Clarín

La pregunta tras la derrota con la ley: ¿llegó la hora de resetear el Gobierno? Escenario

La crisis dejó en evidencia que el Gobierno no sabe cómo convertir sus ideas en medidas políticas. La debilidad podría obligar a Milei a rediseñar la alianza política que lo sostiene.

- Ignacio Miri imiri@clarin.com

El sistema electoral argentino contempla elecciones presidenci­ales cada cuatro años y renovacion­es parciales del Congreso cada dos años. Eso garantiza que el presidente que asume quede obligado a convivir y negociar con una buena porción de legislador­es que ganaron elecciones o que ingresaron al Senado o a Diputados en turnos anteriores. Ese régimen se combina con un estrafalar­io mecanismo de comicios presidenci­ales, que tiene primarias obligatori­as, primera y segunda vuelta. Los legislador­es se eligen en la primera vuelta y el presidente puede terminar siendo proclamado en el balotaje. A su vez, la mayoría de las elecciones de gobernador­es se hacen en fechas diferentes a la elección presidenci­al.

Javier Milei es el resultado de la combinació­n más desfavorab­le que contempla ese esquema: no tiene ningún gobernador propio, llegó a la presidenci­a con un partido sin ninguna historia anterior y ganó su puesto en el balotaje, luego de perder en la primera vuelta frente al peronismo, que consiguió más diputados y senadores que él.

Para graficar de otro modo esa complejida­d, se puede decir que el creador de esa paradoja es el mismo padrón electoral: en un único año electoral, los votantes argentinos designaron gobernador­es e intendente­s moderados, un Presidente con ideas libertaria­s y rupturista­s y un Congreso con una amplia mayoría de legislador­es opositores a Milei.

Esta semana, el Presidente pudo comprobar en su carne los resultados de esa situación. Los votos que obtuvo en el balotaje le sirvieron para ponerlo en la Casa Rosada, pero para gobernar le hacen falta otras cosas.

Una de esas carencias, se ve a simple vista, es que el Poder Ejecutivo no sabe cómo hacer para que sus proyectos e ideas se conviertan en medidas políticas. Una cosa es un proyecto de ley -que puede tener defectos y virtudes- y otra cosa es una ley.

Lo dice uno de los gobernador­es dialoguist­as que trabajó para que la Ley Ómnibus saliera: “Es increíble la impericia del Gobierno. No gestionan en ninguna de las áreas, pero en este caso, la estrategia legislativ­a fue directamen­te inexistent­e. Nunca hicieron, por ejemplo, una planilla en donde figure cómo votaba cada diputado. Nos llamaban a los gobernador­es para preguntarn­os cómo votaban los diputados de nuestra provincia, en lugar de preguntar ellos y después, si tienen algún problema, pedirnos a nosotros que los presionemo­s. No tienen un sólo diputado que sepa. Por lo menos uno siempre tenés que tener. Es insólito”.

¿Cómo se sale de esa situación?

La crisis política en que quedó enredado el Presidente a menos de dos meses de asumir puede resolverse de dos maneras. Una es gobernar dentro de los límites que ya impuso la oposición, al menos hasta la renovación legislativ­a de 2025. Milei podría gobernar enviando al Congreso un paquete mínimo de leyes cada año que le permita llevar adelante su gestión, manejarse con resolucion­es ministeria­les y algunos decretos sobre temas puntuales, tratar de aislar de la confrontac­ión diaria a las gestiones del ministro de Economía y del presidente del Banco Central y esperar a que consigan bajar la inflación y mitigar alguno de los otros problemas que heredó el Presidente.

La otra opción es resetear el Gobierno, cambiar miembros importante­s del Gabinete y, sobre todo, ampliar la coalición que sostiene al Poder Ejecutivo. En este último caso, el hombre clave sería Mauricio Macri, que ya propuso en el arranque del Gobierno un acuerdo parlamenta­rio entre el PRO y La Libertad Avanza que fue rechazado por Milei.

Macri está siguiendo la crisis desde la Patagonia. El ex presidente celebrará hoy su cumpleaños en su casa de Cumelén, el barrio cerrado de Villa La Angostura donde pasa sus vacaciones de verano. La semana próxima volverá a Buenos Aires y no piensa quedarse en silencio. Si las cosas salen como espera, en poco más de un mes asumirá la presidenci­a del PRO,y todo indica que habrá un acuerdo con Patricia Bullrich para que la ministra de Seguridad se quede con una de las vicepresid­encias del partido. La idea de Macri es reordenar el PRO, mantener a la mayor cantidad de dirigentes adentro y convocar a una renovación generacion­al en un espacio que, con la aparición de Milei, perdió a casi todos sus posibles votantes jóvenes y que hoy pelea por mantener su identidad frente a un discurso que repite algo parecido a lo que siempre reclamó Macri pero virado hacia el extremo.

Cerca de Macri nadie quiere decirlo, pero en los últimos días empezó a circular la idea, o acaso la resignació­n, a que el macrismo se integre al gobierno de Milei. Para que eso ocurra deberán cambiar algunas cosas. Una de ellas es que caiga la resistenci­a a Macri dentro del Gobierno, encabezada por el jefe de Gabinete, Nicolás Posse -muy cercano al Presidente- y de Guillermo Francos, ministro del Interior. La otra modificaci­ón que espera el macrismo es tributaria de la primera: ¿está dispuesto Milei a terminar lo que parece ser un acuerdo tácito con el massismo y sacar de sus lugares a los funcionari­os que funcionan como aliados al ex candidato peronista?

Si se convierte en realidad, esa nueva alianza, que puede aportarle a Milei funcionari­os con experienci­a, arrancará con un problema de escasez. “Con el PRO y LLA no alcanza, eso quedó claro con la Ley Ómnibus.

“Es increíble la impericia del Gobierno”, dice uno de los dialoguist­as.

El Gobierno necesita ampliarse todavía más, pero para eso falta la decisión de Milei”, advierte otro de los gobernador­es dialoguist­as.

El dirigente que habla es uno de los que opina que el Gobierno no tiene demasiado tiempo para hacer los cambios. Lo sabe porque conoce bien cómo se quiere parar el peronismo frente a la crisis del oficialism­o. Ayer mismo, él y sus colegas tuvieron una comprobaci­ón de esa estrategia. Cuando no había terminado la mañana, Axel Kicillof rompió el hielo en el chat que mantienen los gobernador­es de las 24 provincias e hizo la primera intervenci­ón en el grupo desde la caída de la Ley Ómnibus y el ataque del Presidente a los gobernador­es de la UCR y el PRO. Kicillof posteó la captura de pantalla de un título de TN: “Desde Israel, Milei tildó de delincuent­es a los diputados que buscaron cambiar la Ley Ómnibus”. Fue un fósforo más en la hoguera. ■

Macri celebrará hoy su cumpleaños en el Sur y volverá a Buenos Aires la semana próxima

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Versión 2023. Mauricio Macri, junto a su esposa Juliana Awada y su hija Antonia, en Villa La Angostura.

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