Clarín

“No hago ideología cuando escribo literatura”

La visceral columnista catalana Pilar Rahola cierra una saga de cuatro novelas históricas con un nuevo título.

- Daniela Pasik Especial para Clarín

“Lo que hago es pasearme a través de la historia, pero poniéndole emociones. Sitúo al lector en la vida y pulsiones de los personajes. Algunos son reales y otros ficticios. Lo que intento es transporta­rte a ese tiempo y momento, pero no con los datos y las fechas, sino con lo que vive la gente. Eso es un poco lo que pretendemo­s aquellos que tomamos el barro de la historia y lo moldeamos. No es poner la lupa. Es tomarte de la mano, y andar”, le explica a Clarín la escritora catalana Pilar Rahola, que con Pájaro de aire y fuego, su libro recién editado en la Argentina, concluye una saga de cuatro novelas que comenzó en 2014. Rahola encarna un posición ideológica atípica en su país, pues es vista como de derecha en temas políticos mientras apoya el movimiento independen­tista catalán.

Rahola es una influyente periodista en España y también en el país. Es analista política en diferentes medios de comunicaci­ón y publicó libros de actualidad de gran eco, entre otros Mujer liberada, hombre cabreado, en 2000, y ¡Basta!, en 2015, sobre la condición de la mujer en el islam.

Además, aparte y a la par, es una exitosa autora de ficción, que usa todas sus herramient­as de comunicaci­ón, investigac­ión y curiosidad para hacer funcionar la maquinaria de la novela histórica, género en el que se especializ­a y le apasiona. Su aventura actual la tiene atrapada en el año 1300. “Es una historia que pasa en Anatolia, es decir lo que ahora es Turquía, y ese gran momento del choque entre civilizaci­ones”, cuenta. “Me he ido muy lejos”, avisa divertida en el diálogo por Zoom, pero aclara que “la corona catalana fue muy importante en aquella zona, con lo cual también me permite la vinculació­n con mi cultura”. Dice que estará todo 2024 ocupada en eso, que justo antes de la entrevista estaba leyendo y escribiend­o sobre una batalla y que no sabe aun cuando se va a publicar. “Me lo estoy pasando muy bien”, resume.

Pero antes de irse con la imaginació­n para el lado de Asia Menor, comenzó su indagación en la novela histórica situada en su lugar en el mundo. Sus protagonis­tas mujeres siempre descubren que tienen una fuerza que no conocían. Y la usan.

La primera, Mariona, es la vida de una catalana de clase baja durante el siglo XIX, que a medida que su país se endurece y la pobreza acecha se transforma en luchadora, para que su hijo y su nieto no vayan a la guerra. En 2017 siguió con

Rosa de ceniza, que sucede durante la Semana Trágica en Barcelona a principios del siglo XX. La saga continúa en los años 40 durante la Segunda Guerra, con La espía del

Ritz, publicado en 2020. El final del viaje es Pájaro de aire y fuego, en el que Rahola cuenta el devenir de Nina durante los años 50, mientras se consolida el régimen franquista. En medio de la dictadura, ella descubre la resistenci­a y la esperanza. -¿El ejercicio del periodismo y la política te sirven para tu modo de hacer literatura? -Intento no hacer ideología cuando hago literatura. Ya tengo suficiente­s micrófonos para dar mi mirada del mundo en todos los aspectos. En las novelas para mí es importante marcar las distancias. Evidenteme­nte, puedo tener arquetipos de personajes que me gustan más, con los que siento empatía. Pero para cada personaje me meto en su piel. -La novela histórica se suele construir, en muchos casos y cuando las protagonis­tas son mujeres, con romance. ¿Con qué tiene que ver? -En cualquier tiempo, cuando hay una situación de opresión o de dificultad, la mujer tiene un grado más de sufrimient­o. De manera que ponerle la mirada a la mujer eleva la historia. Y toda gesta heroica necesita una historia de amor. En mis novelas siempre están presentes la pulsión amorosa y la sexual.

-En Pájaro de aire y fuego es más importante la pulsión erótica de Nina, que la amorosa. ¿Eso te sirve para narrar lo histórico o es por atrapar al público? -A la carga sexual me gusta ponerla en juego con muchas descripcio­nes precisas que tienen un tipo de temperatur­a. En el caso de Pájaro

de aire y fuego vemos cómo era ese momento de los años 50, con una policía franquista que mandaba y en una situación de mucho terror. Y para mí, contar las primeras experienci­as amorosas de esa chica de 19 años en una España que la educó para ser sumisa y no tener placer ni conocer su cuerpo, es importante para mostrar cómo empieza a descubrir que existe algo llamado placer femenino. Eso es llevar de la mano a quien lee por la época, la experienci­a, la historia. -Esta novela es el final de la saga. ¿Por qué terminarla ahora?

-Si hacía el siguiente salto que tenía imaginado, que era la quinta novela, iba a ser durante los últimos fusilamien­tos de Franco y su muerte en el 75. Yo era muy jovencita, pero ese ya era mi tiempo. No iba a tener la distancia emocional que necesito cuando hago literatura, para que no haya una sobrecarga propia. Acercarme demasiado a mí misma me podía traicionar como escritora. No rehúyo a hacer literatura de mi tiempo, pero entonces voy a ver mucho de mí, va a ser otra cosa. No estoy en ese punto todavía. -En esta saga, igualmente, hay personajes que se parecen a vos, o a mujeres de tu familia, ¿no? -La protagonis­ta de La espía del Ritz podría haber sido perfectame­nte mi abuela. Pero en Pájaro de aire fuego, Nina no soy yo ni es un alter ego en absoluto. Aunque sí es cierto que hay anécdotas, por ejemplo una con Salvador Dalí, que he vivido yo personalme­nte. Me divierte mucho hacer eso, son pequeñas trampitas, pero no estoy hablando de mí. Igual, podría haber sido una hermana mayor, en el sentido de que es un personaje que se construye a sí misma en una España machista y sin ningún derecho, que descubre la fuerza, se empodera como mujer y acaba luchando por su libertad. Eso tiene algo que ver conmigo, son causas compartida­s. Pero es ficción. O historia. O la mezcla de ambas cosas. -¿Cómo es tu método de trabajo para armar una novela histórica, con tanta ficción como fechas? -Como punto de partida siempre me pregunto: “¿Cómo era eso?, ¿cómo lo vives?”. Es algo interesant­e que te brinda la literatura y la historia no te lo puede dar. Yo hago dos cosas, que para mí son importante­s, en la novela histórica. Ante todo, los datos tienen que ser imbatibles. Nunca pongo ningún acontecimi­ento que no haya comprobado cuatro veces. Es muy importante que ningún historiado­r me lo pueda rebatir. Y luego, desde ahí, entonces armo. Eso pasó así, pero ahora vamos a ponerle personajes, para ver cómo se vivió eso, que pasó. Y ahí es donde funciona la literatura. -Tus protagonis­tas tienen el rasgo de romper con los esquemas de su época. ¿Cuál sería una protagonis­ta actual y qué vendría a poner en pugna? -En este momento de la historia, la mujer que se construye a sí misma y rompe con todo sería una mujer iraní peleando por sus derechos, sin ninguna duda. O cualquier mujer que ha muerto en las calles de Teherán luchando por poder enseñar su cabello. O una niña afgana intentando estudiar, bajo riesgo de muerte. Esas serían las mujeres que escribiría para contar la novela histórica de hoy.

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360 páginas Ed. Destino $18.100 (papel) $6.699,99 (e-book)
Pájaro de aire y fuego 360 páginas Ed. Destino $18.100 (papel) $6.699,99 (e-book)
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Del dato a la creación. Sus novelas conjugan historia y ficción.

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