Darderi es el italiano más argentino que el dulce de leche
Cumplirá 22 años el miércoles, nació en Villa Gesell pero cuenta con la doble nacionalidad y en el circuito representa al país que le permitió progresar.
Aparece la bandera italiana al lado del nombre de Luciano Darderi, que ayer se clasificó por primera vez en su carrera a los cuartos de final de un torneo del circuito ATP, en Córdoba. Sin embargo, el talentoso joven de 21 años es mas argentino que el dulce de leche y disfruta como un niño jugar en la provincia del Fernet acompañado por el calor de un público reconocible en el extenso mundo del tenis.
Nació en Villa Gesell el 14 de febrero de 2002 y se enamoró desde muy chico de la raqueta. Arrancó a jugar a los 5 años y repartió su formación entre el polvo de ladrillo de su ciudad natal y el de Harrods Gath&Chaves, un club ubicado a metros del Buenos Aires. A los 13, por ejemplo, vivió de cerca la revolución que generó Rafael Nadal, que en 2015 levantó en ese mítico club el título de Buenos Aires.
Darderi, que tiene la doble nacionalidad porque uno de sus abuelos era italiano y por las facilidades que le dio su nuevo país para acceder a los torneos europeos, recibir ayuda y viajar por Europa con el pasaporte comunitario, sueña con ser top 100, asentarse y lograr parte de lo que consiguieron sus grandes ídolos del tenis. Tiene las condiciones -siempre las tuvo-, pero sufrió la difícil adaptación al circuito.
En 2019 alcanzó las semifinales del Torneo Avvenire en Milán, uno de los Sub 16 mas prestigiosos del mundo junto con el Orange Bowl, y jugó en los cuadros juniors de Australia y Flushing Meadows. Se empezó a hablar de él y de ese poderoso drive con el que siempre buscó dominar desde la línea de base para tomar la cancha y definir los puntos.
Pero entre los profesionales es más difícil sacar a relucir esa virtud. Y la jerarquía de otro tipo de rivales expone defectos que parecían ocultos. Así fue que tuvo que esperar hasta febrero de 2023 para sumar recién allí su primera victoria en el máximo nivel. Y fue justamente en Córdoba: venció al francés Hugo Gaston antes de perder en los octavos de final con Sebastián Báez, el campeón del torneo. Desde entonces jugó apenas un partido en Acapulco hasta llegar a la presente edición de Córdoba, donde muestra su mejor versión.
“Nunca estuve tan sólido”, dijo ayer. “Jugué un gran partido. Tuve muy pocos errores y, sobre todo, pude mantenerme mentalmente concentrado que es lo que estaba buscando con mi equipo”, agregó.
Como un tal Roger Federer, que pasó del carácter fuerte que exhibía como junior a convertirse en el gran caballero de las canchas del mundo, Darderi tuvo que trabajar y mucho en esa cuestión. Solía perder la cabeza con facilidad.
“Me acuerdo que al principio era muy enojón y competitivo en la cancha. Todavía sigo siendo un poco así; tengo un carácter muy fuerte, pero de a poco me voy calmando. Cuando tenía 7 años le jugaba a gente de 50 y me calentaba por no ganarles. Todo era competir para mí”, recordó alguna vez.
Ahora las piezas se empiezan a acomodar cada una en su lugar y Luli Darderi, como lo apodan sus amigos en el circuito, se encuentra con los resultados que venía buscando desde hace tiempo y que sabía que podía conseguir. Es que él se sabe bueno. “Ganarle a un 30° del mundo es muy groso para mi porque todavía soy joven y estoy 130°, pero yo creo que el nivel lo tengo. En algún momento va a llegar el ranking que me merezco, pero es cuestión de seguir trabajado”, agregó tras superar al austríaco Sebastian Ofner, 38° del ranking mundial, en el Polo Deportivo Mario Alberto Kempes.
Por ahora quedará 121° el lunes, su mejor ubicación histórica. Una nueva victora lo dejaría a un paso del top 100. Y le daría a Darderi ese pasaporte para seguir creciendo.■