Clarín

“Evitar el fracaso genera una sociedad de gente frustrada”

- Daniela Pasik Especial para Clarín

¿Cuál es tu opinión sobre el fracaso?

Nos dicen que el fracaso es malo y que tenemos que evitarlo a toda costa. Creo que eso hace que crezcamos con miedo a no tener éxito. Entonces se va generando que no nos guste hablar de las cosas que no nos salen como esperamos. El fracaso se hace tabú.

¿De donde viene el temor a no tener éxito?

Tiene mucho que ver con cómo nos educan. Desde chicos nos dicen que tenemos que triunfar en todo. Hay que ser alumnos ejemplares, sobresalir en un deporte, tocar un instrument­o o hacer alguna actividad artística, llevarnos bien con cada compañero. A eso se le suma algo más de época actual, que es el tema de las redes sociales, que son una gran farsa repleta de fotos de comida riquísima, amigos fantástico­s, lugares paradisíac­os. Nadie publica las cosas que no salen bien. Entonces hay una sensación como de que a todo el mundo le va bien menos vos.

¿Es algo de la modernidad, entonces?

Nos educan en el modelo del éxito desde hace varias generacion­es. Es un tema social, pero ahora está mucho más expuesto por las redes sociales. Los medios también colaboran con ese estigma. Ves notas tipo “emprendedo­r que arrancó con 100 dólares y ganó 100 mil millones”. Resulta que todos son Marck Zuckerberg. No habla la gente que puede contar “arranqué un proyecto y me fue para el traste”. La imagen que nos venden, la que vendemos y la que nos enseñaron, es siempre la misma. Nadie quiere compartir sus fracasos, sus errores, sus fallas. Ahí empieza a trabajar el bocho. Pensamos que, si nos va mal, tenemos un problema. Y no es así.

¿Hay que fracasar?

Evitar el fracaso genera una sociedad de gente frustrada. En un momento hicimos que Messi renuncie a la selección porque había jugado cuatro finales sin ganar. Decíamos que era un fracasado. Pero en realidad le tocó perder cuatro veces para después ganar el Mundial, y la Copa América, y ahora es un genio, nadie lo cuestiona. Pero mientras eso estaba en proceso, en la parte de la mala, muchos decían que nunca iba a ganar nada. Bueno, al final ganó. Si siempre buscás la perfección, muy probableme­nte te termines frustrando. Me da vueltas también la frase de Duhalde, cuando dijo que la Argentina estaba condenada al éxito. Nada que ver. Hace décadas que venimos golpeándon­os contra la pared. Hay que tener expectativ­as más moderadas.

¿La intoleranc­ia al fracaso está más presente en las nuevas generacion­es?

Se habla de esta generación de cristal, pero eso tiene un origen en la crianza. Muchos padres van todo el tiempo atrás de los hijos y no dejan que los chicos hagan nada porque se van a lastimar, porque cuidado. Y aunque piensan que les están haciendo bien, en realidad los están privando de tener experienci­as, de golpearse y aprender. Así como aprendimos nosotros, que te caías de la bici y estaba bien, medio que ibas aprendiend­o a los golpes. Hoy, muchos niños están en una burbuja, no tienen ninguna experienci­a negativa, y cuando llegan a los 20 años se dan cuenta de que el mundo no es como le habían pintado, que la mamá no va a estar ahí cuando vaya a una entrevista de laburo y le digan que no cumple los requisitos para el puesto o cuando tenga su primer desencuent­ro amoroso.

¿La Generación X y Millennial­s criamos mal a nuestros hijos, entonces?

No. La Generación Z, que son pibes que muchas veces tienen ansiedad, creen que no pueden, y se les endilga ser “de cristal”, también tienen una cualidad interesant­e: aprenden muy rápido. Además, quieren tener independen­cia y tomar decisiones. Son dos ángulos que en un punto se contrapone­n. Lo veo en el mundo del trabajo. Los veinteañer­os están entrando con muchísima fuerza. Quieren todo rápido, es cierto, pero creo que también lo capitaliza­n.

¿Cuál es el motivo por el que terminamos socialment­e en este paradigma de la educación para el éxito?

No hay un motivo oculto, porque no creo que nadie se beneficie. Al contrario. Es un círculo vicioso en donde siempre queremos lo que nos falta y nos la pasamos tratando de alcanzar algo más. El fracaso y el éxito son dos nociones absolutame­nte subjetivas y lo que es fracaso para mí, puede no serlo para vos. Y viceversa. Eso es lo primero que tenemos que aprender. Los medios y las redes hacen que te estés rigiendo por lo externo. Pero éxito y fracaso son temas tuyos. Si querés llegar a un lugar y lo hacés, no importa lo que pase afuera. Sos exitoso, ya está.

¿Hay un espejo en la sociedad con respecto a esto?

Creo que sí, se traslada. Todo está interconec­tado, nada es casualidad. Otro concepto para tener en cuenta es el de los procesos. Nos cuesta mucho verlos y terminamos enfocándon­os sólo en los resultados. Eso tiene que ver un poco con nuestra historia en Argentina, en donde cada cinco o siete años hay una crisis. Entonces es muy difícil construir o ver el largo plazo, porque todo el tiempo los mensajes son “guarda porque se viene la próxima, cubrite, agarrate”.

Este paradigma éxito versus fracaso, ¿tiene que ver la elección del nuevo gobierno y la coyuntura política actual del país?

Creo que tiene que ver con que, como sociedad, tenemos un rasgo muy adolescent­e: blanco o todo negro, todo o nada. Desde un lado de la grieta el otro falla siempre y viceversa. No es así. Estoy seguro de que Cristina hizo un montón de cosas muy bien y Macri también. Con sus luces y sombras. Todavía creemos en ese destino de grandeza que ya va a llegar, aunque hace años que no estamos ahí.

¿Y eso es lo que nos trajo al escenario actual?

El todo o nada se refuerza. Dicen que no hay más grieta, pero el tema está más ardiente que nunca.

¿Cómo salimos de ahí?

Polarizamo­s demasiado y tenemos que entender que el que está del otro lado no es el enemigo, sólo tiene ideas diferentes. Hay que poder conversar. Si nos enfocamos en los puntos en común, la vamos a pasar mucho mejor que si solo vemos lo que nos separa. Y es importante tener en cuenta que está bien que nos separen cosas. No podés estar de acuerdo con 46 millones de personas. Es imposible. No es sano. Una frase que viene del mundo corporativ­o, en donde trabajé muchos años, que aplica para esto: si todos pensamos igual quiere decir que nadie está pensando. La diversidad nos enriquece, nos impulsa y eleva. La vida es más en el gris que en el blanco o el negro. ■

En la Argentina, cada cinco o siete años hay crisis. Entonces es difícil ver o contruir a largo plazo.

 ?? ?? Criterio.“Hace décadas que venimos golpeándon­os contra la pared. Hay que tener expectativ­as más moderadas”, dice Schuster..
Criterio.“Hace décadas que venimos golpeándon­os contra la pared. Hay que tener expectativ­as más moderadas”, dice Schuster..

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina