un arma. Por favor, agachate, dijo Maru, la amiga de Mauricio.

- No pasa nada, gorda. Tranquila, llegó a contestar Mauricio.

Acto seguido, la amiga de Mauricio contó que se agachó para refugiarse con el asiento trasero de la camioneta. Pocos segundos después, oyó dos tiros, y cuando se reincorpor­ó, vio a su amigo bañado en sangre: un tiro en la cabeza. La camioneta se detuvo instantáne­amente en 20 de Septiembre y Bolídel var, luego de cuatro cuadras de persecució­n. La moto siguió su viaje. Cuando llegó la primera ambulancia, no había nada que pudiera hacerse: Mauricio estaba ya muerto.

La fiscal María Florencia Salas, de la UFI N°1 de Mar del Plata, es quien investiga el caso. Hasta el momento, sólo pudo servirse de cámaras de seguridad para arrojar sólo un poco de claridad acerca del asesinato de Mauricio Grosso.

Sólo un poco de claridad, ya que hay dos cuestiones a valorar respecto de estas pruebas: no puede conocerse la identidad de los atacantes mediante el peritaje de las imágenes de cámaras de seguridad privadas de las que se disponen hasta ahora; y únicamente se está intentando precisar el rumbo que las motos siguieron luego de asesinar a Mauricio. Por el momento, todo cuanto saben es que se dirigieron por Bolívar en dirección a la avenida Jara, hacia el oeste. ■

 ?? ?? Mauricio Grasso.
Tenía 40 años.
Mauricio Grasso. Tenía 40 años.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina