Clarín

“La proa del país”: 50 años para el edificio argentino que más ingresa en el mar

Es el Mirador Cabo Corrientes, uno de los íconos de Mar del Plata. Fue construido sobre un terreno de rocas.

- Guillermo Villarreal mardelplat­a@clarin.com

"Esta es la proa del país", lo define el administra­dor, y por la explicació­n que brinda sobre uno de los edificios ícono de Mar del Plata, como si estuviera asomándose a la cubierta de un buque, la figura es acertada. Es que las torres del Edificio Mirador Cabo Corrientes (EMCC) se erigen en la culminació­n del sistema de Tandilia, en la costa marplatens­e, y ese punto es justamente el extremo del territorio que más se inserta en el mar.

El skyline de Mar del Plata tomado desde el norte está incompleto sin las torres del Edificio Cabo CoGiandino­to, rrientes, que acaba de cumplir 50 años y en estos días se encamina hacia una renovación tecnológic­a y de seguridad apuntalada por un consejo de propietari­os que describen con pasión cada una de las caracterís­ticas del lugar que habitan, "un lugar imposible", afirman.

"Es que acá, se creía, no se podía construir nada", explica Heriberto

administra­dor del edificio, "de hecho la zapata -los cimientos del edificio- están a la vista. No encontrará otro lugar así". Efectivame­nte, en las cocheras, se puede observar parte de la estructura que está embutida en la piedra.

Ocurre que el Edificio Cabo Corrientes fue construido sobre un terreno de rocas, irregular, sobre la milenaria piedra Mar del plata -roca caurcítica- del Sistema de Tandilia que se dinamitó hasta que el resto la ciudad de esos días lo soportó: "A los chalés de la zona les estallaban los vitraux con cada explosión", cuenta Osvaldo Sandonato, del consejo de propietari­os.

Pero aun así, ya sin dinamita, la obra continuó en ese predio rocoso de casi 10 mil metros cuadrados sobre el Cabo Corrientes, entre Varese y Playa Chica, en ese extremo histórico: a metros de allí, en octubre de 1826, fue que el almirante Guillermo Brown ancló la goleta Sarandí durante la guerra contra el Imperio de Brasil. El segundo fundador de Buenos Aires, Juan de Garay, ya había recalado allí.

Fue en noviembre de 1581. Acompañado de unos cuarenta soldados españoles llegó a caballo en busca de oro.

Lo que descubrió le gustó y le comunicó al rey de España su impresión: "Es muy galana costa y va corriendo una loma llana de campiña (la actual loma Santa Cecilia) y por algunas partes pueden llegar carretas hasta el agua..."

No hay turista que en algún momento no pase frente a la original estructura, abierta en abanico en cuatro torres, los "cuatro dedos", el "libro abierto", cómo lo han descripto. En los últimos años se ha vuelto objeto de examen para estudiante­s de arquitectu­ra de la Universida­d Nacional de Mar del Plata (UNMDP) y la Universida­d de Buenos Aires (UBA).

La arquitecta que tuvo a cargo el proyecto y la obra, Débora Di Veroli, rumana, contratada por la constructo­ra Domingo Fiorentini y Hnos SA, falleció en enero del año pasado. Erigió cuatro volúmenes de 16 pisos cada uno unidos por sector semicircul­ar. La obra comenzó en 1969.

Eran otros tiempos. Los departamen­tos comenzaron a venderse en 132 cuotas fijas y en pesos. En 1977, cuatro años después de su inauguraci­ón, todas las unidades habían sido vendidas. En noviembre pasado, el Edificio Cabo Corrientes cumplió 50 años.

Di Veroli pudo llevar adelante la idea que había propuesto al constructo­r; que todas las unidades, es decir, los 554 departamen­tos, tuvieran vista al mar. Hay de 3 y hasta de 7 ambientes; las "punteras", unidades que dan de pleno al frente, todo mar, tienen más de 200 metros cuadrados.

Aunque atravesó momentos difíciles, cuentan los propietari­os, a mediados de los años 90 logró consolidar­se un consejo que le dio otra dinámica al mantenimie­nto.

Cada departamen­to cuenta con fibra óptica -hasta en los pasillos hay Internet libre de alta velocidad; agua ionizada, y el proyecto en marcha es lograr que se pueda navegar por cada una de las torres en 3D, "de esta manera, ante una emergencia, un incendió por ejemplo, le indicaríam­os a los bomberos el lugar exacto donde llegar sin pérdida de tiempo".

En invierno hay apenas 120 departamen­tos ocupados. Es en estos días cuando el Mirador Cabo Corrientes está plenamente activo, con propietari­os que llegan para la temporada e inquilinos, y con sus 45 locales comerciale­s, gimnasio, piscina y patios enormes -la cubierta del buque de la analogía-, es una ciudad inmersa en otra. ■

“Se creía que acá no se podía construir nada”, dice el administra­dor.

 ?? GABRIEL BULACIO ?? Como si fuera un barco. Los 554 departamen­tos tienen una vista privilegia­da.
GABRIEL BULACIO Como si fuera un barco. Los 554 departamen­tos tienen una vista privilegia­da.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina