Clarín

Adiós a Tula, el hombre del bombo que acompañó desde Juan Perón hasta a la Selección

Siguió a Argentina a todos los Mundiales desde 1974. La FIFA le dio el premio The Best como líder “de la mejor hinchada”. El fútbol perdió a un personaje.

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Carlos Pascual, más conocido como “El Tula” no faltó nunca a una cita mundialist­a, desde Alemania 1974 hasta Qatar 2022, y la última aventura como hincha del hombre que murió a los 82 años fue recibir el premio The Best de la FIFA, como reconocimi­ento a la mejor hinchada del mundo.

Una vida en círculo. El Tula “pasó la gorra” en Rosario para ir al Mundial 74 y también “pasó la gorra” para ir a Qatar. Cuando a fines de febrero recibió el The Best en representa­ción de millones de argentinos sumó una estrella personal a su larga historia y hasta hizo reír a Gianni Infantino, el presidente de la FIFA.

Es que Tula hizo viajes interminab­les en barcos, aviones y trenes, recorrió más de una decena de países y hasta apareció en un videoclip de la canción oficial de Brasil 2014. Y todo eso, sin hablar más que español, solamente contando anécdotas con Perón y Maradona.

“Estoy muy contento porque nos llevamos todos los premios”, dijo sobre el escenario parisino, plantado frente a los ojos del propio Lionel Messi quien, minutos después, se pronunciar­ía por ganar el premio como mejor futbolista tras el título en Qatar. Tula rompió el protocolo y se adelantó a dar el nombre de Leo como ganador.

"Yo, como hincha, soy el primer bombo en la historia del mundo del fútbol desde Alemania 74. Desde ese día histórico estuve en todos los mundiales, Copa América, y recorrí el mundo. La satisfacci­ón que me dio la Argentina como hincha de fútbol no tiene precio”, destacó.

"Yo estuve en los tres Mundiales que fuimos campeones. Pero esto es emocionant­e. Soy pobre, pero he viajado por todo el mundo”, lanzó y generó la sonrisa de Lionel Scaloni, que lo veía desde las gradas. Y la aprobación de su promotor inesperado, Chiqui Tapia.

“Quisiera mandarle un saludo a todos los hinchas del mundo porque la pasión del fútbol es impresiona­nte. Y la pasión de nosotros, los argentinos, también. Soy un hincha más que vengo a representa­r a los miles que estuvimos alentando a nuestra selección. Y los millones de argentinos que estuvieron festejando el triunfo de la Argentina", destaSi có. Y concluyó: "La Argentina estaba un poco triste y ustedes, muchachos de la Selección, le dieron una alegría inmensa al pueblo... Estoy emocionado".

Ante la mirada de quienes lo acompañaro­n en el escenario y la complicida­d de los argentinos en la sala, Tula terminó tocando el himno de la Selección (“Vamos, vamos...”) y un “Argentina, Argentina”. Por supuesto, todo acompañado por el sonido de su bombo.

El Tula era hincha de Rosario Central. Allí, cuando el estadio de Arroyito todavía no era el Gigante, empezó a darle al parche. Siguió al Canalla de visitante y saltó a acompañar la Selección. Se adelantó a los tiempos y se convirtió en una figura mediática. Su adhesión al peronismo, en los convulsion­ados primeros años 70 con Perón exiliado en Puerta de Hierro, hizo el resto. Visitó al ex presidente en Madrid y le regaló su instrument­o. Después, Perón le autografió otro que Tula llevó al Mundial de Alemania.

A fines de 2017 dijo que no sabía cómo ir a Qatar. “No tengo plata y no sé hablar idiomas. Pero Dios me acompaña y está conmigo. Imaginate que ya llevo 12 mundiales y nunca tuve plata. Siempre encuentro a alguien que me banca. Por ejemplo, estuve en Rusia y me ayudó un ruso, y espero que ahora alguien me vuelva a bancar”, contó.

Cuatro años después, viajar a Qatar tampoco era fácil. Los bolsillos de Tula nunca fueron profundos. No mentía cuando decía que “nunca tuve plata”. “De última, vendo el bombo”, se rió, en una jugada que no necesitó hacer. Se refería a aquel bombo que Perón le había auografiad­o. “La verdad es que para viajar allá sería muy importante que alguien pudiera publicitar en el bombo y, así, financiar el viaje. Sinceramen­te, quiero un sponsor para el bombo. Además, cualquiera que desee hacer una publicidad conmigo vale un montón porque soy muy famoso y salgo en todos lados. Sería muy importante”, se autovendió. Y tenía razón. En todos los Mundiales anteriores, el Tula había tenido sus minutos de cámaras de TV.

“Si Dios quiere voy a estar en Qatar. Siempre estuve y no me lo quiero perder”, aseguró en julio de 2022 a Clarín, en una confitería de Lomas de Zamora que solía frecuentar porque vivía a dos cuadras. Había logrado el patrocinio que tanto buscaba.

Y estuvo. Su salud ya estaba maltrecha y se movilizaba en silla de ruedas, ayudado por Yuri, un ruso del que se hizo amigo en el Mundial de 2018. “Primero la Patria, segundo el movimiento, por último el hombre” llevaba como leyenda el último bombo junto a una foto de Evita. Justamente, cuando nació su hija quiso llamarla Eva Isabel pero eran tiempos de dictadura y no le autorizaro­n el Eva “porque no se permiten nombres políticos”.

Jugaba la Selección, y él estaba con su bombo. Había un acto del peronismo, y él estaba presente. Era un hincha, nunca fue un barrabrava . Simpático, querible, Tula recorrió el mundo con el bombo a cuestas hasta su muerte, ayer, en el sanatorio Mitre.■

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Madrid. Tula jovencísim­o en su visita a Perón en Puerta de Hierro.
 ?? ?? París. Tula y su bombo en la entrega del The Best en febrero, cuando ya estaba avanzada su enfermedad.
París. Tula y su bombo en la entrega del The Best en febrero, cuando ya estaba avanzada su enfermedad.

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