Clarín

“Milei se dice bilardista, pero tendría que haber logrado que la reforma salga... y podía salir”

- jbullorini@clarin.com Jazmín Bullorini

- Con el diario del lunes en la mano: ¿le daba igual al Gobierno la aprobación, o no, de la Ley Ómnibus?

- Esa es la duda que queda. Si ellos verdaderam­ente querían aprobar estos textos o querían usarlos como un chivo expiatorio en una lógica de comunicaci­ón, para que se lleve la atención y que puedan tener un culpable mientras los problemas reales de la gente pasan por otro lado. No sé si fue realmente impericia o estaban buscando un relato.

- ¿Hubo traidores como dijeron? ¿Algunos diputados o bancadas que dijeron que iban a votar de una manera y después votaron de otra?

- No soy amigo de ese término. En lo que respecta a mi bloque, el radicalism­o es muy previsible y no se prestó a ningún juego del toma y daca, aún teniendo cinco gobernador­es. Había un conjunto de diputados que tenían una mirada más crítica sobre delegacion­es puntuales. El Gobierno ya sabía que de la totalidad de los 34 diputados del bloque del radicalism­o con algunos no iba a contar. Nuestras miradas son conceptual­es. La UCR fue responsabl­e, fue anticipato­ria de los votos, de los que contaba y para qué.

- ¿Pero otras bancadas no?

- Es cierto que otros gobernador­es actuaron de la misma manera que el Gobierno. El gobierno extorsionó por los medios y hay un conjunto de diputados que responden a gobernador­es del PJ que sonaron de la misma manera. Un ejemplo muy gráfico es el gobernador de mi provincia, Martín Llaryora. Sus diputados no votaron delegacion­es cuando el propio Llaryora ha gobernado con una cantidad de emergencia­s y delegacion­es inéditas

- ¿Pero el oficialism­o tenía un punteo por el cual sabían que esto iba a ocurrir?

- No, no lo tenían. Por eso la impericia, es decir, el error matemático, la aritmética de la sesión, porque, repito, con relación al bloque del radicalism­o, los números estuvieron claros desde siempre.

- Ustedes los habían informado...

- Para determinad­os temas yo se los había contado a Martín Menem, a Santiago Caputo, a Guillermo Francos. Me parece que donde contaron muy mal es en los otros bloques.

- ¿Es irremontab­le la Ley Ómnibus?

- Fue un error el retiro, no hay duda. Yo sugeriría que el Gobierno insista porque hay una articulaci­ón avanzada. Lo que pasó es que se pusieron en tela de juicio un conjunto de incisos de los primeros artículos y venía privatizac­iones, que iba a tener su complejida­d, pero después la ley iba a entrar en una manso avance. Paradójica­mente, (Milei) se dice bilardista, pero tendría que haber logrado que la reforma salga. Podía salir.

- Caída la ley, el Presidente arremetió contra los diputados y gobernador­es muy duramente. En este clima, ¿cree que el Congreso va a volver a funcionar o quedará cerrado?

- Espero que no. Si Milei quiere gobernar sin el Congreso tiene que saber que los DNU no pueden abordar temas impositivo­s y que las facultades delegadas requieren que se las delegue el Congreso. Pero además, ya tienen frentes judiciales. Y todo ese andamiaje precario desde lo institucio­nal tiene un problema central: que no genera ni la confianza ni la sustentabi­lidad para atraer inversione­s. El Congreso tiene que funcionar. Hay por lo menos tres grandes desafíos: terminar de concretar la mega reforma que quedó trunca, tratar el DNU y queda pendiente un pacto fiscal que dé equilibrio y resuelva la problemáti­ca suscitada entre las provincias y la Nación.

El oficialism­o no tenía un punteo. Por eso la impericia, es decir, el error matemático, la aritmética de la sesión”

Si Milei quiere gobernar el Congreso tiene que saber que los DNU no pueden abordar temas impositivo­s ni delegación de facultades”

- En el tuit de la Oficina del Presidente usted quedó en la lista de quienes “votaron en favor del pueblo", aunque como jefe de bloque de la UCR lo siguen acusando. ¿Cómo evalúa ese posteo desde una cuenta oficial?

- En lo personal me tienen sin cuidado lo que diga el Presidente. Lo viene diciendo desde antes, y particular­mente con nosotros. Es una rareza que pese a eso nosotros hemos cooperado tanto. En el campo de lo institucio­nal me parece muy grave lo que hace y me parece una gran injusticia. Pero el campo social me parece lo más preocupant­e porque la expresión de un presidente construye cultura. Y eso se puede ver, por ejemplo, co

La incorporac­ión definitiva del PRO al Gobierno es una muy buena noticia para el Gobierno y una muy mala para el PRO”

mo después del comportami­ento bolsonaris­ta en pandemia creció el porcentaje de la sociedad brasileña que no se vacunó, o cómo la lógica de moda en el menemismo generó también una sociedad más frívola y menos reprochado­ra de los hechos de corrupción. Entonces esa diatriba violenta y permanente del presidente genera cultura y educa en los más chicos, en los más jóvenes. Ese es el daño más grande.

- ¿Ve una estrategia detrás de las acusacione­s recientes del Gobierno?

- Para mí el Gobierno ya tomó una decisión. Resolvió confrontar con los gobernador­es. Porque los recursos son escasos y están disputando esa escasez de recursos en un proceso de la búsqueda del equilibrio fiscal. Puede haber ganadores y perdedores en términos electorale­s, pero no tengo duda de que pierde el ciudadano. Después, decidió profundiza­r el modelo plebiscita­rio, que saltea las institucio­nes y que se valida con la gente de forma inmediata y que crea chivos expiatorio­s y cortinas de humo. Es decir, a los conflictos reales de la economía le busca culpables en vez de soluciones. Tercero, sostener este pacto de impunidad tácito que tiene con el kirchneris­mo y con el massismo. Uno puede observar que no avanza en ninguna de las agendas de investigac­ión de los gobiernos pasados. Y la cuarta decisión que tomó es que quiere liquidar a la tercera opción. No puede haber una tercera opción porque necesita construir la dicotomía. Por eso prefiere no confrontar con el kirchneris­mo y hacerlo con espacios políticos alternativ­os que tienen una vocación más constructi­va.

- ¿Cree que va a hacer un plebiscito?

- No, no lo va a hacer porque no se anima a hacerlo. Por el riesgo que tendría, aunque no va a decir que es por eso.

- ¿Cómo quedó la interna radical? ¿Las agresiones de Milei los unieron?

Muy bien, porque nosotros llegamos al recinto con un ejercicio de debate interno muy grande. Y no deja de ser también un dato de la realidad que la agresión sistemátic­a externa une el frente interno.

- Hay radicales enojados por la actitud cooperativ­a del partido a pesar de los agravios. ¿Qué les dice?

- Primero que no es que ayudamos a Javier Milei. Ayudamos con las ideas que creemos que son acertadas para Argentina. En cualquier momento y en cualquier circunstan­cia. Fuimos los primeros que evitamos que el kirchneris­mo cayera en default. Con nuestros votos, cuando se les rompió el bloque a ellos. Tenemos una ética de la responsabi­lidad. Somos el partido de la defensa republican­a institucio­nal. Nunca vamos a actuar en correspond­encia a agravios o a insultos, antes fuimos tortugas, ahora somos tibios, pero la verdad somos una expresión política de racionalid­ad y honestidad. No actuamos en función de una reacción de enojo.

- ¿Cómo ve la posible fusión de sus ex socios del PRO con La Libertad Avanza?

- La incorporac­ión definitiva del PRO es una muy buena noticia para el gobierno y una muy mala para el PRO. Al Gobierno le aporta gestión, le aporta cuadros técnicos, ya que este gobierno es un barco en la mar sin marineros. Y además le saca el armado peronista que intentó hacer Francos, que nunca termina bien. Ahora, el PRO definitiva­mente resigna su voluntad de ser un partido liberal, institucio­nalista y moderno y lo ata a la suerte de un extremo populista.

- ¿Por qué cree que lo hacen entonces?

- Mauricio Macri siente que no tiene alternativ­a. Yo creo que hay responsabi­lidad en la mirada de Macri, también hay cálculo y también algunas revanchas de su propia historia. Por el lado de Patricia Bullrich... Al lado de ella, Milei es un tibio. Yo le valoro el coraje, pero no comparto las sobreactua­ciones en el campo de las políticas públicas.

- ¿Puede haber fugas radicales a ese nuevo armado?

Puede haber casos mínimos, pero a título personal. los que pueda haber van a ser casos mínimos y a título personal. Nosotros tenemos una responsabi­lidad de construir una alternativ­a institucio­nal a los extremos y los populismos. Porque este es uno y el kirchneris­mo es otro, y son dos tipos de populismo. Pero además, la responsabi­lidad de ofrecer un modelo alternativ­o de país. ¿A qué dos modelos existentes? Al modelo extractivo, deficitari­o y distribuci­onista, que nos gobernó, y el modelo fiscalista, primarizan­te e importador, que tampoco es nuevo. Nuestra alternativ­a, que es donde tienen que estar nuestras energías, es una Argentina estable económicam­ente, con un modelo exportador, productivo, innovador y revolucion­ario en materia educativa.

- ¿La quita de subsidios a los colectivos es una venganza?

- Que hay que lograr equilibrio­s fiscales y que uno de los temas centrales es la asignación de subsidios no hay duda pero el problema no si de forma rápida o lenta sino si está bien hecho o no. Hacerlo como un hachazo, el golpe va a ser muy fuerte, no para los gobernador­es. No veo ninguno que se tome un bondi. Va a ser fuerte para los usuarios. Además se iguala a todos. Es una forma de premiar a los que hicieron las cosas mal y profundiza el centralism­o benefician­do al AMBA.

- ¿Qué va a pasar con el mega DNU? La Bicameral que lo tiene que tratar ni siquiera está constituid­a...

- Es responsabi­lidad de Martín Menem y tiene que resolverlo cuanto antes. Vamos a insistir para que se conforme y que se le dé tratamient­o y vamos a tener el mismo comportami­ento que para con la ley. Ya estamos trabajando en un semáforo, creemos que tienen cosas muy valiosas y cosas que eventualme­nte nosotros no vamos a estar de acuerdo.

- Pero los DNU se aprueban o rechazan en su conjunto, no por partes...

- Nosotros creemos que la Comisión puede, por la autonomía de todos los institutos abordados en el DNU, puede aprobar unos y rechazar otros.

- ¿Plantean reinterpre­tar la ley de DNU para hacer eso?

- El Congreso es el máximo órgano para darle interpreta­ción a la ley que aprobó, que se hizo pensando en un tipo de DNU, que nada tiene que ver con este de 300 artículos.

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