Clarín

Las Malvinas y la pesca en el Atlántico Sur

- Marcelo Kohen y Facundo Rodríguez Profesor Emérito de Derecho Internacio­nal, Graduate Institute, Ginebra/Docente de Derecho internacio­nal (UBA-USI-UNDEF)

La creación de una Organizaci­ón Regional de Ordenamien­to Pesquero (OROP) en el Atlántico Sur es un tradiciona­l anhelo de la élite económico-política de las Islas Malvinas. La pesca configura el recurso que permite a las islas ser ampliament­e autosufici­entes y tener uno de los PBI más altos del planeta por habitante. Este tipo de mecanismo les permitiría sortear un obstáculo que la persistenc­ia de la disputa de soberanía genera en la explotació­n ilegal británica de los recursos marinos en la región.

Las OROP fueron ideadas con la intención de prevenir la pesca indiscrimi­nada en alta mar y en particular de las poblacione­s de peces transzonal­es y altamente migratorio­s. Son constituid­as en particular por los Estados ribereños. Sus miembros son los que participan en el mecanismo de adopción de decisiones respecto a los recursos ictícolas de la región. En ciertas circunstan­cias, los Estados cuyos buques tienen una presencia significat­iva en la región también forman parte de las OROP.

La llamada “pesca ilegal, no declarada y no reglamenta­da”(INDNR) es un flagelo en todos los caladeros del mundo y el Atlántico Sur no es la excepción. Para definir una política al respecto debe tenerse como guía el interés nacional. La cuestión está vinculada al desarrollo de nuestra industria pesquera y a la protección de nuestros recursos en el Atlántico Sur. Pero también a la existencia de la disputa de soberanía sobre las Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur.

La política pesquera argentina debe estar apuntada no solo a combatir la pesca no reglamenta­da en la milla 201, sino también a explotar eficientem­ente los recursos de nuestra Zona Económica Exclusiva.

La creación de una OROP en el Atlántico Sur con participac­ión británica permitiría blanquear al ocupante de las Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur su explotació­n ilegal de los recursos que pertenecen al pueblo argentino e inclusive darle la posibilida­d de participar en las decisiones sobre los recursos en áreas que no están en disputa. Esto se lograría si la Argentina acepta la creación de una OROP bajo el “paraguas de soberanía”, que es la permanente estrategia británica para avanzar en los hechos y consolidar su presencia, mientras el Reino Unido hace oídos sordos a su obligación de resolver la controvers­ia de soberanía.

Mientras la controvers­ia no se resuelva, el Reino Unido continuará controland­o fácticamen­te la situación, explotando los recursos naturales y buscando, como lo ha hecho siempre, que la Argentina se adapte a esta situación, aunque mantenga formalment­e su reclamo.

Por otra parte, la creación de una OROP en el Atlántico Sur no es la única forma de “conservaci­ón y ordenamien­to de los recursos pesqueros”. Debe también considerar­se la posibilida­d de arreglos bilaterale­s en el marco de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar o regionales en el marco de las reuniones de la Zona de Paz y Cooperació­n en el Atlántico Sur, compuesta por los Estados ribereños sudamerica­nos y africanos.

La pesca hoy y los recursos hidrocarbu­ríferos mañana son los más importante­s recursos de las islas. Toda propuesta británica de creación de una OROP en el Atlántico Sur mientras se niega a reabrir negociacio­nes sobre soberanía es inaceptabl­e. Se trata de una de las pocas herramient­as prácticas que la Argentina tiene para obligar al Reino Unido a resolver la controvers­ia. Regalarla sin colocar al Reino Unido en la disyuntiva antedicha, sería imperdonab­le.w

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