La obra en Ezeiza que va camino a ser otro elefante blanco
Es la nueva torre de control del aeropuerto. Mide más de 100 metros y es la más alta de la región. La obra comenzó hace 9 años, pero está paralizada.
Se cumplen nueve años del inicio de una obra que prometía otorgarle al aeropuerto de Ezeiza un recurso clave para la modernización de la operación aérea: una nueva torre de control, la más alta de Latinoamérica. Sin embargo, al cabo de todo este tiempo, la obra está inconclusa y nadie puede precisar qué va a pasar con ella. ¿Un nuevo elefante blanco?
Es, además, ese tipo de obras imposible de ocultar. Una torre de más de cien metros de altura, con una fisonomía futurista que impacta en el ingreso al Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini.
Ya casi no se ven los carteles de la empresa encargada de la construcción -las constructoras Niro y Riva- y el coronamiento de la torre luce envuelta en andamios y redes de protección, sin obreros.
El puntapié inicial de la obra se dio en enero de 2015, en el gobierno de Cristina Fernández. Luego, con Mauricio Macri en la presidencia, se priorizó acelerar las obras en la nueva terminal de partidas, que junto a la torre y otras obras de infraestructura, formaba parte de la ampliación del aeropuerto. Así la torre fue dejada de lado.
Finalmente Macri no pudo inaugurar la terminal; en septiembre de 2019 se derrumbó un andamio y murió un obrero, lo que detuvo las obras. Y a los pocos meses de un nuevo cambio de gobierno, sobrevino la pandemia.
Hoy el futuro de esta obra es una incognita. Por un lado, el presidente Javier Milei se encargó de aclarar cuantas veces pudo que "no hay plata" y que la "obra pública se termina". Por otro lado, despidió a quien era ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro, y degradó la cartera a secretaria del Ministerio de Economía, de Luis Caputo.
Fuentes de EANA (la Empresa Argentina de Navegación Aérea) informaron a Clarín la situación actual: "La construcción de la torre responde a un plan general de remodelación y ampliación del aeropuerto que incluía diferentes obras. Una de ellas fue la terminal de partidas, que se inauguró en abril. Sin embargo, los trabajos en la torre se han visto tan dilatados que será necesario readecuar precios y costos". En otras palabras, a futuro, habrá que relicitar la obra.
EANA es una empresa del Estado que presta servicios de navegación y es la encargada de implementar las políticas públicas de planificación, dirección, coordinación y administración del tránsito aéreo. Esta empresa debería ser la usuaria de la torre.
Por el momento no tienen información sobre la continuidad de los trabajos. "Por otra parte, hay que tener en cuenta que además del edificio, la torre tiene que ser dotada de tecnología. Definir las necesidades y la implementación es un proyecto en sí mismo que podría demandar un año de trabajo", explicaron desde EANA.
El periodista Norberto Dupesso, acreditado en el aeropuerto desde hace más de 40 años y especialista en temas aeronáuticos, entiende que "pasarán muchos años antes de ver operativa esta torre. La realidad es que este proyecto era extraordinario. La idea era que todos los controladores aéreos trabajaran desde ahí. Y aunque el proyecto pintaba muy bien, la obra está paralizada desde el gobierno anterior. Hoy su construcción pasaría a depender del Ministerio de Economía
que, honestamente, tiene tantas urgencias que no me imagino que pueda darle importancia a la torre".
Por otra parte, entiende que Ezeiza opera correctamente con la torre actual. "Al no haber urgencia, ni una necesidad imperiosa, quizá la obra quede relegada", evaluó Dupesso.
Se trata de una estructura compuesta por tres partes: un edificio ubicado en el basamento, al que se denomina ACC (Centro de Control de Área), un fuste de hormigón armado, y el coronamiento, que a futuro debería tener el perímetro totalmente transparente, para permitir la visualización de todas las pistas.
La base de la torre tiene una planta elíptica, lo que impacta visualmente y refuerza la imagen moderna de la obra. Además del subsuelo técnico -donde se ubican los motores, bombas, tanques, tableros y máquinas enfriadoras del edificio- hay dos niveles de oficinas y salas de control de la operación aérea.
El extremo de la torre también tiene plantas elípticas y una envolvente de vidrio que se encuentra apoyada sobre una estructura metálica perimetral. Así, los operadores estarán ubicados a un nivel de observación de 80 metros y con un campo de visión de 360 grados.
Debido a la altura total del edificio -de 108,4 metros- la base que soporta la carga del viento está compuesta por una platea de fundación de tres metros de espesor que demandó más de 1500 m3 de hormigón y 200 tn de acero.
El tramo del “fuste” de la torre -el tubo, la columna vertebral- se realizó en 23 etapas. Su forma elíptica, de doble curvatura, planteó un gran desafío. Un enorme juego de encastres en el que cada parte tenía una forma y ubicación específica. "Fue necesario contar con la presencia permanente de un equipo de topografía, que realizó un minucioso control de cada una de las ubicaciones para que todo cerrara con la forma indicada en el modelo tridimensional (que se había realizado previamente). Cada parte dependía del contiguo, así como cada etapa dependía de la siguiente", explicaron en su momento desde la UTE Niro - Rivas.
A los 62 metros de altura de la estructura comienza el sector de Torre de Control, que está compuesto por cinco losas, todas de diferente superficie (ordenadas de menor a mayor). Se distribuyen salas técnicas y de estar, oficinas y baños. Y a los 80 metros de altura de la torre está la sala de control con vista panorámica de 360º.w
En 2019, en un derrumbe murió un obrero. En 2020, la pandemia frenó todo.
No hay fechas ni definiciones sobre el futuro cercano del proyecto.